Por Sara Valenzuela.

La donación de órganos le da una segunda oportunidad a personas con enfermedades graves o condiciones limitantes para que puedan volver a vivir de manera plena, y este avance médico solo es posible con la inversión de manera creciente y sin pausa en la capacitación de recursos humanos e infraestructura médica adecuada en todo el país.

En conversación con La Nación/Nación Media, el doctor Gustavo Melgarejo, director del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), destacó las múltiples complejidades con las que se debe enfrentar en la actualidad este sector del sistema sanitario, porque el trasplante de órganos es un ámbito clave, pero también con necesidades largamente postergadas como la expansión de más hospitales de referencia para la ablación.

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Melgarejo indicó que en la actualidad a nivel país se cuentan solo con cinco hospitales con las condiciones idóneas para realizar un procedimiento de trasplante de órganos, tres para adultos y dos pediátricos, hecho que hace complejo el trabajo y que una de las sugerencias desde el instituto es sumar a esta lista al Hospital Regional de Luque, ya que cuenta con una gran cantidad de recursos humanos y solo se deberían hacer algunos ajustes a nivel estructural.

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“Para un programa de trasplante sí o sí deben existir ciertas condiciones, sobre todo para evitar temas como infecciones, además de contar con una zona de internaciones específica. El programa de trasplante es un programa de calidad, cuanto más hospitales con capacidad para realizar trasplantes tengamos vamos a tener un mejor nivel de sistema sanitario indiscutiblemente”, remarcó Melgarejo a La Nación.

Por otro lado, detalló que actualmente en la lista de espera existen 270 personas. Encabezan la lista aquellas que esperan un trasplante de córneas, le siguen aquellos pacientes a la espera de un riñón, el tercer lugar lo ocupa aquellos receptores de hígado y por último corazón. Así también, en cuanto a volúmenes de donación se ven más donaciones de córneas y riñones, destacando que en gran medida depende de la salud y de la buena conservación de los órganos a la hora de ser donados para que los mismos puedan ser aprobados para su trasplante.

Las condiciones de las personas donadoras son las que más influyen, eso es algo importante que se tiene que saber, si es un paciente joven, sano y su principal daño está en la zona de la cabeza como un trauma de cráneo, por ejemplo, y en esos casos la potencialidad de órganos es mayor, eso se evalúa nuevamente siempre protegiendo al receptor”, comentó el doctor Melgarejo a LN.

Proceso y evaluación

En cuanto al proceso de donación, el mismo expresó a La Nación que se realiza con la mayor responsabilidad y criterio posible, ya que se encuentra en juego la vida del receptor del órgano a ser donado, así como la imagen del equipo médico que realiza el procedimiento y todo el sistema sanitario en sí, puesto que la buena imagen en estos casos es crucial para mantener la confianza para con la ciudadanía.

“La donación de trasplante no perjudica a absolutamente nadie, al contrario, es uno de los mejores aspectos de la sociedad en el cual se demuestra el amor, la fraternidad, la solidaridad y donde nadie sale perjudicado, ni la familia que dona y menos todavía la persona que recibe el órgano”, subrayó Melgarejo.

El director del INAT acotó que cuando se da aviso de que existe un posible donante, lo primero que se hace es que el coordinador del instituto vaya hasta el hospital e inmediatamente haga una evaluación a detalle del donante para conocer en líneas generales en qué condición se encuentra y cuáles pueden ser los tejidos u órganos que pueden ser donados, de ahí se procede a la notificación a quién en ese caso recibiría el trasplante.

Gustavo Melgarejo (foto), titular del INAT, se refirió al caso del pastor Emilio Abreu, quien requiere de una cirugía de trasplante de médula ósea.FOTO:ARCHIVO

Es en ese momento en que la familia del donador es notificada del procedimiento a ser llevado a cabo y se le explica cómo los médicos procederán, en especial aclarando que el cuerpo no sufrirá ningún tipo de corte o quedará algún tipo de rastro visible a raíz de la donación, ya que la ablación debe llevarse a cabo con el mayor de los cuidados y las mejores condiciones, puesto que esta parte del cuerpo del donador debe ser recepcionada por una persona en una situación de salud ya bastante vulnerable.

“A veces no es tan fácil, porque son noches y madrugadas enteras, y requerís de un equipo humano capacitado que realice estos procedimientos, por eso es que cada vez necesitamos a más personas capacitadas, con perfiles de intensivistas o emergenciólogos que puedan realizar este deber e ir viendo cómo vencer las carencias que se puedan ir dando de equipos en los hospitales o con los familiares, entre otras”, remarcó el doctor Melgarejo.

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