Mediante un donante cadavérico, un hecho sin precedentes y que fortalece las esperanzas de pacientes que aguardan un donante de órganos y tejidos, se registró en el servicio de mayor complejidad de la VII Región Sanitaria–Itapúa, Hospital Regional de Encarnación.
En esta oportunidad, se pudieron donar las córneas, dando oportunidad de una nueva visión a dos pacientes que integran la lista de espera nacional del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), unas 300 personas, de entre quienes un importante porcentaje corresponde a niños.
Indicaron que tras la notificación de la jefatura de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)–Adultos y ante la posibilidad de un donante para la ablación de tejidos, la doctora Lucía Vega, en coordinación con la doctora Carolina Madrazo, lograron la movilización de una importante logística para llevar a cabo el procedimiento.
“Es la primera vez que se pudo lograr. Muchas veces, el paciente está en condiciones, pero los familiares no quieren o viceversa”, señaló el director del hospital, doctor Walter Benítez, quien destacó el gesto de los familiares del donante y la labor del plantel médico.
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Donantes
Es importante destacar que ser donante de órganos y tejidos puede hacer una gran diferencia y no solo para una persona, ya que un donante cadavérico puede salvar o mejorar la vida de hasta ocho personas. Incluso, una gran cantidad de familias afirman que saber que su ser querido ayudó a salvar otras vidas les ayudó también a ellos, para sobrellevar la pérdida.
La donación de órganos y tejidos es el fruto de un esfuerzo, que incluye al equipo de intensivistas y al de ablación, que detectan y notifican al INAT un posible donante, además, mantienen en forma óptima al posible donante.
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Igualmente, certifica el fallecimiento (lo hace un neurólogo-neurocirujano o terapista) y tras el abordaje familiar para concretar la donación (se pide a los familiares que respeten la decisión de su ser querido), se lleva a cabo la ablación de los órganos y tejidos.