El problema de las adicciones especialmente en niños, adolescentes y jóvenes es un toque de alerta para el gobierno, que a través de los ministerios de Salud y de la Niñez y de otros entes decidieron llevar adelante el plan de acción “Sumar”. Con ello se busca enfrentar al flagelo que tanto daño viene causando a las familias paraguayas. De acuerdo con los datos, la Policía Nacional tiene cuantificados unos 90.000 jóvenes adictos a algún tipo de droga, de los cuales el 80% aproximadamente cometió algún tipo de delito menor conocido como bagatelario.
Precisamente, en el marco de ese plan los ministros María Teresa Barán, de Salud y Walter Gutiérrez, de Niñez y Adolescencia, visitaron hoy miércoles el Centro de Convivencia Pedagógica Ñemity, de San Lorenzo, con el objetivo de coordinar acciones conjuntas, en el Eje 2 de rehabilitación.
Realizaron un recorrido por las instalaciones del Centro Ñemity, ubicado en un terreno de 23 hectáreas en San Lorenzo, y proyectaron acciones de trabajo en conjunto para reactivar la capacidad completa del Centro, ya que cuenta con la infraestructura necesaria para la rehabilitación de niñas, niños y adolescentes y reciban una atención integral.
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Ambos ministros destacaron la instrucción del presidente de la República, Santiago Peña, de trabajar de manera conjunta para llevar adelante los planes que beneficien a la población, en este caso el Plan de Acción Sumar, que está enfocado en la rehabilitación y reinserción de personas afectadas por adicciones.
El recorrido también incluyó el Centro de Formación Profesional Buenos Vecinos, ubicado en el mismo predio antes mencionado, donde anteriormente los jóvenes tomaban cursos para oficios como peluquería, electricidad, costura, entre otros, lo que quedó suspendido luego de la pandemia COVID-19.
El Centro de Convivencia Pedagógica “Ñemity”, dependiente del Ministerio de la Niñez y Adolescencia, es un dispositivo de protección de modalidad residencial de larga estadía, creado para niños, niñas y adolescentes en situación de calle y/o adicción a sustancias. En el mismo se restituyen sus derechos básicos como techo, alimentación, educación y vestimenta, además realizan un proceso de deshabituación a la vida de calle, con un plan de vida niño por niño, talleres de oficios y laborterapia en una huerta orgánica y cría de animales de corral, así como instrumentos musicales.
Cuenta con cinco casas individuales (tipo familiar), cada una cuenta con un living comedor, cocina totalmente equipada, baños, dos dormitorios para niños y adolescentes y un cuarto para el educador o educadora, la capacidad de cada casa es de 10 niños; además cuenta con canchas de fútbol, gimnasio, sala de música, polideportivo, biblioteca, huerta y oficinas.