Por Alejandra Viola

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Cada edición de Colosos de la Tierra, desde hace 11 años, es diferente, pero todas dejan un mensaje especial e importante: el cuidado de la naturaleza. Esta tercera y última expedición no fue la excepción, sobre todo por la calidez humana que se pudo notar en la gente que recibía a la comitiva en cada parada. La emoción de las familias al ver que el coloso que habían postulado fue finalista e iba a ser verificado por el grupo de A Todo Pulmón era una emotiva escena que se repitió durante el último fin de semana de recorrido.

Los últimos árboles finalistas están en el departamento de Cordillera; uno en la ciudad de San Bernardino, en el terreno de la familia Ceuppens. La historia fue relatada por Blanca y Ana, hijas de don Daniel y doña Blanca Talavera de Ceuppens quienes fueron los protagonistas de una experiencia de amor y cuidado a la naturaleza y que inculcaron a sus tres hijos.

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“Lo que sé es que mis padres compraron este terreno en el año 1972, esta propiedad estaba vacía y con los años transformamos e hicimos galpones, este árbol ya estaba, cada vez que tocábamos el terreno se hacía de todo menos tocar el árbol y hace unos 15 años sacamos los galpones y la propiedad dejó de ser granja pero nosotros siempre cuidamos el árbol y ahora ya iniciamos una pequeña reforestación para mantener la propiedad inalterable”, comentó Blanca Ceuppens, propietaria del terreno.

La familia Ceuppens recibió un reconocimiento por parte de la ONG A Todo Pulmón por haber sido el árbol finalista. Foto: Alejandra Viola

En épocas de mucha lluvia, las plantaciones suelen verse afectadas por los fenómenos naturales. Este es un momento de suplicio para los pobladores de San Bernardino sobre todo a aquellos cuyos terrenos son bien boscosos. “Cada vez que llueve, rezamos para que al árbol no le pase nada, porque varios vecinos ya sufrieron consecuencias después de los temporales, suele arrasar la lluvia acá”, mencionó Ana, también propietaria del inmueble.

El desafío de todos los días, dijeron ellas, es el de transmitir a sus hijos la herencia más valiosa que dejaron sus padres; preservar los recursos naturales. “Ese es el mensaje que les damos a nuestros hijos siempre, cuidar este regalo que es la riqueza y la hermosura de la naturaleza”, concluyó.

El finalista

El árbol finalista se encuentra en la ciudad de Areguá. Era el último y las expectativas, en cada parada, fueron cada vez más intensas, principalmente por la carga emotiva que llevaban consigo las familias que llegaron a la etapa final del concurso. La presentación de este coloso quedó a cargo de Sofía Villamayor, oriunda de Areguá, en el barrio Brisas del Lago.

Sofía comentó que su madre; doña María, fue la promotora de la postulación y la minuciosa investigación que hizo previo al inicio del concurso. El imponente timbó está plantado en el medio de la propiedad de la familia Villamayor. “Al comienzo veía la publicidad de Colosos de la Tierra y no estaba tan interesada, pero mi mamá me insistió, investigué y decidí postular este timbó. Yo empecé a postular desde que tenía 12 años y hoy, a mis 18, por fin se cumplió mi sueño de que mi árbol sea finalista”, dijo bastante emocionada.

Sofía elaboró un escrito para explicar un poco de historia. El nombre popular del timbó es "oreja de negro". Se debe a que su fruto es una vaina de color negro de forma redonda, similar a la oreja de una persona. El fruto mide aproximadamente cinco centímetros de diámetro y uno y medio de espesor, lo cual lo hace similar a una oreja. Foto: Alejandra Viola.

La joven agradeció a su comunidad y a toda la familia que la apoyó en todo este proceso. “Estoy muy agradecida con ella, siempre me apoyó desde que postulé mi primer árbol, me motivó siempre”, sostuvo.

Final feliz

Lo bueno de las historias con finales felices es que quedan atesoradas en un lugar muy especial del corazón. Seguramente así lo habrán hecho todas familias que recibieron la visita del equipo de A Todo Pulmón. La última parada estuvo cargada de mucha emoción. Un show de canto y música paraguaya coronó la recta final de 4 días de intenso viaje.

Al ritmo de "Paraguaya linda" un grupo de bailarinas de la ciudad de Areguá protagonizaron una danza, dando cierre a la última expedición de Colosos de la Tierra. Foto: Alejandra Viola.

En total, se hizo un recorrido de 3.627 kilómetros a lo largo y ancho del país. Alto Paraná, Caaguazú, Cordillera, San Pedro y hasta el Chaco paraguayo fueron los destinos en los que se encontró a los colosos finalistas. El concurso ahora tiene en carrera a 23 árboles que fueron medidos y verificados a fin de determinar si se ajustaban a los parámetros establecidos. El próximo 28 de setiembre se conocerá a los ganadores en una gala, sin dudas, de mucho sentimiento.

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