Desde hace meses don Santiago Aguadé -más conocido como el “rompeautos”- entra en conflicto con los automovilistas que estacionan en la calle frente a su vivienda, cuyos vehículos terminaban con los faros o vidrios rotos, con rayones o abolladuras. El Ministerio Público emitió la orden de exclusión del hogar tras la denuncia por violencia familiar y se mudó a la casa de un familiar.
Esta persona se declaró propietaria de esa parte de la vía pública y con esa justificación, cuando alguien se estacionaba en la zona, tomaba una varilla de hierro y rompía todo lo que podía de los vehículos. El sábado pasado la Fiscalía recibió una denuncia contra don Santiago, pero esta vez fue por parte de su pareja que lo denunció por violencia doméstica.
Afirmó que una vez dada la orden de exclusión por la Fiscalía acudieron hasta la residencia familiar ubicada en el barrio Las Lomas de Asunción y la hicieron efectiva. “El no opuso resistencia a su traslado, pero tampoco aceptó. En todo momento indicó que estaba mal el procedimiento. Teníamos orden de uso de la fuerza si fuera necesario para el cumplimiento”, explicó el comisario Isidro Gamarra, subjefe de la Comisaría 10.ª Metropolitana, en entrevista con NPY.
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Resaltó que la denuncia fue realizada ante el Ministerio Público por la pareja de Aguadé, la cual indicó que el hombre tiene problemas psiquiátricos. “La mujer demostró que este cuenta con diagnósticos de dos psiquiatras de que este tiene cuadros de psicosis. Estos profesionales le indicaron internación y medicación, pero se negó rotundamente”, puntualizó.
Explicó que ante la negativa del hombre comenzaron los problemas con su pareja y que incluso este se tornó bastante violento, por esta razón la mujer decidió denunciarlo. “Al no querer acatar la orden de los médicos comenzaron los problemas en el entorno familiar y todo el tiempo indica que está sano mentalmente”, detalló.
De esta forma don Santiago, el “rompeautos”, fue sacado de su vivienda a la que no podrá acercarse por al menos 500 metros. El hombre fue sacado por los agentes policiales y de momento se fue a vivir en la casa de su hermana, que queda a unos 1.500 metros de la residencia.
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