Este jueves tuvo lugar el cuarto día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé y en la fecha, el tema central de la homilía fue “Laicos, promotores de la dignidad humana”. En la oportunidad, la misa fue presidida por el cardenal monseñor Adalberto Martínez, arzobispo metropolitano de la Santísima Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, y contó con la presencia del presidente de la República, Mario Abdo, y otras autoridades.

En la ocasión dijo que Jesús nos recuerda que no es suficiente con oír la palabra de Dios. “Nosotros debemos ponerla en práctica. Todos sabemos que las acciones son más elocuentes que las palabras. Poner en práctica las enseñanzas de Jesucristo exige que trabajemos para que su reino se haga realidad en nuestro mundo, significa un constante salir más allá de nosotros, de nuestra mezquindad, de nuestros intereses egoístas, de la codicia, de la soberbia”, expresó.

Refirió que san Ignacio enseñó que el amor se expresa más en los hechos que en las palabras y que en el seguimiento de Cristo, en la práctica de la caridad, no hay horario, ni descanso, ni privacidad ni vacaciones. “¿Amas o no amas? Todo el tiempo y sin condiciones. El gran riesgo del creyente, del discípulo que es enviado, es que escuche y no practique, que invoque al señor, pero su corazón esté lejos, que enseñe la palabra, pero que con su conducta contradiga lo que predica. Es incoherente”, resaltó.

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En la fecha, el cuarto día del novenario de la Virgen de Caacupé contó con la presencia del presidente de la República, Mario Abdo, y otras autoridades. Foto: Emilio Bazán.

El arzobispo de Asunción indicó que para cumplir mejor su misión evangelizadora en el mundo actual, la renovación eclesial es un mandato del Concilio Vaticano II y el Pontificado del papa Francisco la está impulsando con decisión y coraje. “El modelo de Iglesia que el Concilio pide es ser Iglesia pueblo de Dios, donde todos, obispos, sacerdotes, personas de vida consagrada y los fieles laicos tenemos, por el bautismo, cada uno, según su rol y misión específica, la responsabilidad de edificarla para que ella se constituya en el rostro visible de Cristo e instrumento eficaz del reino de Dios”, subrayó.

Señaló que una herida abierta es el escándalo de abusos de menores y de personas vulnerables en el ámbito de las instituciones eclesiales. “El magisterio y las orientaciones del papa Francisco nos llevan a plantearnos seriamente que las parroquias, las escuelas, universidades y los organismos, bajo la responsabilidad de la Iglesia, sean espacios seguros para evitar todo tipo de abusos, incluyendo el abuso de poder, que es causa de otros muchos abusos”, agregó.

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Realidad de los jóvenes

Así también, el cardenal monseñor Martínez habló de manera particular de la realidad de los jóvenes en el país y en la Iglesia. “En términos de la realidad socioeconómica, la juventud es el mayor potencial que tiene el país. El bono demográfico es una riqueza del Paraguay, una oportunidad única e irrepetible, que requiere políticas públicas que apunten a su formación integral para que se constituyan en factor que aporta al desarrollo del país. La educación es la clave. Pero una educación de calidad que piense no solo en términos de formación técnica, que es muy importante, sino sobre todo en la formación en valores que forjen personalidades sanas de corazón, con gran sentido de la responsabilidad y de la ética. Debemos pensar juntos, sin exclusiones, sobre un proyecto educativo integral. La Iglesia acompañará y apoyará una propuesta educativa que contemple los valores que ayuden a la formación integral de la persona humana”, resaltó.

En el ámbito de la Iglesia, dijo que es necesario un mayor acompañamiento a los jóvenes en las parroquias, no solo a los que se acercan y son parte de los grupos de confirmación o de la pastoral juvenil, lamentó que hay tantos jóvenes desorientados y que son víctimas de diversos tipos de vicios que consumen sus vidas y los dejan sin horizontes y aplastan su dignidad. Por lo que se hace urgente la creación de más centros de recuperación de adictos, dentro de la responsabilidad del Estado con sus gobernaciones y las municipalidades.

“Queremos comunicar y demostrar que los jóvenes son importantes para la Iglesia y que a ella le importan sus realidades. Y para los que ya están dentro de la iglesia, exhortamos a los párrocos y agentes de pastoral que les den la oportunidad de un protagonismo real, darles voz, confianza”, enfatizó.

En cuanto a la realidad de los jóvenes, dijeron que quieren demostrar que los jóvenes son importantes para la Iglesia y que a ella le importa sus realidades. Foto: Emilio Bazán.

Situación nacional

En otro momento, en cuanto a la situación nacional, manifestó que debemos señalar que la corrupción y la impunidad son realidades estructurales en el Paraguay y la Iglesia se ha ocupado permanentemente de denunciarlas y de proponer orientaciones para superarlas.

“Sin embargo, constatamos que no solo hemos avanzado poco, sino que en muchos aspectos hemos retrocedido y la situación se ha agravado con la aparición y afianzamiento del crimen organizado. En el Paraguay, el problema no es el suelo: tenemos un pueblo que es capaz de hacer los mayores sacrificios, de ser profundamente solidario, tenemos recursos naturales que son una bendición, el problema es la calidad de las instituciones y personas sobre las cuales construimos el edificio social, moral, político y económico de la nación”, acotó.

Tiempos electorales

Finalmente, mencionó que el mensaje central del Evangelio de Mateo interpela al Paraguay, donde 8 de cada 10 se declaran bautizados católicos. “Si 8 de cada 10 paraguayos son bautizados católicos, podemos suponer que la mayoría de los que ocupan cargos de responsabilidad en el país son bautizados, lo que debe llevarlos a ser los principales promotores de la dignidad humana. Pero no siempre es así. La actuación de muchos actores políticos contradice profundamente las enseñanzas del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia”, lamentó.

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Recordó que estamos en tiempos electorales y que abundan las promesas de mejores oportunidades, de un país distinto, pero que no tenemos que dejarnos impresionar. “Por eso les decimos que es necesario ver y evaluar el testimonio de vida pública y privada de los candidatos. El voto debe ser libre, consciente y responsable. No hipotequemos nuestro futuro por prebendas. No nos dejemos presionar ni extorsionar. No nos dejemos robar la esperanza en una vida más digna y más plena para nosotros y para las generaciones futuras”, expuso.

Recordaron que estamos en tiempos electorales y que abundan las promesas de mejores oportunidades, de un país distinto, pero que no tenemos que dejarnos impresionar. Foto: Emilio Bazán.

Así también, señaló que si bien se dirige prioritariamente a los bautizados, la tarea del bien común es de todos, sin distinción de credo religioso ni partidos políticos. “Es una apelación a todas las personas de buena voluntad, ciudadanos de bien que están llamados a ser parte de una cruzada nacional para el saneamiento moral de la nación. Esta es una tarea urgente e impostergable”, recalcó.

Aseguró que el Paraguay necesita con urgencia signos de esperanza, aunque las tenemos en acciones que se realizan por el bien del pueblo, pero se necesita de quienes tienen responsabilidad ante la sociedad. “La Iglesia católica no puede defraudar la gran confianza que deposita en ella la ciudadanía”, enfatizó.

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