“Los quiero animar a ser educadores de la esperanza y que puedan afrontar los desafíos de una sociedad convulsionada por varios motivos externos (pobreza, violencia, ideologías) e internos (vacío existencial, soledad, incapacidad de frustración, pecados)”, dijo el monseñor Edmundo Valenzuela, arzobispo emérito de Asunción, por la mañana de este martes, en el noveno día del novenario de la Virgen de Caacupé.
Instó a asumir una tarea educativa que forme a la persona del niño o del joven, teniendo presente que es un ser trascendente, imagen de Dios, hecho por amor y para amar. “La Iglesia, en salida hacia las periferias, a los alejados por varios motivos, a los no creyentes, evangeliza precisamente a las personas extraviadas, marginadas. Pero, cuidado, con discernimiento, con respeto a la dignidad”, resaltó Valenzuela, con el tema “Los laicos y la educación a la esperanza”.
El monseñor recordó que educar es abrirse a la realidad en un proceso de mejora personal, en el que relucen los talentos en servicio a los demás. “Ustedes, educadores, están llamados a dar razones de educar en la esperanza, a pesar de todas las contrariedades de las ideologías dominantes. La educación trae consigo una serie de implicancias a nivel de la globalización actual”, dijo.
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“En todos los países hay una urgencia educativa. Estamos en una disyuntiva histórica, o aceptamos acríticamente la imposición de una educación de la globalización desde fuera de nuestra realidad y de nuestra cultura, o bien la construimos críticamente juntos desde nuestro ser nacional, en diálogo con las propuestas innovadoras de la pedagogía”, sostuvo.
Enfatizó en que asistimos a una profunda transformación antropológica, promovida por las ideologías del posmodernismo, del relativismo. “Sabemos que en algunos países han fallado al seguir ideologías cargadas de frustraciones y de inmoralidad, no podemos permitir que nos impongan esos sistemas fallidos. La humanidad y nuestro país se encuentran en un contexto inédito, en el que se entrecruzan preguntas e intereses sobre la búsqueda de sentido y la calidad de educación para nuestro país”, apuntó.
Catástrofe educativa
Refirió además que hemos vivido dos años perdidos para la educación escolar por la pandemia. Miles de niños carecen de las oportunidades para aprender y quedarán rezagados. “Hemos constatado esa catástrofe educativa a lo largo de la pandemia y, tal vez, mucho antes ya. Es cierto que se han hecho también muchos progresos en el campo escolar”, agregó.
Señaló que la educación es un medio muy eficaz para cambiar el mundo y nuestro país, en el que se experimenta la desorientación y la no armonía social, necesitamos el pacto educativo entre la familia, la escuela, la sociedad y la cultura. “Debemos recuperar la comunidad educativa con todos sus estamentos: alumnos, docentes, padres, directivos, administrativos, egresados”, manifestó Valenzuela.
“Ustedes saben que a través de la educación sus hijos pueden alcanzar su máximo potencial y se convierten en seres conscientes, libres y responsables. Educar será siempre un acto de esperanza, abrirá nuevos horizontes de convivencia social, de solidaridad y de fraternidad, como de cuidar nuestra casa común, comenzando por el propio cuerpo y su dimensión biológica, en la perspectiva de la trascendencia y del amor divino”, destacó.
Educación familiar y escolar
Igualmente, Valenzuela instó a educadores y padres de familia, laicos consagrados por el bautismo, a promover una educación familiar y escolar que recupere la visión de la dignidad de la persona. “En la escuela debemos comprender la realidad con la transmisión de contenidos, pero también de hábitos buenos, de virtudes, junto con la educación medioambiental y espiritual se debe fomentar la trascendencia de la persona humana, el desarrollo humano integral, el diálogo con identidad y el trabajo por la justicia, la paz y la apertura a Dios”, subrayó.
Recalcó que si es cierto que la educación escolar es prioridad, entonces el Presupuesto General de la Nación (PGN) debe reconocer y no solo destinar mayor recurso a satisfacer las múltiples necesidades en el sostenimiento escolar, también el Estado debe hacer un autoanálisis y racionalizar los recursos nacionales que administra, tales como los royalties de Itaipú y Yacyretá. “Con mayor control seguro de que alcanza mejor”, afirmó.
Finalmente, Edmundo Valenzuela pidió enseñar la convivencia democrática y el respeto al cumplimiento de la Constitución Nacional (CN) y las leyes, invitando a los jóvenes a participar de las próximas elecciones democráticas, recordando que, según la CN, el voto es obligatorio y que las autoridades competentes la deben hacer cumplir. “Enseñemos a construir la sociedad desde nuestra responsabilidad de ciudadanos”, puntualizó.