Este miércoles, hicieron el lanzamiento oficial del operativo antidengue y fiebre amarilla que busca prevenir estas enfermedades. Durante la final de la Copa Sudamericana, que será el 23 de noviembre, realizarán control de tarjetas de vacunaciones y tendrán disponibles dosis contra la fiebre amarilla para los compatriotas que desean viajar.

Según el doctor Hugo Luis Cousirat, director del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), sigue muy vigente la exigencia de las dosis contra la fiebre amarilla tanto para ingresar como para salir del país. Instó a los turistas a venir munidos de sus carnet de vacunaciones y porque estarán controlando en los puntos de ingresos al Paraguay.

“Vamos a aplicar fuertes controles a los turistas provenientes de Brasil, Colombia, Perú y Bolivia, es muy importante que vengan vacunados. Se realizarán los controles en los puntos de ingresos terrestres y aéreos”, detalló Cousirat, en entrevista con el programa “Dos en la Ciudad” de canal Gen y Universo 970/Nación Media.

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Recordó que una dosis es suficiente y que protege de por vida contra la fiebre amarilla. “Las persona que no tienen antecedentes de estar vacunados deben hacerlo por lo menos dos semanas antes de viajar. Es muy importante tener en cuenta que existe brote de la enfermedad en algunos países de la región”, detalló.

Agregó que también se recibirán a viajeros en cuyos países hay brotes de dengue y que los centros asistenciales estarán abiertos para recibir a turistas con síntomas. “Podemos tener el ingreso de algún cerotipo que no esté circulando en Paraguay. Es muy importante que ante los síntomas de dengue realicen una consulta temprana. En Brasil y Colombia hay circulación de dengue, tenemos que estar en alerta”, apuntó.

Explicó que los controles se realizan a diario y que la Copa Sudamericana será un atractivo para los turistas. “Al ser un evento tan importante vamos a tener un despliegue especial del servicio de salud y profesionales. Todos los hospitales de Asunción y Central estarán en alerta”, puntualizó.

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Este lunes, desde el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) recordaron que para poder vacacionar en Brasil, Colombia, Bolivia, Perú y otros, durante el verano se debe contar con el certificado de vacunación contra la fiebre amarilla. Este documento es obligatorio para ingresar a los países de la región.

Según el doctor Luis Cousirat, director del programa, las personas que tengan planeado viajar en vacaciones de verano deben tener el certificado de vacunación y en caso de no contar deben aplicarse la dosis correspondiente. Recordaron que se trata de una dosis única y que es de suma importancia contar con el documento.

“Las personas que planean viajar y que no encuentran su carnet de vacunación deben crear su identidad electrónica, porque mediante este portal del Gobierno uno puede recuperar su carnet de vacunación”, detalló en entrevista con “Dos en la Ciudad” de canal Gen y Universo 970/Nación Media.

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Explicó que se puede presentar el certificado de vacunación en formato electrónico. “El digital tiene la misma validez que el impreso, porque cuenta con QR, código de barras y todos los mecanismos de seguridad. Esto le permite a la población evitar las largas filas en los vacunatorios”, puntualizó.

Afirmó que los países que exigen son: Brasil, Colombia, Bolivia, Perú y otros países. “Las personas que planean viajar a unos de los países citados deben tener en cuenta esta recomendación, que es una exigencia del reglamento sanitario internacional”, refirió el profesional.

Indicó que se trata de una dosis que tiene una protección de por vida e instó a las personas que aún no tienen acudir a tiempo a los vacunatorios para evitar aglomeraciones. “Los ciudadanos que no figuran en el certificado electrónico y no tienen el documento en físico, van a tener que vacunarse. Se aplica a partir del 1 año de vida hasta los 59 años, se deben vacunar 15 días antes del viaje”, manifestó.

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Texto y fotos: David Sánchez, desde Puerto Escondido (México). X: @tegustamuchoelc (*).

En el corazón de Playa Bacocho, Hugo Ibáñez, jefe de campamento de la conservación de Vivemar, lidera una misión vital para proteger a las tortugas marinas. Con una pasión palpable, Ibáñez y su equipo se dedican a reubicar los nidos de tortugas para asegurar que las crías nazcan en condiciones óptimas y sean liberadas sanas en el océano.

“Las tortugas vienen y buscan hacer el nido en cualquier punto de la playa”, explica Ibáñez. La playa se divide en tres zonas: A, B y C. La zona B, que es el área central de la playa, es la preferida por las tortugas. Allí, el campamento ha instalado incubadoras para proteger los huevos de las olas y la maleza, que pueden dañar los embriones.

La temporada alta de anidación va de agosto a marzo. Durante este periodo, las temperaturas frescas son ideales para la incubación. “Después de marzo, la temperatura aumenta y las tortugas lo saben, por eso disminuyen su visita a la playa”, comenta Ibáñez. “En una noche buena podemos colectar hasta 29 nidos”.

Cada nido contiene aproximadamente 100 huevos, y en Playa Bacocho se pueden ver cuatro especies de tortugas: la golfina, la verde, el laúd y la de Carey. La tortuga golfina es la más común y la especie que se liberó el día de la entrevista.

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Ibáñez, oriundo de la región, recuerda cómo en su juventud los huevos y la carne de tortuga eran consumidos habitualmente. “Las bodas y los 15 años se celebraban con carne de tortuga”, recuerda. En los años 60, la comercialización de productos derivados de tortugas se legalizó, lo que llevó a una explotación masiva. “En una temporada se podían picar entre 400.000 y 500.000 tortugas en esta zona”.

Esta explotación descontrolada llevó a una drástica reducción de las poblaciones de tortugas, y en los años 90 se estableció una veda total. A partir de entonces, surgieron los campamentos tortugueros, apoyados inicialmente por el gobierno, para proteger a las tortugas y generar empleo para las comunidades afectadas por la prohibición.

La conservación en Playa Bacocho no sería posible sin la participación de voluntarios. “Cualquier persona que tenga la voluntad de hacerlo puede unirse”, dice Ibáñez. “Nosotros trabajamos los 365 días del año.” A diferencia de otros campamentos que operan solo en temporada, ellos no dejan de trabajar ni un solo día.

La financiación gubernamental ha disminuido con los años, obligando a la organización a buscar alternativas sostenibles. Desde 2015, han implementado el ecoturismo sustentable como una fuente de ingresos, cumpliendo estrictamente con las normativas para proteger a las tortugas.

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Cada voluntario y visitante recibe una charla ambiental obligatoria para aprender cómo interactuar adecuadamente con las tortugas. “Usamos jicaritas (cazos de madera) para no tocarlas directamente”, explica Ibáñez. Esta práctica ayuda a minimizar el impacto humano en las tortugas recién nacidas.

El campamento también registra meticulosamente cada nido, desde su reubicación hasta el nacimiento de las crías. “Si un nido no nace, investigamos la causa para aprender y mejorar”, añade.

La comunidad local juega un papel crucial en este esfuerzo. “Nuestra organización ha propuesto muchas buenas prácticas ambientales”, comenta Ibáñez con orgullo. Su objetivo es garantizar que las futuras generaciones de tortugas marinas tengan un hábitat seguro y saludable en Playa Bacocho.

Con una afluencia de hasta 300 visitantes diarios durante la temporada alta, el trabajo en el campamento es intenso, pero gratificante. La liberación de las tortugas es un evento que atrae tanto a turistas como a locales, todos unidos por un objetivo común: la conservación de estas majestuosas criaturas.

El trabajo de conservación en Playa Bacocho es un ejemplo inspirador de cómo la comunidad y los voluntarios pueden unirse para proteger la biodiversidad.

* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.

Texto y fotos: David Sánchez, desde San José del Pacífico (México). X: @tegustamuchoelc (*).

En las serenas montañas de Oaxaca, México, se encuentra San José del Pacífico, un pueblo envuelto en niebla y misticismo. Este lugar es conocido no solo por su belleza natural y actividades al aire libre, sino también por una práctica ancestral que ha capturado la atención de visitantes de todo el mundo: el uso de hongos alucinógenos. Hoy, exploramos esta fascinante tradición de la mano de Omar Pinacho Ramírez, conocido como Don Omar, fundador de la empresa El Duende Viajero.

San José del Pacífico es un destino que ofrece mucho más que una experiencia psicodélica. Este pequeño pueblo, situado a una altitud de 2,500 metros, es un paraíso para los amantes de la naturaleza y la aventura. Los visitantes pueden disfrutar de actividades como tirolesas, saltos en péndulo, puentes colgantes y columpios gigantes que ofrecen vistas impresionantes de los valles y montañas circundantes. Además, el clima fresco y la abundancia de bosques hacen de este lugar un refugio perfecto para desconectar de la vida urbana y reconectar con la naturaleza.

Omar Pinacho Ramírez, más conocido como Don Omar, es un guía local que ha dedicado su vida a compartir las maravillas de San José del Pacífico con el mundo. Fundó El Duende Viajero hace cuatro años, inspirado por su propia experiencia con los hongos alucinógenos y la necesidad de ofrecer una salida y aventura a los visitantes.

“La idea de crear la empresa surgió de mi propia experiencia con los hongos. Sentí la necesidad de compartir esta medicina ancestral con el mundo”, comenta Omar, quien junto a su equipo de guías locales están comprometidos a proporcionar una experiencia segura y enriquecedora, combinando el conocimiento ancestral con un enfoque respetuoso y responsable hacia el uso de los hongos.

Los hongos alucinógenos, conocidos científicamente como Psilocybe mexicana, han sido utilizados durante siglos por las comunidades indígenas de México en ceremonias espirituales y de sanación. Estos hongos contienen psilocibina, un compuesto que induce experiencias psicodélicas y ha sido objeto de numerosos estudios científicos por sus potenciales beneficios terapéuticos.

Omar describe la experiencia de consumir hongos como un viaje profundo hacia el interior de uno mismo. “Al consumir los hongos, se vive un proceso único que puede incluir risas, llantos, enojos y desesperaciones. Estos son procesos propios de cada persona, y el hongo actúa como un espejo que refleja el estado interno del individuo”, explica. Los efectos de los hongos pueden variar según la dosis, el entorno y el estado mental del usuario, por lo que es crucial consumirlos con respeto y en la dosis adecuada.

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La mejor época para consumir hongos frescos en San José del Pacífico es durante la temporada de lluvias, que va de julio a octubre. Durante estos meses, los bosques se llenan de hongos, y los guías locales como Omar recolectan los ejemplares más frescos y potentes para las ceremonias. Fuera de esta temporada, los hongos deshidratados están disponibles y se pueden preparar en té, ofreciendo una experiencia similar a la de los hongos frescos.

Antes de consumir los hongos, Omar recomienda una preparación cuidadosa del cuerpo y la mente. “Es esencial consumir los hongos en ayunas o después de al menos cinco horas de la última comida. Hidratarse es fundamental. Siempre recomendamos tener una botella de agua a mano para evitar la deshidratación”, señala. Esta preparación ayuda a minimizar posibles efectos secundarios y maximiza los beneficios de la experiencia.

El Duende Viajero y el resto de empresas ofrece paseos por el bosque donde los participantes consumen los hongos y se sumergen en la naturaleza. Omar dirige actividades que él llama “arboterra”, en las que cada persona se conecta con la naturaleza para sanar y encontrar respuestas a sus propósitos personales. “Si alguien tiene un objetivo o busca sanación, los hongos trabajan en base a ese propósito. Es una experiencia profundamente personal y transformadora”, explica.

Durante estos paseos, los participantes son guiados a través de senderos serpenteantes, donde pueden observar la flora y fauna local mientras experimentan los efectos de los hongos. Las caminatas suelen incluir momentos de meditación y reflexión, permitiendo a los participantes conectarse profundamente con ellos mismos y con el entorno. Omar y su equipo están siempre presentes para ofrecer apoyo y guía, asegurando que cada persona tenga una experiencia segura y significativa.

Los hongos alucinógenos han sido parte integral de la cultura y las prácticas espirituales de las comunidades indígenas de Oaxaca durante siglos. En la cosmovisión indígena, los hongos son considerados “niños santos” o “carne de los dioses”, y se cree que poseen la capacidad de abrir las puertas de la percepción y la conciencia. Las ceremonias tradicionales, dirigidas por chamanes o guías espirituales, utilizan los hongos para comunicarse con el mundo espiritual, buscar sanación y obtener sabiduría.

Omar destaca la importancia de respetar y honrar estas tradiciones. “Consumir hongos no es solo una actividad recreativa, es un acto de profundo respeto hacia la naturaleza y la sabiduría ancestral. Es esencial entender y apreciar el contexto cultural y espiritual en el que se utilizan los hongos”, afirma.

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En los últimos años, la psilocibina ha atraído el interés de la comunidad científica por sus potenciales beneficios terapéuticos. Estudios han demostrado que este compuesto puede ser eficaz en el tratamiento de trastornos como la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y las adicciones. La psilocibina promueve la neurogénesis, la plasticidad cerebral y puede ayudar a las personas a procesar traumas y obtener nuevas perspectivas sobre sus vidas.

Omar ha observado de primera mano los efectos positivos de los hongos en las personas que han participado en las ceremonias. “He visto a personas superar miedos, sanar heridas emocionales y encontrar un nuevo sentido de propósito y dirección en sus vidas. Los hongos tienen un potencial increíble para la sanación y el crecimiento personal”, comenta.

Antes de consumir los hongos, es esencial preparar el cuerpo y la mente para la experiencia. Omar recomienda ayunar y mantenerse bien hidratado. La experiencia puede realizarse en el bosque o en una cabaña, dependiendo de la preferencia del participante. Ambas opciones ofrecen perspectivas diferentes, pero igualmente valiosas, de la experiencia con los hongos.

Para aquellos que están considerando visitar San José del Pacífico desde lugares lejanos, Omar ofrece una invitación cálida: “El Duende Viajero los recibe con los brazos abiertos. Esta experiencia no solo es segura cuando se realiza con respeto y guía adecuada, sino que también puede ser profundamente beneficiosa para la sanación y el autoconocimiento”.

San José del Pacífico, con sus paisajes impresionantes y su rica tradición de medicina ancestral, ofrece una oportunidad única para desconectar de la vida cotidiana y embarcarse en un viaje interior con los hongos alucinógenos.

Si buscas una experiencia que combine aventura, naturaleza y un profundo viaje interior, San José del Pacífico te espera. Ven y descubre los secretos de los hongos en este rincón mágico de México.

* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.