Este martes, desde el barrio Santa Ana de la ciudad de Asunción denunciaron que son constantemente víctimas de los delincuentes, por lo que decidieron crear una comisión e instalaron cámaras que podrían ayudar a identificar a los malvivientes, pero estas también fueron robadas. Afirman que la Policía Nacional no les toma sus denuncias y además nunca acude ante los llamados de auxilio.
Lo triste del caso es que desde hace dos años están viviendo ante esta ola de robos y asaltos contra los vecinos, por lo que decidieron crear la comisión con la intención de reunir dinero y mejorar el sistema de seguridad de la zona. “Mandamos instalar las cámaras para nuestra seguridad e identificar a los delincuentes, pero en el tercer día que instalamos fueron robadas”, detalló Graciela Caballero, vecina de la zona en C9N.
Resaltó que las cámaras fueron instaladas en un callejón donde se suelen reunir los malvivientes, lo que molestó a los mismos y decidieron llevarse los artefactos. “En esta zona ellos llaman a los conductores de plataformas y los asaltan. Siempre están armados y también roban a los que pasan por la zona”, señaló.
Aseguró que la misma situación pasaron hace un año cuando instalaron las primeras cámaras en la zona y que en esa oportunidad también fueron robadas por los malvivientes. “Hicimos la denuncia ante la comisaría jurisdiccional y la Fiscalía, pero nadie nos hace caso. Ellos se la ingenian para llevarse las cámaras, trepan las casas, poste de la Ande, usan palos y en algunos casos hasta arma de fuego para dejar fuera de funcionamiento”, detallaron.
Los vecinos manifestaron que están cansados de los malvivientes que no son vecinos y que cuando llegan los agentes se refugian en una de las viviendas, lo malo de la situación es que amenazan a los vecinos, que deben vivir encerrados mientras los delincuentes andan libres y tranquilos por las calles.
“Vivimos amenazados, nos tiran cualquier cosa en el patio y al final no podemos andar ni en el patio de nuestras casas. A partir de las 18:00 tenemos que estar todos encerrados, llamamos al 911 y nunca vienen, vivimos desprotegidos, nadie nos ampara. Los malvivientes se burlan de nosotros, se ríen en nuestras caras”, dijo Liz Jara.