En la tarde de este martes una noticia conmocionó al país, un alumno enfurecido se levantó de su lugar y apuñaló a la directora de la institución. Hoy este aterrador episodio enluta al Paraguay, sin embargo, hace meses las amenazas con armas blancas o de fuego por parte de menores de edad son una realidad constante en torno a espacios educativos.

Ante estos últimos casos de atentados es imprescindible preguntarse las razones por las que un joven de tan solo 16 años asiste a las clases como un día cualquiera, pero llevando un arma blanca que ha adquirido con total impunidad para arrebatar la vida a otra persona. “Ya no quiero saber más de la vida”, fueron las palabras del alumno del Colegio Nacional San Gervasio, de Colonia Independencia, departamento de Guairá, antes de atacar a la profesional identificada como Sofía Rodríguez (44), según las declaraciones.

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El joven se destacaba en la institución como un alumno ejemplar y era uno de los mejores en cuanto a conducta. “Algunos recurren a este tipo de hechos como medio para canalizar su enojo o sus problemas. Otros desencadenantes, como el abuso físico o psicológico, el abandono familiar, el bullying escolar, el historial criminal familiar o el acceso a armas. Por lo general hay signos de sufrimiento en el agresor que, si se ignoran, pueden allanar el camino hacia un acto extremo de violencia”, señaló la psicóloga Laura Cáceres en conversación con La Nación/Nación Media.

Es indispensable que haya programas de supervisión psicológica del alumnado, señaló la psicóloga Laura Cáceres. Foto: Ilustrativa

Psicopatía infantojuvenil

Después de hechos similares ocurridos en otros países, un gran número de especialistas e investigadores coincidieron en que estas personas sufren un trastorno psicopático. De hecho, estudios científicos afirman que la psicopatía infantojuvenil se presenta cuando el individuo combina ciertas características que inhiben su percepción del miedo, así como también limitan su reacción al castigo, es decir, a las consecuencias de los actos que realizan con el único fin de dañar al prójimo.

“Tienen poca empatía con sus semejantes y solamente se preocupan de sí mismos. Estas personas tienen un impedimento neuronal para procesar el miedo, la tristeza, la empatía y la agresividad. Pero, hay que aclarar que aunque la psicopatía está claramente presente en este tipo de sucesos, no todos los individuos que padecen cometen asesinatos”, profundizó.

Detener comportamientos

Cáceres también señaló que no existen causas concretas que lleven a cometer un hecho como tal, pero sí ciertos elementos que podrían considerarse “de riesgo”. Entre ellos, mencionó a una persona que sufre el trastorno de la personalidad antisocial o algún tipo de psicopatía temprana, ya que estos factores son los que, en muchos de los casos, tienen en común los niños o adolescentes que cometieron asesinatos múltiples en escuelas, según investigaciones.

“La detección de estos comportamientos potencialmente peligrosos es responsabilidad de la familia, sin embargo, es en las escuelas donde se concretan, por lo que es indispensable que haya programas de supervisión psicológica del alumnado no solo para prevenir hechos tan lamentables como esta tragedia, sino también otros igual de negativos como el bullying, la drogadicción o el suicidio, por mencionar solo algunos”, recomendó la profesional.

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