En los últimos meses, trascendió en la prensa argentina la detención de ciudadanos paraguayos con cargas ilegales de ketamina, un potente anestésico de uso médico y veterinario, en especial en caballos, que está siendo empleado como droga de consumo social por sus propiedades alucinógenas.
En abril de este año, la Aduana argentina “decomisó un cargamento récord de ketamina en la zona de la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay), donde detuvieron un camión con más de 60 litros de la droga escondida en bidones”, publicaba el medio Clarín.
El chofer, de nacionalidad paraguaya, quedó detenido y podría enfrentar una pena de hasta 16 años de prisión. Se supo que el cargamento iba rumbo a Uruguay y que su valor rondaba los 622.500 dólares, es decir, 10.375 dólares el litro y al cambio de guaraníes, 76.256.250.
Este domingo, cayeron otros dos paraguayos en Formosa, frontera con Paraguay, cuando intentaron ingresar al territorio nacional con 75 kilos de ketamina ocultos en cisternas de un camión. En el mercado ilícito, esta droga puede presentarse en forma de líquido incoloro, polvo blanco (cristales blancos), comprimidos o cápsulas.
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En estudios con voluntarios sanos, se reveló que la ketamina induce síntomas similares a los de la esquizofrenia, con alteraciones de la percepción, reducción del rendimiento cognitivo, estados disociativos, dificultad para recordar palabras y disminución de la memoria inmediata.
Por ello, es considerada una droga muy potente y peligrosa, que en dosis altas puede provocar no solamente la pérdida de conocimiento, coma, derrames cerebrales, asfixia, sino hasta paro cardíaco y muerte.
A nivel local
En Paraguay, la ketamina está en la lista de sustancias psicoactivas de control nacional, por lo que su manejo y comercialización debe hacerse bajo fiscalización. En junio del año pasado, desde la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) se confirmaba el uso de la ketamina mezclada con MDMA (usualmente conocida como éxtasis) y aclaraba que si bien no eran drogas nuevas, si lo era su comercialización.
Ya en aquella oportunidad llamó la atención el consumo de esta sustancia a nivel local, cuyos efectos en el organismo pueden durar de 15 minutos a 3 horas, pero cuya recuperación total se ve recién uno o dos días después.