En el quinto día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé en el marco del Adviento y del Año del Laicado con el lema: “Al instante se pusieron en camino para anunciar a Cristo”, hoy de forma particular, la propuesta es meditar a la luz de la palabra de Dios, el tema: “Los laicos llamados a ser constructores de la paz y justicia social”.
En la ocasión, presidió monseñor Miguel Ángel Cabello, obispo de Concepción, quien señaló que el tema de hoy es un tema más que importante porque hoy más que nunca sufrimos por muchas situaciones de injusticia y falta de paz.
“Cambio, renovación es lo que precisamente también esperamos: un futuro mejor, una realidad de justicia y paz. Reconocemos que muchas cosas se han mejorado en nuestro país, estamos avanzando pero lamentablemente al mismo tiempo se mantienen aún muchas situaciones irregulares e injustas, muchas situaciones que son causa de la falta de paz, porque cuando no hay justicia, no hay paz. La paz es fruto de la justicia”, expresó.
El obispo de Concepción instó a que pensemos por ejemplo en la administración de la justicia civil y penal, si bien se van logrando sentencias justas, históricas pero aseguró que desconcierta las veces que la misma justicia libera a los culpables y condena los inocentes. “La justicia pronta y barata no existe o es una utopía, en consecuencia no hay justicia para el pobre, para el que no tiene dinero. Porque la justicia se ha vuelto una mercancía, se compra y se vende, se negocia”, lamentó.
Habló además de la situación de nuestros hermanos indígenas y que de manera frecuente escuchamos que son desalojados de forma violenta, a veces sacados de sus tierras ancestrales con la consecuente destrucción de su cultura y desintegración familiar. “En estas circunstancias se ven obligados a abandonar su hábitat ,emigrar hacia centros urbanos y exponerse a la explotación laboral, la corrupción moral y la caída a la delincuencia al no encontrar los recursos para su sobrevivencia”, agregó.
Igualmente sostuvo que hay injusticias cuando no hay igualdad de oportunidades para el acceso a bienes indispensables para una vida digna. “Duelen así los campesinos sin tierra, las familias sin vivienda digna, con el consecuente peligro de abusos, violencia y promiscuidad. Nos apena que muchos padres no tienen suficientes recursos para alimentar a sus hijos. Del mismo modo, muchos hogares carecen aún de agua potable y servicios de salud. Hay muchos jóvenes sin estudios y sin trabajo. También falta trabajo digno y salario justo para las mujeres y personas con capacidades diferentes”, destacó.
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Corrupción, injusticia, inseguridad
Otro punto que citó monseñor Cabello es que, lamentan la corrupción moral en las instituciones públicas, el robo de los bienes del Estado, los sobornos, el tráfico de influencias, las presiones de políticos inescrupulosos para ocupar cargos públicos.
”Es una injusticia y provoca falta de paz, la inseguridad reinante por la ola de delincuencia en las ciudades, los asaltos a mano armada, la multiplicación de los motochorros, los robos en las calles, casas, locales comerciales y están también las zonas rurales. También es una injusticia que clama al cielo los feminicidios, la violencia doméstica, los abusos sexuales de menores y personas vulnerables”, resaltó.
Mencionó también que es importante no olvidar la escalada de violencia a consecuencia del narcotráfico, el sicariato, el crimen organizado y dijo que lamentablemente sin visos de mejoría ni esperanzas para erradicar este mal.
”Finalmente no podemos olvidar la falta de paz de los que han sufrido el secuestro de sus seres queridos como es el caso de los familiares de Edelio Morínigo, Félix Urbieta y Óscar Denis. Sus familiares aún siguen esperando la vuelta de los tres o por lo menos conocer el paradero de sus restos”, expuso.
Los laicos llamados a ser constructores de la paz y la justicia social
”Ante esta realidad, debemos ser conscientes que todos somos llamados a luchar por cambiar esta situación. Es muy probable que los sacerdotes y obispos no estemos poniendo el pecho ante muchas situaciones injustas y peligrosas, pero son ustedes los laicos los primeros en ser llamados a cumplir esta misión. Son ustedes los que deben hablar fuertemente, quienes deben poner la cara, el pecho, para hacer frente a la injusticia y la falta de paz”, enfatizó.
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Así también, monseñor Miguel Ángel aseguró que antes, los laicos son los que deben dar ejemplo de vida. “Si quieres hablar de honestidad, no robes, no mientas, no defraudes, no coimees. Si quieres hablar de dignidad, no te vendas, no vendas tu conciencia por migajas, no te dejes utilizar, manipular y no seas egoísta, envidioso, codicioso y cruel. Compadécete, ayuda, sé generoso. No te alejes del mundo, no huyas, no calles, no te escondas, no te quedes en el silencio cómplice. Habla, reclama y defiende tu derecho y los derechos de todos. En gran medida están en tus manos el logro de la justicia social y un ambiente de mayor paz, en tus manos está la construcción de una sociedad mejor para todos.”, puntualizó.