Fue un lunes 16 de mayo de 1988, hace exactamente 35 años, cuando el papa Juan Pablo II pisó tierras paraguayas por primera y única ocasión, marcando un hecho histórico para el país y la fe católica. La visita de tres días incluyó su paso por Asunción, Caacupé, Encarnación, Villarrica y Chaco, donde una multitud de feligreses se dieron cita para recibir su bendición y escuchar su mensaje de esperanza.
Cuando el reloj marcaba las 13:00 de aquel tercer lunes de mayo, el santo padre Karol Józef Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II, llegaba a Paraguay en medio de una torrencial lluvia para comenzar una breve pero esperada visita, que iniciaba con la canonización de San Roque González de Santa Cruz y de sus compañeros mártires Juan del Castillo y Alfonso Rodríguez en el campo Ñu Guasu de Luque. La primera misa celebrada por el pontífice convocó a unas 400.000 personas.
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Sus discursos durante su visita no eludieron ningún tema de aquellos tiempos, aun los más conflictivos como la dictadura de Alfredo Stroessner. Sin embargo, a pesar de sus duras críticas hacia el tirano opresor y su séquito, mantuvo una línea pastoral teológica y evangélica, y entregó mensajes de paz y esperanza al pueblo paraguayo.
“No se puede arrinconar a la Iglesia en sus templos, como no se puede arrinconar a Dios en la conciencia de los hombres”, fueron las palabras expresadas por el papa polaco ante las autoridades paraguayas, en el Palacio de Gobierno. También en un momento de su visita se dirigió a los jóvenes, a quienes pidió “construir un nuevo Paraguay”.
Un hecho que marcó a Paraguay
Una semana antes de la llegada del pontífice, Alfredo Stroessner habría intentado suspender una reunión del papa con “los constructores de la sociedad”, que incluía a sindicatos, estudiantes, campesinos y defensores de los Derechos Humanos. Por presión del Vaticano y de la sociedad, finalmente este encuentro se celebró el 18 de mayo en el Consejo Nacional de Deportes, en Asunción, bajo una multitudinaria presencia de las fuerzas de seguridad.
La visita a Paraguay de Juan Pablo II fue un hecho histórico sin precedentes, que impactó desde un contexto político y social al pueblo paraguayo. De hecho, las personas que estuvieron presentes en los diferentes encuentros religiosos, recuerdan sus discursos como un bálsamo de esperanza, para un país sumido en el miedo y la ambición de poder. Antes de que se conmemorara el primer aniversario de su llegada a nuestro país, el dictador Alfredo Stroessner fue derrocado en la noche entre el 2 y 3 de febrero de 1989.
El pontificado de Juan Pablo II fue uno de los más significativos, extensos y sobre todo crucial para la Iglesia católica. Tras su muerte, pronto se extendió el rumor de santidad, en especial entre los religiosos que comenzaron a pedir su mediación ante Dios. Fue beatificado por el papa emérito Benedicto XVI el 1 de mayo de 2011 y canonizado por el papa Francisco el 27 de abril de 2014.
Visita confirmada 13 meses antes
El periodista Miguel Noto comentó al diario La Nación que fue él quien trajo la primicia. “En abril del 1987, en Noticias El Diario nosotros publicamos en tapa que el papa Juan Pablo II visitaría Paraguay en la segunda quincena de mayo de 1988″, recordó.
Varios periodistas paraguayos fueron a cubrir la llegada del santo padre en Corrientes, Argentina, entre ellos estaba Noto, quien en un encuentro fortuito con el ministro de Educación, Carlos Ortiz Ramírez, se enteró de una importante reunión entre el nuncio apostólico y el funcionario del Estado paraguayo.
“Le dije a la gente que me quedaría y me iría de cualquier forma. Yo trabajaba en el Diario Noticias y me quedé en el Obispado de Corrientes. Era abril del ‘87. Allí cuando Ortiz Ramírez salió de la reunión nos dijo ‘el año que viene, el Papa estará por el Paraguay, en la segunda quincena de mayo’”, recordó.
Luego de ocho meses, específicamente el 8 de diciembre de 1987, durante la festividad de la virgen de Caacupé, los obispos anunciaron la visita del papa Juan Pablo II. La feligresía reunida en la capital espiritual del Paraguay recibió con júbilo la noticia y los preparativos no se hicieron esperar.