El obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, instó a la honestidad y a no “tocar la cosa ajena”. Animó a los fieles a incentivar el abrazo de Pascuas y a no perder la esperanza, tal como lo había exhortado el papa Francisco.
“Debemos reflexionar sobre la honradez, la honestidad. También debemos reflexionar cómo fomentar el desarrollo, el progreso de nuestro pueblo”, afirmó Valenzuela en la homilía durante la misa en este Domingo de Pascua.
Se refirió también a las elecciones nacionales previstas para el domingo 30 de abril, en la que se elegirá a un nuevo presidente de la República y a las autoridades que conducirán el país en los próximos cinco años.
“Particularmente este año es tan importante para la historia de nuestro país por los acontecimientos trascendentales que están en puertas, las próximas elecciones generales”, destacó.
“Hacemos una mirada profunda, probablemente vamos a encontrar en este mundo que sí conviven el bien y el mal. La gracia y el pecado, la alegría y la tristeza, el egoísmo y el amor. La consolación y la desolación, la vida y la muerte”, reflexionó.
Estos conceptos siempre están en lucha “el uno con el otro”, por lo que precisó que “necesitamos de una fe enamorada como la de María Magdalena”. “Ella que corrió con todo su ser para ir a comunicar que el señor ha resucitado”, significó.
Dijo que María Magdalena tiene que estar presente en nuestra vida de cada día. “No podemos estar buscando a Jesús de entre los muertos . Jesús está vivo y nos quiere vivos, está en y con nosotros. El es nuestra alegría y nuestra esperanza”, sostuvo.
Aseguró que “nada está perdido” y que cada uno debe ofrecer su corazón con pensamientos limpios y nobles. “Con mis afectos ordenados y puros, en mis palabras sinceras y auténticas. En mis decisiones honestas y rectas. Y siendo conscientes de esta lucha y decididos por lo que Dios nos pide: comprometernos por el bien”, acotó.
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No perder la esperanza
El prelado destacó que lo más importante es que ya hubo un vencedor, Jesucristo, por lo que exhortó a no perder la esperanza. “Los cristianos deberíamos ser antes que nada una reserva inagotable de esperanza. Que nadie no nos quite la esperanza”, puntualizó.
Recordó una expresión del papa Francisco: “Que nadie no nos robe la esperanza, en medio de un mundo tan amenazado por el sin sentido, lo absurdo, etc.”.
“Que esta celebración litúrgica de la Pascua nos ayude a los creyentes a reavivar nuestra vocación de ser auténticos testigos de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo”, clamó. Con vehemencia, monseñor Valenzuela pidió “encender de alegría” los corazones, con la luz de la esperanza que no defrauda.
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