El relato del comunicador Lucas Iván Junes sobre el crimen de un niño de 5 años a manos de Daniel Maciel conmocionó en Twitter. La publicación de Junes fue vista en más de 400 mil veces y logró más de 3 mil reacciones de los usuarios de dicha red social.
El periodista radicado en Encarnación empezó la historia revelando que el asesinato del niño tuvo como causa que se le “acercaba mucho una niña” y agregó que, según el asesino, “le avisó telepáticamente al pequeño que se aleje” y como no le obedeció le tuvo que sacar la vida de la peor forma. Esta es la “historia de Daniel Maciel, el Loco”.
La víctima, Adan López Ayala, como todo niño de su edad, iba a la escuela y luego retornaba a su casa, donde estaba al cuidado de su abuela. “Se divertía mirando televisión, jugando, conversando y disfrutaba mucho de las meriendas que compartía con su familia”, precisó Junes.
Todo cambió el miércoles 4 de mayo del año 2011. Parecía un día normal, como cualquier otro. Adan le pidió permiso a su abuela Francisca para ver la televisión pasadas las 16:00 horas y ella le dijo que sí. Entonces, se quitó el uniforme para no ensuciarlo y se puso ropa cómoda para sentarse frente al televisor.
La abuela fue a preparar la merienda. En ese momento, algo inesperado ocurrió. Un sujeto llegó a la casa y conversó con Francisca. “Le pidió permiso para pasar por el predio de la vivienda con la intención de ir hacia un terreno lindante a modo de recortar el camino. La abuela, sin tener la más mínima sospecha, otorgó el permiso mientras seguía preparando la merienda para Adan”, cuenta el comunicador.
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Minutos después, “los gritos desesperados del pequeño alertaron a la abuela y al acercarse, encontró una escena terrorífica. Adán estaba cubierto de sangre, con una herida cortante en el cuerpo y agonizando. Lo socorrieron de inmediato, pero no soportó”.
Se dio también aviso a la Policía, que inició una investigación ya con un sospechoso en la mira, Roque Daniel Maciel Zárate, alias “el Loco”, conocido malviviente del lugar. Los vecinos del Barrio Zeballos Cué de Asunción lo tenían bien identificado y se encargaron de buscarlo, golpearlo y entregarlo a la Comisaría 23°.
La autopsia reveló que Adán recibió “una certera estocada por la espalda, precisamente en el medio del tórax, perpetrado con un cuchillo de carnicero de 30 centímetros aproximadamente. Esta herida afectó el corazón y los vasos sanguíneos, provocando un shock hipovolémico que le dio la muerte”, detalla Junes.
Perfil de “el Loco”
Nacido en 1981, se inició en la delincuencia a los 12 años, cuando empezó a asaltar, robar y comercializar sustancias prohibidas, para luego volverse adicto.
Roque Daniel tenía 5 antecedentes y 9 ingresos a la Penitenciaría Nacional de Tacumbú. Era peligroso, pero “retornaba a las calles al poco tiempo de ser detenido. Robos, hurtos y lesiones formaban parte de su prontuario”. Como ocurre en muchos otros casos, algunos también terminan en tragedia.
Dos meses antes del crimen de Adán, “el Loco” fue denunciado por intento de abuso sexual a una niña de 4 años. Sin dudas, representaba un claro peligro para la sociedad, pero “lograba obtener su libertad porque convencía a la Justicia de que tenía problemas de salud mental, contaba historias fantasiosas y siempre le resultaban”.
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Tras el crimen, fue remitido a Tacumbú y su comportamiento volvió a llamar la atención, pues estaba fuera de sí. La mayoría opinaba que “por su trastorno debería ser inimputable y sometido a otro tipo de proceso legal”.
“No hablaba con nadie, no se juntaba con nadie, si no le acercaban comida no se iba a alimentar, vivía en una esquina. Tampoco se bañaba, estaba todo el tiempo sentado mirando la nada, sin hablar y evidenciando serios trastornos mentales”, precisa el comunicador.
Casi un año después de asesinar a Adan, específicamente el 27 de abril del año 2012, Daniel fue trasladado hasta el área de sanidad de Tacumbú y luego derivado “al hospital zonal por una gravísima neumonía”.
Ese mismo día, tras agonizar por unas horas, murió. “Se presume que tenía esquizofrenia, pero nunca fue sometido a una pericia psiquiátrica y nunca nadie se interesó por su salud mental, tampoco previo al asesinato que cometió”. Se fue así y con él se llevó la vida de un inocente.