En coincidencia con la celebración de la Divina Misericordia, el obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, pidió orar por la familia y la devoción sacerdotal. Abogó también por la paz en nuestro país y en el mundo.
“En nuestro país necesitamos paz, así como el mundo necesita, para que la misericordia de Dios realice lo que resulta imposible a las solas fuerzas humanas e infunda en los corazones la valentía al diálogo y a la reconciliación”, expresó en su homilía.
Instó a no temer al diálogo y menos a la reconciliación. “En este tiempo, mientras los vientos fríos de la guerra y de la opresión todavía siguen soplando y presenciamos a menudo fenómenos de polarización, tensiones aquí y allá. Como Iglesia, nosotros estamos viviendo este proceso sinodal y sentimos la urgencia de caminar juntos”, significó.
Dijo que se debe incentivar el diálogo y la participación, así como “escuchar más al próximo”. “Tenemos que participar más en esta nuestra sociedad y tenemos que compartir. Junto con hombres y mujeres de buena voluntad queremos contribuir algo muy importante: edificar la familia paraguaya”, mencionó.
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Hijos desesperados
En este punto, el prelado insistió en la necesidad de pacificar los ánimos en el seno familiar. “La familia paraguaya nos necesita en estos momentos. Es el pedido, súplica y ruego y grito de muchos hijos desesperados”, manifestó con vehemencia.
Recordó hechos luctuosos en que en algunos casos incluso “los hijos por defender a una parte, tuvieron que matar a la otra parte”. Fue en abierta alusión al caso en que un hombre disparó y asesinó a su propio padre quien había sido acusado de violentar a su esposa postrada en cama a raíz de un accidente cerebrovascular. “Por defender a la madre le mataron al papá”, señaló.
El prelado reiteró que se debe “edificar la familia paraguaya” porque se necesita “curar sus heridas” y proyectarlas hacia un futuro mejor.
Vocación sacerdotal
Valenzuela también reflexionó sobre la vocación sacerdotal y religiosa. “En el contexto de esta Iglesia sinodal se pone a la escucha de Dios y a escuchar también al mundo”, dijo sobre el rol de los curas y monjas.
“Entre los agentes pastorales sean sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos, laicos, tienen una importancia especial los sacerdotes de nuestro país. A través de sus ministerios se hace presente la palabra de Jesús que dijo: yo soy la puerta de las ovejas, yo soy el buen pastor”, indicó.
Afirmó que el cuidado pastoral de las vocaciones es una parte fundamental en el ministerio pastoral. “Los sacerdotes acompañan a quienes están en búsqueda de la propia vocación. Y a los que ya han entregado su vida al servicio de Dios y de la comunidad”, sentenció. Valoró el campo de acción del sacerdote y destacó su fecundidad. La Iglesia universal celebra hoy, segundo domingo de Pascua, la Fiesta de la Divina Misericordia, instituida por san Juan Pablo II para recordar el inmenso perdón de Cristo.
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