La ruta distrital 72, más conocida como Toledo Cañada, es un camino sumamente transitado, pues conecta la exruta 1, —ahora ruta distrital 27, que va desde Fernando de la Mora hasta Itá, en el departamento Central)— con ruta 2. Pero este importante camino está en deplorable estado, completamente abandonado y los pobladores urge la reparación, por lo que solicitaron tanto a la gobernación del Departamento Central, así como a la Municipalidad de J. A Saldívar y Capiatá para que puedan repararlo.

En numerosos tramos está plagado de arena que forman “dunas” sobre el asfalto, mientras que en otros tramos no se puede transitar por los baches que son grandes y profundos, volviéndose un verdadero peligro para los automovilistas que realizan maniobras para intentar esquivar los pozos. El camino es muy transitado, lo usan buses de diversas líneas, camiones con cargas que van hacia los puertos de Villeta y también automovilistas. En la zona hay muchas urbanizaciones nuevas y también numerosas huertas.

La vía fue pavimentada en hace más de 10 años y nunca volvió a ser recapada, por lo que actualmente está completamente agrietada en gran parte, y en otros tramos completamente intransitables debido a grandes y peligrosos baches, mientras que en otros tramos se forman verdaderas dunas sobre el asfalto por la gran cantidad de arena que se junta tras cada lluvia.

El tramo más deteriorado está en territorio del municipio de J. A Saldívar, donde frente mismo a la comuna se observan numerosos pozos en el asfalto, y a pocos 100 metros, hay un tramo completamente intransitable. “Acá nomás la municipalidad, pero parece que el intendente no ve”, dijo don Justino, uno de los pobladores de la zona.

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Créditos: Carolina Vanni

Créditos: Carolina Vanni

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Otro problema que tiene la ruta Toledo Cañada es que no tiene veredas para que los peatones puedan transitar seguros, por lo que se ven obligados a caminar por la calzada, poniendo en peligro sus vidas. En algunos lugares, no se hicieron las veredas porque hay desnivel, mientras que en otros tramos el problema es la ocupación de estos espacios no solo por casillas improvisadas, sino por verdaderas construcciones.

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