Tras las últimas lluvias registradas, recuerdan la importancia de eliminar criaderos de mosquitos. En este sentido, este lunes, cuadrillas operativas de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) en coordinación con el Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (Senepa) realizaron actividades de rastrillaje y eliminación de criaderos de mosquitos transmisores del dengue, zika y chikunguña en varios barrios de capital y Central.
Igualmente, desde el Ministerio de Salud recordaron que una mínima cantidad de agua es suficiente para que el mosquito transmisor de estas enfermedades pueda depositar sus huevos y multiplicarse. No se reproduce en la basura común (residuos domiciliarios), sino en objetos en desuso (sin importar el tamaño) y en recipientes con agua; pueden ser tapitas, envases, cubetas, tambores, neumáticos, inodoros, electrodomésticos inservibles y otros que tengan capacidad para acumular agua.
Es por eso que es importante desechar todo objeto en desuso que acumule agua. Aquellos objetos inservibles que no puedan desecharse deben colocarse bajo techo o cubrirse, de forma a evitar que acumulen agua. Tambores o recipientes con agua que será utilizada deben mantenerse herméticamente tapados.
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De igual manera, se indica cambiar a diario el agua de los floreros para evitar que se conviertan en criaderos, previa higiene del recipiente, con cepillo, agua y jabón, además de realizar limpieza de las raíces y el tallo. Si es posible, es aconsejable reemplazar el agua del florero por tierra. Es igualmente importante desechar el agua acumulada en platos de macetas/planteras.
Enfatizaron que esta práctica se debe realizar durante todo el año, pues constituye la principal medida para mitigar las enfermedades transmitidas por el Aedes aegypti, mosquito que se encuentra preferentemente en ambientes urbanos; la hembra es la que se alimenta de sangre humana para madurar sus huevos, los cuales deposita en las paredes de recipientes con agua estancada, conocidos como “criaderos”.
Estos huevos se rompen en contacto con el agua, dando lugar a las larvas, que se transforman en pupas para, finalmente, convertirse en mosquito adulto. Este proceso se desarrolla durante siete días, aproximadamente. El mosquito adulto vive, en promedio, treinta días.
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