Por Robert Bourgoing, enviado especial de Nación Media
La víspera de la festividad de la Virgen de Caacupé se vive con gran emoción y fervor, con miles de peregrinos que van llegando a la Villa Serrana, ya sea para pagar sus promesas y agradecer algún favor recibido o para elevar algún pedido al cielo.
En la víspera solemne celebrada esta mañana, cientos de personas se congregaron en la explanada de la Basílica de Caacupé para participar de la misa celebrada por el monseñor Juan Bautista Gavilán, obispo de la Diócesis de Coronel Oviedo.
Las inclemencias del tiempo y la pertinaz lluvia que se vino casi al cierre de la celebración eucarística no fueron motivo para que los peregrinos permanezcan firmes en sus lugares, a la espera de tener una oportunidad de acercarse junto a la Virgencita de Caacupé.
La devoción y enorme cariño de los católicos paraguayos nuevamente se hizo sentir en esta jornada, con personas que venían desde diferentes puntos del país para pagar alguna promesa o, en todo caso, hacer algún pedido a la madre de Jesús.
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Uno de los que llegó hasta la Villa Serrana para expresar su agradecimiento fue Diosnel Sanabria, quien con un grupo de ciclistas realizó una extensa peregrinación desde la localidad de Pastoreo, departamento de Caaguazú. “Cada uno tenemos una promesa que cumplir, cada año venimos”, afirmó.
Una situación similar es la que le tocó a Omar Frutos, quien forma parte de una caravana que realizó un recorrido durante 7 días desde la zona de Ciudad del Este, Alto Paraná, culminando su periplo esta mañana cuando finalmente pudieron acercarse junto al altar de la Virgen de Caacupé para rendirle un homenaje.
El mismo contó que años atrás sufrió un problema del corazón y que, por intercesión de la Madre Santísima, logró recuperarse, siendo este el principal motivo por el que decidió venir peregrinando desde tan lejos, llevando a cuestas junto con sus compañeros la imagen de Tupasy Caacupé.
Testimonios en los que se mezclan la fe, la devoción y los milagros son bastantes. Es el caso de Carlos Jara, oriundo de la ciudad de Iturbe, departamento de Guairá. El mismo llegó acompañado por su esposa y sus dos hijas, quienes años atrás atravesaron complicaciones de salud (una nació prematura y la otra tuvo dificultades en uno de sus riñones) pero lograron superar la adversidad tras encomendarse a la Virgen María.
Estas son solo algunas de las vivencias que cobran un destaque especial en esta festividad tan importante para la feligresía católica, siendo Caacupé el punto neurálgico en el que convergen los devotos cada 8 de diciembre.
A horas de celebrarse la fiesta central, va aumentando la expectativa en inmediaciones de la Basílica, que una vez más será testigo del fervor de las masas al recibir a miles de peregrinos que van sumándose conforme cae la tarde. Este será otro año más en que la Virgen de los Milagros de Caacupé extenderá su manto para acoger a sus hijos e hijas que acuden con fe a su encuentro.
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