El cardenal y arzobispo metropolitano de la Asunción, Adalberto Martínez, presidió este martes la misa de apertura de la 64 asamblea de la Conferencia de Religiosos del Paraguay (Conferpar). En su homilía dijo que al optar por la vida religiosa no solo implica despojarse de lo material o de las fortunas sino se trata de seguir al Señor.

“Coincidente con la fiesta de San Benito Abad, se inicia la 64 Semana Nacional de la Conferpar, el encuentro anual de la Vida Consagrada en el Paraguay. Con esta celebración eucarística queremos alabar y bendecir a Dios por su gran amor al regalar a su Iglesia el don de los diversos carismas que animan a las familias y comunidades de religiosas y religiosos al servicio del Reino de Dios en las fronteras geográficas y existenciales de nuestro país”, expresó.

Recordó el pasaje del evangelio de San Mateo que “nos ofrece la clave”, para entender la razón por la que tantas mujeres y varones hayan sido llamados a dejar todo para seguir al Señor a lo largo del tiempo. “Pedro y Andrés han dejado las redes para seguir a Jesús ante la primera voz de su llamada. Puede ser que en la actualidad muchos siguen pensando de esa manera, teniendo en cuenta que muchos de nosotros, probablemente la mayoría, pertenecemos a familias de origen humilde, sin muchos bienes materiales, como Pedro y Andrés”, indicó.

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El prelado afirmó que cuando se trata de seguir al Señor, dejarlo todo implica sobre toda la adhesión del corazón a su llamada más que solamente la decisión de despojarse de bienes materiales o fortunas. “Este modo de pensar que algunos tienen sobre las personas de vida consagrada nos invita a revisar nuestras motivaciones y el espíritu que anima nuestra vocación religiosa”, significó.

Al hacer una valoración del significado de la vida consagrada al Señor, el celebrante destacó que Pedro y Andrés han dejado mucho, puesto que el uno y el otro han abandonado el deseo de poseer. “Ellos han abandonado mucho, puesto que han renunciado a sus bienes y también han renunciado a sus codicias. Siguiendo al Señor, ellos han renunciado a todo lo que habrían podido desear si no le hubieran seguido”, puntualizó.

Por último en su mensaje a los religiosos, el cardenal invitó “a repensar cada día en las relaciones personales, en esta escuela de vida y ciencia”. Instó a evitar “apropiarnos” del cariño de los demás o utilizarlo para nuestra propia satisfacción y a “renunciar al consumismo injustificado, amar el carisma diferente como el mío propio, es tarea de cada día, arduo y nada fácil el discernimiento de su voluntad”.

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