Este lunes se llevó a cabo el octavo día del novenario de la Virgen de los Milagros de Caacupé y la ocasión fue presidida por monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, teniendo la homilía a su cargo el fray Édgar Toledo, secretario ejecutivo de la Animación Bíblica de la Pastoral de la CEP.

En la oportunidad, el tema fue “Laicos, miembros plenos de la Iglesia, pueblo de Dios”, y, al respecto, Toledo indicó que todos los bautizados y que no forman parte de la vida consagrada son laicos y laicas, quiere decir, la inmensa mayoría de los cristianos católicos. Recalcó que no hay miembros de primera y de segunda en la Iglesia, todos somos miembros plenos, todos somos importantes.

Aseguró que nuestra Iglesia en Paraguay necesita conversión, transformación, cambio y recordó que el papa Francisco nos invita para caminar juntos en la sinodalidad, que es un modo de ser de la Iglesia.

“Nuestra dignidad común del bautismo nos hace a todos hermanos y hermanas. La llamada también es común a la santidad, todos estamos llamados, la esperanza también es única y la caridad que tenemos que vivir, también. No se nota a veces la fe en lo político y se tiene que notar. A la hora de votar, a la hora de elegir, a la hora de cuidarnos entre nosotros, a la hora de erradicar todo tipo de violencia, se tiene que notar que somos cristianos, miembros plenos”, enfatizó.

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Sostuvo que debe ser una Iglesia más inclusiva, más sinodal, donde todos entran. “Caacupé es un buen ejemplo de lo que significa la Iglesia, aquí viene todo tipo de personas. En la Iglesia hay y debe haber lugar para todo tipo de personas con diferentes pensamientos, pero que buscan una meta común, construir el reino”, apuntó.

El religioso señaló que hay muchísima responsabilidad en nuestros políticos de lo que estamos viviendo en el país. “Muchas cosas están mal y vamos a escuchar en estos días de novenario, pero también necesitamos nosotros como pueblo de Dios involucrarnos más. Estamos a puertas de elecciones internas, partidarias y ahí se tiene que notar que somos cristianos. No puede ser que al estilo de ‘Cerro y Olimpia’, por color, nos peleemos y elegir lo mismo de siempre. Debemos buscar el bien común de todos y no solo de unos cuantos”, resaltó.

Expresó que es hora de levantarse y caminar como Iglesia, como hermanos, como paraguayos y paraguayas, con todos los hermanos extranjeros hacia un país mejor, hacia una Iglesia que camina y busca su constante conversión en este proceso sinodal.

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“A partir de hoy, siendo conscientes de nuestro rol, nuestra dignidad de laico y laica, miembro pleno en su comunidad, en la Iglesia, en la sociedad, para poder realmente celebrar a nuestra señora Virgen de Caacupé con un corazón renovado, nuevo compromiso y decisión de un cambio profundo, de mentalidad, corazón y en nuestras relaciones comunitarias y eclesiales”, subrayó.