Ciudad del Este. Agencia Regional.
En las últimas semanas son reportados con frecuencia incendios de casas muy precarias de barrios periféricos y asentamientos que ponen en peligro constante a las familias de esas viviendas, entre las que siempre hay muchos niños. En los últimos días se registraron dos casos. En la madrugada del domingo pasado, a las 4:30, se habría producido una quema intencional de una casita del km 9 Monday, de Ciudad del Este, según datos del puesto policial número cinco del área.
La vivienda de cinco por seis metros, de madera y techo de zinc, fue consumido totalmente por las llamas. La víctima, una mujer soltera, cuyo nombre tiene la sigla E.M. relató que habría sido su hija quien tiró un objeto sobre la casa en la madrugada y que ocasionó el fuego que rápidamente se extendió a toda la vivienda.
La madre dijo que su hija, una menor de edad, es adicta a algún tipo de estupefaciente y por eso habría actuado así. Tras cometer el acto incendiario, aunque se desconoce qué fue el objeto tirado, la joven huyó del lugar. Consultada al respecto, la fiscala del caso, Cinthia Leiva, dijo que no tomó diligencia alguna al respecto y habría quedado el caso en otra unidad fiscal.
El otro caso ocurrió en el asentamiento El Bosque del barrio 23 de Octubre de Ciudad del Este, en una casita que estaba habitada por Júnior Andrés Álvarez Samaniego, de 19 años. La casa de madera de seis por cuatro fue consumida por el fuego y su ocupante no se encontraba en ella. Gissel Álvarez, pobladora del mismo asentamiento y hermana del ocupante de la casa incendiada, fue quien aportó el dato de quién ocupaba la vivienda.
La mujer contó que su hermano es adicto a drogas y presume que haya dejado la vela prendida dentro de su casa, lo que ocasionó que el fuego se extendiera y consumiera toda la vivienda. Debió intervenir el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Ciudad del Este y el personal policial de la Subcomisaría 4ª, del barrio 23 de Octubre.
Fuentes policiales refirieron a La Nación/Nación Media que los asentamientos y barrios periféricos de viviendas precarias son como bombas de tiempo, porque muy frecuentemente reciben avisos de quemas intencionales de basura, incendios a raíz de ocupantes alcoholizados y descuidados, así como incidentes ocasionados por adictos.