El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se inician los 16 días de activismo contra estos hechos, una campaña internacional que se celebra cada año. La misma termina el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, y pone de manifiesto que la violencia contra las mujeres es la violación más generalizada de los derechos humanos en todo el mundo.
Cabe mencionar que es una campaña iniciada por activistas en el seno del Instituto para el Liderazgo Global de las Mujeres, durante su inauguración en 1991. En la actualidad, el Centro para el Liderazgo Global de las Mujeres (CWGL) sigue coordinando la campaña cada año.
Explicaron que la misma funge como estrategia de organización para personas y organizaciones de todo el mundo con el objeto de hacer un llamado para la prevención y la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas (VCMN).
En apoyo a esta iniciativa de la sociedad civil, con el liderazgo del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres antes de 2030 hace un llamado a la acción mundial para lograr una mayor sensibilización, impulsar los esfuerzos de promoción y compartir conocimientos e innovaciones a fin de acabar con la VCMN.
Se trata de un esfuerzo de promoción plurianual presentado en el 2008, destinado a prevenir y eliminar la VCMN en todo el mundo. Exhorta a los gobiernos, a las y los agentes del desarrollo, a la sociedad civil, a las organizaciones de mujeres, a la juventud, al sector privado, a los medios de comunicación y a todo el sistema de la ONU para que unan esfuerzos con el fin de hacer frente a la pandemia mundial de violencia contra las mujeres y las niñas.
Como en años anteriores, el color naranja se utilizará para representar un futuro mejor, libre de violencia y como tema unificador de todas las acciones globales de la campaña.
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La violación de los DDHH más extendida y generalizada
Si bien la pandemia del COVID-19 exacerbó todas las formas de violencia contra las mujeres, también evidenció la urgencia de la situación, misma que ONU Mujeres, las organizaciones de derechos de las mujeres y otras entidades aprovecharon para impulsar y garantizar cambios a las políticas que se espera que tengan un impacto a largo plazo y cambien la trayectoria hacia la reducción de la violencia.
Ante esto, el secretario general de la ONU instó al sistema de la ONU, los Estados Miembros y otros actores a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas de una vez por todas a través de la Estrategia de Compromiso Político sobre COVID-19 y su llamamiento a los Estados Miembros para que elaboren planes de respuesta de emergencia con vistas a erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas a través de Nuestra Agenda Común.
Las coaliciones para la Acción del Foro Generación Igualdad (GEF) señalaron un sendero claro destinado a lograr un cambio concreto para las mujeres y las niñas de todo el mundo y movilizaron 1.149 compromisos por parte de 453 involucrados en la Coalición para la Acción contra la violencia de género.
Sin embargo, a pesar de estos crecientes esfuerzos y logros, la VCMN sigue siendo la violación de los derechos humanos más extendida y generalizada en todo el mundo. Se calcula que afecta a más de 1 de cada 3 mujeres, una cifra que permaneció prácticamente invariable durante la última década.
Una mujer o niña muere asesinada cada 11 minutos
Las estimaciones mundiales más recientes muestran que, en promedio, una mujer o niña muere asesinada por alguien de su propia familia cada 11 minutos. La pandemia del COVID-19 intensificó la VCMN y también expuso profundas desigualdades estructurales, lo que revirtió décadas de progreso en la participación de las mujeres en la fuerza laboral, aumentado el número de las que viven en la pobreza extrema e incrementado la carga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, todo lo cual aumenta los factores de riesgo y los impulsores de la VCMN
Al mismo tiempo, indicaron que se produjo un incremento de los movimientos antiderechos, incluidos los grupos antifeministas. Esto provocó una reducción del espacio para la sociedad civil, una reacción contra las organizaciones de derechos de las mujeres y un aumento de los ataques contra las defensoras y activistas de los derechos humanos.
A pesar de estas preocupantes tendencias, también hay más pruebas que nunca de que la violencia contra las mujeres se puede prevenir. Los datos demuestran que la presencia de un movimiento feminista fuerte y autónomo es el factor más crítico para impulsar el cambio de políticas para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, tanto en contextos transnacionales como en la elaboración de políticas nacionales, lo que indica la importancia de invertir en la construcción de movimientos de mujeres.
La investigación también demostró que es posible reducir a gran escala la VCMN mediante acciones multisectoriales coordinadas de los gobiernos y la sociedad civil, aunados a esfuerzos intensificados de incidencia y campañas en los medios de comunicación llevados a cabo por organizaciones feministas.