Verónica Giménez

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La fibromialgia impacta en la calidad de vida de los pacientes porque afecta la capacidad física, intelectual y emocional. Para sobrellevar el dolor, sufrimiento y pérdida que causa esta enfermedad, la psicóloga Laura Cáceres recomienda acudir a la terapia de aceptación y compromiso (ACT), porque además de aliviar los dolores, mejora el bienestar y enseña a desarrollar mayor resiliencia.

Es una enfermedad rara y compleja que no tiene cura, y se trata a través de medicamentos, cambios de estilo de vida y terapias. Algunos de sus síntomas son el dolor generalizado, cansancio, impedimento para dormir, depresión y ansiedad, también suele estar asociada a otras afecciones limitantes como la artritis reumatoide o el lupus, por lo que responde a una incapacidad para enfrentar el estrés y gestionar emociones.

“Eliminar el dolor es el objetivo de los tratamientos para el dolor crónico, pero para muchas personas esto es imposible, al tener esta dificultad en la búsqueda del alivio puede tener un costo personal muy grande”, expresa la profesional en conversación con La Nación/Nación Media. La terapia de aceptación y compromiso (ACT) contribuye en el bienestar de la persona, ya que favorece en la realización de sus tareas cotidianas independientemente del nivel de dolor o malestar que experimentan.

Cáceres explica que la negación es la primera fase por la que atraviesa una persona con fibromialgia, basado en estado de shock o incredulidad debido a que esta enfermedad no tiene cura y su tratamiento tiene poca efectividad. Luego, el paciente siente miedo por los pensamientos abrumadores que hasta pueden paralizar, y como esta enfermedad realiza muchas tareas, produce enojo y frustración.

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“La fibromialgia es una enfermedad que está relacionada con trastornos psicológicos y psiquiátricos, los más frecuentes son la ansiedad y la depresión", señalan. Foto: Ilustrativa.

El duelo o depresión también son una de las fases, ya que entristece perder la vida que antes se tenía, lo que hace que muchos empiecen a aislarse de sus seres queridos. Por último se experimenta la aceptación. “No darse por vencido, aprender a vivir con la enfermedad, hacer cambios en cada área de la vida indirectamente, esto podría producir mejoras en su calidad de vida”, puntualiza.

Un proceso de adaptación

Para la psicología la aceptación se define como la capacidad para aceptar la realidad por parte de una persona. Es un proceso de adaptación, ya que hay aspectos o situaciones que no podemos modificar y hay que asumirlos como son. “Este proceso puede ayudarnos a fortalecer nuestra tolerancia ante las pérdidas o los fracasos, ayuda a mejorar nuestro bienestar y nos convierte en personas con mayor resiliencia y capacidad de autorregulación emocional”, describe.

En ese contexto, la profesional destaca que aceptar una situación no significa resignarse ni conformarse, sino más bien, la persona tiene una perspectiva activa y puede estar abierta a modificar las cosas, explorar otras posibilidades para alcanzar una mejor calidad de vida. La terapia de aceptación y compromiso tiene como objetivo crear una vida rica y significativa para la persona, aceptando el dolor como parte inevitable de algunas vivencias.

“La fibromialgia es una enfermedad que está relacionada con trastornos psicológicos y psiquiátricos, los más frecuentes son la ansiedad y la depresión, y estas al asociarse con esta enfermedad pueden agravar y cronificar su curso de una forma irremediable”, sostiene.

Principios de la terapia de aceptación

Esta psicoterapia está respaldada científicamente y tiene como base la teoría del marco relacional, emplea diferentes técnicas como son los ejercicios experimentales, el trabajo con valores personales y utiliza también el entrenamiento mindfulness. “A través del lenguaje, las personas transforman e interpretan sus emociones, por eso es necesario trabajar en la percepción de los significados del lenguaje como las emociones, pensamientos y los recuerdos”, explica Cáceres.

Además, agrega que en esta terapia se destacan el autodescubrimiento y la clarificación de valores, de forma que el paciente se cuestione qué clase de persona quiere ser y qué valores y creencias son las que determinan e influyen en su vida, en su forma de interactuar y de comportarse.

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Laura Cáceres, psicóloga clínica. Foto: Gentileza.


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