Ciudad del Este. Agencia regional.
En la búsqueda de una actividad relacionada con la Semana Santa, más allá de la práctica religiosa propiamente, alumnos del tercer curso del Colegio Nacional Santa Rita decidieron edificar el tatakua (horno de barro) y aprender haciéndolo, teniendo en cuenta que representa la costumbre en el campo y una herramienta de cocina aún muy utilizada en el país, especialmente en el interior.
Estudiantes del Bachillerato Técnico en Administración de Negocios Batan, con apoyo de su profesor de proyectos Pedro Galeano, quienes no se conformaron con disfrutar de la chipa nada más, como una tradición en Semana Santa, sino conocer cómo se hace el tradicional tatakua. Emocionados, los jóvenes se enmarcaron en el oficio de albañil, comenzando con la búsqueda de materiales, algunos proveídos por la institución educativa y otros disponibles en el propio colegio.
“Además de dejar un recuerdo nuestro en el colegio, ya que es el último año, la idea surgió por lo que representa culturalmente el tatakua, la identificación con nuestras costumbres y porque aún con la modernidad, sigue siendo una pieza característica del campo, una parte de nuestra cultura”, dijo la alumna Yessica Guillén, consultada por La Nación/Nación Media.
Señaló además que fue la primera vez que los alumnos pudieron ver y ser parte de cómo se hace un tatakua, porque siempre observaron esos hornos de barro en diferentes lugares, pero nunca supieron exactamente cómo se hacía. Consultada si quedaron conformes, Yessica Guillén contó que, una vez terminada la obra, el profesor Pedro Alcides les preparó una pizza, inaugurando el horno, y la cocción fue perfecta.
La creación del tatakua fue la semana pasada y el Martes Santo los alumnos ya prepararon la chipa y cocinaron usando el horno de barro. Los 22 alumnos del tercer curso del Batan encontraron en esa pieza de barro, tan característica de las cocinas paraguayas del campo, la forma de dejar un recuerdo en su colegio y una manera diferente de vivir los días de Semana Santa.
Vía crucis en el colegio
Los estudiantes del último año del Bachillerato Técnico no se dedicaron solo a hacer el tatakua, a preparar la chipa, sino también, con la orientación del profesor guía Gilberto Ruiz realizaron la representación del vía crucis (pasión, muerte y resurrección de Jesús), que es uno de los momentos más sentidos por la feligresía cristiana.
El vía crucis interpretado por los alumnos se realizó en la pista de formación del colegio, ante los estudiantes y profesores de los demás cursos. De la mano de estos alumnos, la institución se convirtió en un espacio de vivencia religiosa y cultural, en esta Semana Santa. El vía crucis ya se realizó en años anteriores en la institución, bajo la coordinación del profesor Ruiz.
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Círculo de Creativos de Paraguay realizó su festival anual de publicidad
Por Valentina Jara.
El Círculo de Creativos de Paraguay organizó el festival de publicidad Tatakua 2024, que tuvo lugar el pasado viernes 1 de noviembre en el Centro Cultural del Puerto de Asunción, celebrando una exitosa edición por la participación de 612 piezas creativas, superando su propio récord en inscripciones.
De la mano de un destacado jurado internacional integrado por Ana Luna (México), Rafa Quijano (Argentina), Humberto Polar (Perú) y Diana Triana (Colombia), quienes se manifestaron sorprendidos por la creatividad y el compromiso paraguayo; el Gran Tatakua se lo llevó “Domicilios con descuentos”, pieza desarrollada por la agencia Wild Fi para la marca TaDa. Este galardón incluye una inscripción directa al prestigioso festival Cannes Lions, gracias a una alianza entre el Círculo de Creativos y Film Suez.
Entre los ganadores de la noche se destacaron las agencias Oniria TBWA, con el premio a mejor agencia del año; Cervepar, en la categoría anunciante del año; la agencia Kokũ, como agencia independiente del año, y The Lab, como productora del año.
Además, en la categoría Jóvenes Talentos se destacaron, con el premio de bronce, Marco Jacquet, Álvaro Bernal y Lucas Ortiz; así como Omael Cavina con galardón de plata. Iván Ramírez, Jazmín Cano, Camila Domínguez y Rubén Marecos se llevaron el oro por las mejores ideas de su categoría. En el concurso “Identidad Visual del Puerto” salió premiada Clarissa Lezcano, quien recibió USD 1.500 por su elaboración para el Centro Cultural del Puerto de Asunción.
Celebrado desde hace más de quince años, el evento es considerado como la fiesta más grande de publicidad y creatividad del país, y el encuentro galardona las ideas y el talento del rubro, en un pintoresco evento que reúne a referentes creativos, agencias independientes y de larga trayectoria, jóvenes talentos y aficionados que disfrutan plasmar sus ideas.
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“La Victoria”: quedaron sin trabajo y hoy son los dueños de una pizzería en J. A. Saldívar
Karina Ríos (karina.rios@nacionmedia.com).
Hace tres años Nilda y César, una joven pareja, perdieron sus trabajos prácticamente al mismo tiempo. Ante la imperiosa necesidad, decidieron emprender con lo poco que tenían. Hoy, las pizzas al tatakua que venden causan revuelo en la ciudad de Julián Augusto Saldívar.
Toda historia de éxito siempre va acompañada de mucho sacrificio. Aquí te contamos lo que pasaron Nilda Rodríguez y César Ortiz, quienes hace tres años decidieron emprender su propio negocio, movidos por la necesidad de generar ingresos para costear varias cuentas y mantenerse como pareja.
Nilda comentó que, como ya tenía experiencia haciendo pizzas, por un empleo anterior, y como tenía los ingredientes en casa, decidió preparar unas cuantas. Entonces, César comenzó a ofrecer a sus conocidos.
“La unión hace la fuerza y eso nos motivó a seguir adelante”, dijo en entrevista con La Nación/Nación Media. La pareja es originaria de la ciudad de Itauguá.
La mujer recordó que todo iba bien luego de que quedaron sin trabajo porque ambos cobraron una pequeña indemnización, pero ante el alto costo de vida y las cuentas que quedaron, fue muy difícil mantenerse por mucho tiempo sin trabajo.
Afirmó que, por muchos meses, ambos buscaron trabajo, pero no lograron resultados positivos y eso la motivó a hacer lo que sabía: cocinar. “Me gusta cocinar. Desde pequeña lo hago. Aprendí mucho cuando trabajé en una pizzería, pero siempre me gustó eso de emprender un negocio”, confirmó.
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Manos a la obra
Un día, Nilda decidió preparar unas cuantas pizzas y le dijo a César que no sería malo venderlas, para poder hacer rendir el dinero que les sobraba. El hombre no dudó en apoyar la intención de su esposa y empezó a ofrecer a sus familias como a sus amigos, que no se negaron a comprar.
“Desde ahí todo nos fue bastante bien, recuerdo ese día como si fuese ayer. Ahora vendemos entre 30 a 40 pizzas por día y los fines de semana más. No descansamos, pero es una satisfacción saber que todo lo que logramos es con esfuerzo y haciendo lo que nos gusta”, detalló.
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Un local
Los primeros días, Nilda vendía pizzas vía redes sociales y a sus contactos de WhatsApp, pero debido a que su casa era un poco alejada de sus allegados, familiares o amigos, decidieron que era hora de montar un local propio. “Nuestra pizzería se llama La Victoria, porque sentimos que salimos victoriosos de la situación por la que pasamos”, apuntó.
Hoy, su local se encuentra ubicado sobre la ruta Felipe Toledo, de la ciudad de Julián Augusto Saldívar, donde está más cerca de sus asiduos clientes y ya lograron captar más comensales.
“Afortunadamente tenemos muchos clientes, todos llegan para probar las pizzas, por recomendación de otros compradores”, aseguró.
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Pizzas al tatakua
El secreto de la pizzería La Victoria es que, tanto la masa como la salsa son totalmente caseras y hechas con mucho cariño por las manos laboriosas de su propietaria. Todos los días, bien temprano, la pareja recibe la materia prima en su local por proveedores locales y todo es preparado en el día, eso hace que el sabor sea inigualable.
“Todo lo que preparo es casero, nada de productos procesados y eso es lo que atrae a la gente, pero también cuenta la forma en que cocinamos, porque lo hacemos al tatakua. Esta forma de cocción hace que el sabor sea diferente y del campo, porque no decirlo, por la leña”, señaló.
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Ampliar el menú
Nilda afirmó que buscan ampliar el menú porque ante su buena sazón, también ya le piden hacer lomitos, hamburguesas, sándwiches, entre otros. “Creo que en unas semanas más vamos a poder llegar con otros productos, pero siempre la pizza será nuestro menú estrella, porque con eso salimos adelante”, confirmó.
Agregó que están en su local desde las 17:00 hasta las 00:00, de miércoles a domingo y que reciben pedidos desde el primer momento en que abren.
“Tenemos 20 variedades de pizzas, que van desde 25.000 guaraníes. Aún no contamos con servicio de delivery, por lo que esperamos siempre a los clientes”, puntualizó.
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Las claves
- Movidos por la necesidad de generar ingresos para costear varias cuentas y mantenerse como pareja, Nilda Rodríguez y César Ortiz emprendieron el sueño de un negocio propio.
- A ella le gusta cocinar y aplicando sus conocimientos adquiridos en su anterior trabajo, comenzaron a vender pizzas por WhatsApp y redes sociales.
- Hoy en día tienen un local que se encuentra ubicado sobre la ruta Felipe Toledo, de la ciudad de Julián Augusto Saldívar hasta donde llegan sus clientes a retirar los pedidos.
- Gracias a la buena sazón, venden decenas de pizzas por día y próximamente ampliarán el menú, agregando lomitos y hamburguesas.
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La Semana Santa y la cocina, su centro de reunión ancestral
Jorge Zárate, jorge.zarate@nacionmedia.com
La tradición paraguaya es particular, aunque los rituales culinarios acompañan desde siempre la conmemoración de los últimos días de Jesucristo en la tradición cristiana. También en otras religiones ya abrigaban la escena de la reunión familiar en torno a la mesa en espera de fecundidad, renovación, vida nueva en celebración de la primera luna llena de Aries, el motivo de veneración de los pueblos antiguos. Aquí una historia de cómo construimos esas recetas.
Queso Paraguay, huevo, carne de cerdo, pollo, pescados, harina de maíz, almidón de mandioca son ingredientes principales de estos días en que la familia se reúne a conmemorar. A pesar de los precios que suben y encarecen la provista, siempre hay un trabajo en grupo que permite llevar adelante el “karu guasu” del Jueves Santo, a imagen y muchas veces semejanza de la última cena.
El papa Francisco pidió que se respete el ayuno católico del Viernes Santo proponiendo “el remedio calmante de la oración, la limosna y el ayuno”, que ayuda a “retomar con entusiasmo el camino de Cuaresma”. Un sacrificio interesante planteado a un país con mayoría de feligresía católica, pero algo difícil de concretar en la realidad.
Un planteo de vuelta a las tradiciones que hace reformularse la pregunta: ¿Por qué no se debe comer carne en la Semana Santa y la Cuaresma?
MUCHAS VERSIONES
Para la etnogastrónoma Graciela Martínez, autora de “Poytáva. Origen y evolución de la gastronomía paraguaya”, la historia tiene mucho que enseñarnos sobre la alimentación:
“Se tienen muchas versiones. Una de ellas es la de la penitencia, ya que el ayuno es considerado un acto de purificación para los cristianos. También era una acción de sacrificio o en solidaridad con Cristo por su ayuno en el desierto durante 40 días y noches. Otra creencia de los antiguos cristianos era la relación de la carne roja con pecados y ostentación de riquezas; entonces, como un acto de sacrificio ante Jesucristo, se dejaba de comer carne, no solamente el Viernes Santo, sino todo el tiempo de la Cuaresma”.
LA CHIPA, PAN SAGRADO
Se encenderán los tatakua, los hornos de barro que heredamos de los guaraníes, donde la chipa, la sopa, el chipa guasu encuentran el punto justo de cocción y sabor.
Para los urbanos, los hornos de cocina o eléctricos logran resultados parecidos si las recetas y el amor en la preparación ayudan. Algunos adjudican el secreto a las hojas de banano, para otros en seguir los consejos de las custodias de las recetas familiares.
Dice Margarita Miró Ibars en su libro “Alimentación y religiosidad paraguaya: chipa, pan sagrado”, que la clave está en la duración del alimento.
En diálogo con Nación Media recordó: “Antiguamente había que apagar el fuego el jueves al mediodía y no prender hasta el domingo; entonces se necesitaban alimentos que se pudieran consumir sin tener que cocinar y es allí donde aparece la chipa como un alimento especial para ese uso”.
Miró consiguió identificar en su obra 70 recetas de chipa explicando que “se fue incorporando en todos los rituales festivos y de religiosidad. En casamientos, bautismos, cumpleaños, en las meriendas, en todas partes estaba la chipa”.
Su primer libro, “Tembiu rehegua, reivindicación de la cultura culinaria guaraní-paraguaya”, la hizo ver esta particularidad y por ello entendió que debía trabajar en un volumen específico.
Es así que “Alimentación…” se investigó en los 80 y 90 del siglo pasado y se editó en el 2001/02. Allí se da cuenta de que los misioneros franciscanos fray Luis de Bolaños y Alonso de Buenaventura, por ejemplo, entendieron el espíritu indígena de compartir en la alimentación y lo usaron en la evangelización.
De ahí que el karu guasu, el banquete guaraní, aparezca como un antecedente de las fiestas patronales celebradas para atraer “a los nativos al cristianismo y hacer que ellos abandonen sus prácticas paganas”, sostiene.
INTERCULTURALIDAD
“La chipa es un pan mestizo o intercultural, porque los indígenas no consumían huevo ni leche porque ellos respetaban la cadena para el mantenimiento de cada especie, no consumían huevos ni la leche de ningún animal. Cuando vinieron los españoles, le sumaron al maíz y a la harina de mandioca estos elementos para darle sabor”, apunta.
Margarita pone un ejemplo incontrastable: “Si Jesús hubiera nacido en América, hubiera repartido mbeju”, ya que este era el pan originario en nuestra tierra antes de la llegada de los españoles.
Insiste luego en el aporte franciscano “al sincretismo social de la cultura paraguaya, porque vinieron y valoraron la cultura guaraní. San Francisco es el santo del medioambiente, respeta a la naturaleza, así que adoptaron rápidamente la alimentación guaraní poniéndola en valor. Sobre todo teniendo en cuenta que cada momento religioso tenía que ver con el calendario indígena, ya que o era el momento de la cosecha o de la siembra, etc.”, apunta.
Adoptar el karu guasu, la comida comunitaria, fue el paso siguiente, ya que “en la cultura guaraní todo se compartía, por eso somos los paraguayos de familia extensa”. Ese respeto por el clan “es una herencia que nos quedó de la reunión familiar y comunitaria, que sigue en los homenajes a santos o en una novena, que siempre son participativos y tienen muchos invitados”.
La historiadora llama a continuar la tradición y a “tratar en lo posible de hacer un chipa en la casa, porque como es una masa pueden intervenir los niños y hacer su palomita, jakare, aunque sea en horno eléctrico. La cocina es lo que une a la familia”. Recordó también que la chipa ganó su lugar en el rito por un motivo económico: “Hoy es caro a nivel urbano, pero en el interior todavía la chipa tiene un costo parecido a cero porque tienen mandioca, maíz y se prepara el almidón en la comunidad. Se comparte. Antes se pisaba, ahora se molina el maíz y no es tan rico, pero es lo que hay; la grasa es de un cerdo que se tiene en la familia, los huevos se guardaban, el suero también se tiene, entonces el costo era cero, solo disponer para poder hacerla. En cambio, ahora hay que comprar todo y el comercio hace su agosto”, consideró.
EL CHIPA APO
A su turno, Graciela Martínez cuenta que “en cuanto a la costumbre del chipa apo en la Semana Santa, también tiene relación con la multiplicación de los panes. A falta de la harina de trigo se optó por el almidón de mandioca, ya que los nativos ya sabían extraer el jugo venenoso, que luego secado al sol resultaba más práctico que la harina de trigo como para hacer el pan de almidón de mandioca. La palabra chipa es de origen quechua o quichua, que significa “apelmazado, amazacotado”. Y así mismo ocurría con las primeras chipas hasta la llegada de los jesuitas en las reducciones, donde ya tenían abundante leche, resultado de la multiplicación de las primeras siete vacas y un toro. Solamente les tocaba amansar y ordeñar las vacas para obtener leche y el kesu paraguái, que los nativos en principio se negaban rotundamente a consumir; decían que no eran animales para consumir una leche que no fuera la leche materna, pero con astucia se lograba agregar queso y leche a algunos alimentos”.
La especialista sigue contando que “el término chipa nuestros ancestros lo conocían a través de los incas por el territorio boliviano, ya que estos grupos estaban en permanente comunicación con los pámpidos chaqueños y estos, a su vez, en comunicación permanente con los payaguas del norte chaqueño, eximios navegantes del río Paraguay y amigos de otros grupos étnicos de la región Oriental, especialmente los guaraníes”. Martínez recuerda también que “el consumo de pescado de río siempre fue normal entre los nativos que habitaban a orillas de los grandes ríos y arroyos y eran habilidosos en hacer diferentes trampas, tanto para peces grandes como para los más pequeños”.
Finalmente, explica que las costumbres familiares de “arrasar” con los productos del campo “se debe nada más que a la generosidad de dar sin recibir nada a cambio. Algunos hasta se ofenden si se les rechaza lo ofrecido con tanta bondad, algo que le habrá costado sudor y sangre, y que lo hace más valioso como ofrecimiento”, consideró.
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Viento Sur, la agencia independiente del año
Esta es la primera vez que una agencia de branded content & PR es galardonada en un certamen de publicidad y creatividad local, demostrando que la comunicación estratégica de marcas, en la actualidad, tiene el desafío fundamental de incorporar la creatividad para ser relevante en audiencias hiperconectadas e hipercomunicadas.
Este reconocimiento es el resultado de un proceso interno de transformación, sostenida por un equipo de personas apasionadas , que se animan a tomar riesgos y emprender desafíos, impulsados por la fuerza inagotable de la comunicación.
“El proceso de transformación de la agencia nace a partir de un cambio en la comunicación global, entendiendo que los mensajes de las marcas deben convivir en espacios cada vez más cercanos y dirigidos, con audiencias en plataformas cada vez más segmentadas. Esto nos llevó a comunicar de manera transmedia con mensajes afines a los formatos y sus códigos, demandando una alta fuente de creatividad como elemento transversal”, refiere Jorge Gómez, CEO de la agencia.
Si bien el mundo de la comunicación fue evolucionando, hay algo que permanece inmutable: el poder de una historia bien contada.
Para que esta historia esté bien contada, la forma en la que se transmite es tan importante como el mensaje. Ahí es donde entra la creatividad. Hoy, en este contexto de sobreinformación y sobreestimulación, necesitamos construir una narrativa que sea atractiva desde todo punto de vista. Por esto los formatos cobran tanta importancia como el contenido.
Viento Sur busca crear valor de marca a través del poder de las historias. Esta evolución de la agencia fue siempre apuntando a las tendencias y comportamientos de las audiencias. Las campañas ganadoras expresan esta nueva manera de comunicar: auténtica y relevante.
El equipo de Viento Sur está conformado por jóvenes talentosos e innovadores. La agencia forma parte de la plataforma Industrias Creativas ON, que trabaja en brindar soporte estratégico y de negocios a empresas que son parte del grupo, con el enfoque de generar servicios de calidad de clase global.
En el 2015, la agencia se posicionó en el certámen más importante de creatividad global, ganando un León de Cannes como aliado de Oniria/TBWA. Hoy consolida su propósito de brindar valor a las marcas a través del poder de las ideas, convirtiéndose en la primera agencia de PR y Marketing de contenidos que gana un certamen de creatividad y publicidad local.
Resultados Tatakua 2022 para Viento Sur
Top 1 en agencia independiente
Top 3 en el ranking general
Top 10 en el ranking de talentos de la industria
De 15 shortlist, 14 premios obtenidos: 2 takakuas oro, 6 plata y 6 bronce