Durante un control de rutina los agentes de la Coordinación Operativa de Investigación Aduanera (COIA) detuvieron un vehículo en el distrito de Los Cedrales, departamento de Alto Paraná, que estaba al mando de Hugo Javier Villaverde.
En el interior de la camioneta marca Toyota modelo Hiace se transportaba un tanque con 1.000 litros de combustible y cinco tambores de 200 litros, totalizando 2.000 litros de carburante, que no contaban con documentos que avalen su ingreso legal al país, motivo por el cual la carga fue incautada.
El combustible decomisado fue derivado al depósito de la Aduana del Puente de la Amistad para los trámites de rigor, mientras que la persona al mando del vehículo quedó a disposición del Ministerio Público para continuar con las averiguaciones pertinentes del caso y saber si el mismo trabaja para terceros y a a dónde se dirigía esta carga.
El tráfico y la venta ilegal de combustible se ha vuelto una problemática bastante importante para el país, especialmente en ciudades fronterizas donde la compra y la venta son más notorias, ya que no solamente afectan a los emblemas legales y se vuelven una competencia desleal ante los consumidores diarios, sino que también el comprador se arriesga a adquirir un producto sin contar con las garantías y calidades necesarias.
Otras de las aristas de este problema es la seguridad, ya que se debe tener en cuenta que el combustible es altamente inflamable y ya ha ocasionado en los últimos meses varios siniestros en diferentes puntos del país, y esto puede agravarse, puesto que según el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay uno de los momentos más peligrosos de las ventas irregulares de combustible se da cuando se están cargando los bidones en la calle directo al tanque de combustible, momento en el cual se pueden dar chispas y generar explosiones.