Durante la homilía de la misa crismal que se realizó este Jueves Santo en la Catedral de Asunción, hicieron un llamado a los sacerdotes a estar unidos con el pueblo y no hacer oído sordo al clamor de los más necesitados. Recordaron que la Semana Santa es un tiempo para reflexionar sobre la vida que cada uno está llevando y cambiar ciertas actitudes negativas que se tienen en el vivir diario.
La misa crismal estuvo presidida por el cardenal Adalberto Martínez, quien pidió a los sacerdotes caminar juntos y en comunión con el pueblo, mostrar el don de servicio que debe tener cada uno. “Acerquémonos a los enfermos y los más necesitados, recemos por ellos. No siempre serán comprendidos ni valorados, pero cuentan con la promesa de Dios que no estarán solos”, manifestó.
Resaltó que tienen el apoyo incondicional de los demás sacerdotes y que deben crecer como profesional. “El señor nos dé la gracia para seguir adelante y no nos desanimemos, porque no nos anunciamos a nosotros mismos, si no que a Jesucristo el señor. No somos más que servidores por amor a Dios, que nuestro servicio se mantenga encendida como la llama viva de su espíritu”, expresó.
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Martínez explicó que Cristo fue ungido para la salvación de la humanidad con la gracias de Dios para liberar y salvar, del mismo modo que los sacerdotes fueron llamados para la consagración. “De ese mismo modo el Señor nos unge a la causa del reino de los cielos mediante la diaconía o servicio perseverante, la resistencia al mal y el auxilio oportuno al pobre y desamparado”, refirió.
Agregó que deben estar atentos al llamado de los pobres y que puedan escuchar el clamor de los mismos para ayudarlos mediante la caridad. “Socorrer a los pobres y estar cerca de ellos, hacer oídos sordos a ese clamor, porque somos los instrumentos de Dios para que sean escuchados. Nuestro trabajo se expresa en la triple tarea el anuncio de la palabra de Dios, celebración de los sacramentos y el servicio a la caridad”, confirmó.
Por último, indicó que hoy está muy vigente el desafío con el pueblo y que los religiosos están llamados para liderar en cada ciudad. “Este llamado tiene como centro el amor por los pequeños, por los necesitados, por marginados y descartados de la sociedad. Invoquemos la guía y dones del Espíritu Santo, que nos ungió, proclamemos a nuestro pueblo la gracia del señor”, puntualizó.
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