El Instituto Nacional de Estadística (INE) y universidades públicas y privadas tendrán un convenio para trabajar en el Censo Nacional de Población y Viviendas 2022.
Esperan que estudiantes universitarios puedan ayudar en los puestos de supervisores y censistas, de cara al operativo que sería a fin de año. Los mismos recibirán 40 horas de extensión tras haber cumplido con la capacitación y la recolección de datos en el Día D.
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Higinio Olmedo, coordinador de Convenios Interinstitucionales del INE, señaló que se llegará a establecer alianzas con 51 universidades e institutos superiores.
“El INE certificará a los estudiantes de modo de incorporarlos en sus carreras como extensión universitaria, según la reglamentación de cada universidad. El INE certificará con 40 horas y ya cada universidad acreditará al alumno los puntos que estén establecidos en sus reglamentos”, explicó.
Olmedo agregó que se apunta a que cada estudiante incorporado como supervisor o censista trabaje en su comunidad. “Por ejemplo, yo estudio en San Pedro, pero soy de Concepción, mi distrito es Concepción. Entonces yo voy a trabajar en mi distrito, mi universidad me acreditará esas horas”, explicó.
Fany López, especialista en Capacitación de los Procesos Censales, detalló que la capacitación será mixta, a distancia y presencial.
“Cada estudiante podrá bajar sus materiales (de la web), videos y autocapacitarse, pues tendrán una guía de trabajo. Y podrán hacerlo en el módulo para supervisores o en el de censistas, que tienen contenidos similares, pero el tiempo de evaluación será diferente para cada caso de acuerdo al cronograma”, mencionó.
En una segunda parte, la capacitación y evaluación será presencial y con base en el cuestionario, de modo que se pueda pasar a la tercera fase, que va a ser la del trabajo de campo en sí.
La extensión universitaria es un requisito obligatorio en algunas universidades y consiste en cumplir con algún servicio que ayude a la comunidad. Se suelen realizar campañas de salud, talleres, entre otras actividades.
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Trabajos de lujo y trabajos de última
EL PODER DE LA CONCIENCIA
- Por Alex Noguera
- Periodista
- alex.noguera@nacionmedia.com
Sentados en sillones de lujo, cada uno con computadora, con celulares, internet gratis, aire acondicionado gratis, electricidad gratis, bocaditos y hasta mozos, sin mencionar otros beneficios, los parlamentarios “trabajan” y reciben un sueldo que es de otro planeta para cualquier trabajador normal de la calle, ya que cada mes se les deposita en su cuenta en promedio 12 veces más que a cualquier empleado que cobra sueldo mínimo.
Esta brecha se ahonda aún más si reconocemos que recibir sueldo mínimo en Paraguay es un lujo ya que según cifras actuales existen 430.000 trabajadores asalariados que no alcanzan el salario mínimo.
¿Puede ser peor? Y sí, sí puede si apuntamos que el 63 % de los trabajadores carece de seguridad médica ni jubilación, es decir, no tienen derecho a enfermarse porque no tendrán con qué pagar atención médica y deberán trabajar hasta que no puedan más porque no les sobra para prever un mínimo retiro para la vejez. El panorama es peor para las mujeres, ya que el 80 % de ellas no tiene seguridad social.
En su informe de Índice de Mejores Trabajos presentado el 30 de abril –hace apenas 4 días– por el Día Internacional del Trabajo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hizo un llamado urgente a aumentar la calidad del trabajo en América Latina y el Caribe.
Según datos recabados en 17 países de la región, hay trabajo, pero malo. El dossier refiere que el 70 % de las personas en edad productiva trabaja, pero la calidad del empleo apenas llega a 41,2 puntos sobre 100 posibles.
Las cifras de la zona revelan que casi el 55 % de los trabajadores son informales, es decir, no tienen un contrato y menos cobertura de seguridad social. A pesar de trabajar todos los días, el 30 % no alcanza a ganar lo suficiente para superar la línea de pobreza.
Un dato no menor es que las mujeres de América Latina “tienen empleos de peor calidad que los hombres con una brecha de 16 puntos en el Índice de Mejores Trabajos”.
Con la filosofía de “ya me casé, ahora puedo engordar”, los parlamentarios “trabajan” en sus sillones de lujo distraídos en sus cuestiones personales, olvidando que por todo el salario que reciben deberían producir muchas veces más. No hay relación entre lo que cobran y lo que entregan a los ciudadanos.
Crean comisiones, se deleitan dando conferencias a la prensa que no aportan nada y de verdad creen que son importantes. Dan discursos vacíos y explicaciones rebuscadas o crean comisiones eternas que dan mil vueltas para hacer nada. Mientras, afuera del Parlamento miles de paraguayos hacen lo imposible por poder llevar el pan a su mesa, por poder subsistir un día más.
Cuando Esperanza Martínez o Celeste Amarilla sienten ganas de tomar un cafecito, hacen un gesto y el servicio es instantáneo. Ni siquiera deben moverse de su sillón de lujo. Si tienen sed, a su alcance tienen todas las veces que les place una botellita de agua potable, mineral, fría y segura.
Mientras, en ese mismo momento en el Chaco, muchos compatriotas deben caminar kilómetros para recoger agua sucia y contaminada porque es la única que hay (cuando hay).
Forman grupos con baldes o bidones y los llenan con el líquido mezclado con barro y quien sabe cuántas bacterias y acarrean todo el que pueden porque no hay una canilla como en Asunción. Tal vez en las comisiones estén debatiendo si esa canilla debe ser celeste o amarilla o verde o azul. Se envuelven en excusas y caprichos y dan buenas razones, pero nunca soluciones.
Y allá va el grupo de aguateros, cansado, expuesto al peligro de los elementos, a los animales. A ellos no les importa el color de la canilla, sino el agua a la que tienen derecho.
En vez de dar una respuesta a la urgente necesidad de agua en el Chaco, una vez más dan vueltas, crean comisiones, dan excusas y ven la manera de sacar rédito por hacer lo que deberían haber hecho y no lo hicieron.
Como indica el BID en su último informe, hay mucho trabajo, pero la calidad del trabajo debe aumentar con urgencia.
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Senadora destaca diálogo con universitarios y seguir en la mesa de trabajo
La senadora Lilian Samaniego resaltó la instalación de la mesa de trabajo entre representantes del Gobierno nacional y representantes de los jóvenes universitarios en el marco de la financiación del programa Arancel Cero.
La senadora colorada instó a seguir en esa mesa de diálogo para seguir construyendo, instando a que se logre una solución al conflicto y así continuar trabajando, indicó.
“Lo importante es que se instaló una mesa de trabajo, el diálogo siempre derriba fronteras, y esa mesa de trabajo tiene que ser permanente para que todo se pueda debatir y se llegue a las soluciones que se necesita y seguir trabajando”, expresó la senadora en conversación con los medios de comunicación en el Congreso.
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Así mismo, indicó que se debe dar la tranquilidad a los universitarios y a la ciudadanía de que el programa de Arancel Cero está blindado y seguir con las conversaciones, mientras tanto, afirmó que esas garantías ya se encuentran tanto en la Ley Hambre Cero y en la reglamentación del Poder Ejecutivo.
“Hay que garantizar eso de forma indiscutible, que no haya dudas para que la juventud y todos tengan las garantías, la seguridad, no haya incertidumbre de que eso va a ser así durante todo el tiempo. Estaba en la ley y el decreto, aclaró más, pero hay que seguir, si hay algunas dudas, hay que seguir con la mesa de trabajo que se instaló”, aseveró.
Al respecto, indicó que la Ley 7264 que se promulgó recientemente “habla en su artículo 2 del tema del financiamiento de la gratuidad que tiene que salir de la partida presupuestaria Fuente 10 de recursos del tesoro, no se puede recortar ni tampoco reprogramar”.
De igual manera, en el reglamento 1524, que salió del Poder Ejecutivo, “habla que tanto las universidades nacionales como los institutos que dependan del Ministerio de Educación y Ciencias, como también de Instituto Nacional de Salud debe tener la cobertura y una vez que estas instituciones o estas entidades cumplan los artículos 3.° y 4.° del reglamento, la transferencia tiene que ser también del 100 %”.
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CDE: instruyen sumario a militar por supuesta agresión a universitarios
El capitán Ariel Benítez, director de Comunicación de las Fuerzas Armadas, confirmó que se instruirá sumario a los militares que protagonizaron un altercado con estudiantes universitarios en paro en Ciudad del Este (Alto Paraná). Calificó de lamentable el hecho y aseguró que el personal ya está identificado y es de la Armada.
“Es miembro de la unidad naval de Ciudad del Este el que está implicado en este hecho y están tomadas las primeras acciones administrativas que corresponden para estos casos”, señaló al canal GEN y Universo 970AM/Nación Media. Los estudiantes paraguayos cursan sus estudios en Foz de Yguazú y cruzaron la frontera el día de ayer jueves para apoyar la manifestación de jóvenes en defensa de la Ley de Arancel Cero.
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El vocero militar manifestó que ya se tomó declaración al efectivo responsable de la agresión contra los estudiantes. “No puedo emitir una opinión acertada de lo que ocurrió, quiero aguardar para emitir una opinión institucional al respecto. Quiero leer ese informe, estar al tanto y poder dar una declaración acertada del hecho en sí”, puntualizó.
Imagen viralizada
Benítez explicó que ni bien se tuvo conocimiento del incidente el escalón superior tomó intervención y “todo el personal que estuvo implicado en el caso sea apartado del cargo”, a fin de que sea sometido al sumario correspondiente para aclarar todo lo acontecido en ese momento.
Las imágenes de la agresión fueron difundidas ampliamente por redes sociales y según la denuncia de los jóvenes el mencionado militar agredió físicamente a uno de los manifestantes en momentos en que cruzaba el puente internacional con destino al territorio brasileño.
“Varios son los que en ese momento estaban cumpliendo la función de proteger y salvaguardar la integridad de todos los transeúntes en el puente. Como digo la superioridad está tomando las cartas al respecto a fin de aclarar y si se confirma totalmente que ese hecho ocurrió así, se tomarán las medidas que correspondan”, finalizó.
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Los imprescindibles
- Por Aníbal Saucedo Rodas
- Periodista, docente y político
Las movilizaciones populares –urbanas, rurales o mixtas– siempre serán un soplo de aire fresco para que la democracia siga respirando por el pulmón de la libertad, la justicia y la defensa de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Son factores de presión que, paradójicamente, contribuyen a descomprimir los conflictos sectoriales mediante la instalación de una mesa de diálogo donde, previamente, las partes se conceden mutua legitimidad para negociar.
El paro y la posterior marcha de los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción, por ejemplo, reclamando un reaseguro que garantice el Arancel Cero en sus distintas facultades, es un acicate para que este modelo de Gobierno –la democracia– no se convierta en un régimen anquilosado y esclerótico que solo se mueva por la inercia de los acontecimientos ya planificados. Son sacudidas que obligan a desempolvar los músculos del cerebro para abrir otras puertas a la creatividad y la eficacia. Es por ello, quizás, que el sociólogo austriaco Albert Schäffle marcaba una línea demarcatoria entre las “cuestiones rutinarias del Estado”, aquellas que se repiten con regularidad, y “los asuntos de la política” en que se tienen que “tomar resoluciones ante situaciones nuevas y únicas” (citado por Karl Mannheim).
Sin embargo, como ya lo dije días atrás, estas manifestaciones de protesta y reivindicación son eventuales y cerradas. No avanzan a un siguiente nivel del juego democrático. Una vez satisfechas sus demandas, los estudiantes volverán a sus claustros para reiniciar su proceso de formación en la búsqueda de un título profesional que pueda acreditarles, a su vez, una vida digna mediante el trabajo honesto. Su conciencia, por tanto, es reducida al ámbito de su existencia coyuntural. Sus logros, consecuentemente, son efímeros porque no los plantean como una dialéctica revolucionaria entre la ideología de la clase dominante y la utopía de una clase ascendente. Lo más probable –la experiencia histórica es elocuente– es que los protagonistas de hoy contribuyan mañana a reproducir, por acción u omisión, las estructuras del viejo orden.
¿Dónde están los líderes de aquella gesta memorable de “UNA no te calles”? Mi memoria rescata a un diputado opositor: Raúl Benítez. Los demás, quizás, estén trabajando en proyectos sociales, alguna organización no gubernamental o formando parte de un equipo que busca apuntalar iniciativas populares desde sus propios espacios. Pero lo concreto es que están invisibilizados, tal vez, porque así lo desean. No obstante, para un giro radical de liderazgos, dentro de todas las organizaciones partidarias –de las viejas y de las nuevas– se precisan de conductores que asuman públicamente su papel, de manera coherente, permanente y consecuente (Fernando Savater).
Las dos últimas veces que los estudiantes se constituyeron en conciencia popular fueron en 1959, reclamo por la suba de pasajes en el transporte público; y en 1969, protesta por la presencia del gobernador del estado de Nueva York, Nelson Rockefeller, por considerarlo como uno de los instigadores de la Guerra del Chaco, puesto que la Compañía Standard Oil, propiedad de su familia, operaba en Bolivia. La represión, en ambos casos, fue brutal.
En esta última insurgencia cívica, la del 20 de junio del 69, los extremos se tocaron: estudiantes del Colegio Nacional de la Capital (CNC), hijos del pueblo, cerraron con barricadas la avenida Eusebio Ayala, mientras que alumnos de los colegios San José y Goethe clausuraron con fogatas la avenida España. Cerca de ambas instituciones se encontraba entonces la Facultad de Ingeniería, donde se habían atrincherado cerca de 400 universitarios, quienes sufrieron el asalto de policías y civiles armados de mangueras recortadas y garrotes.
Diez años atrás, los alumnos de la secundaria, especialmente del CNC, ya habían protagonizado una espectacular insurgencia pacífica, por los motivos ya explicados. El 29 de mayo de 1959, posterior a la salvaje represión, hubo un masivo apresamiento de los dirigentes de las instituciones del nivel secundario. En la plaza Italia, denunciaba el Centro Colorado Blas Garay”, estudiantes “concentrados en dicho lugar fueron impunemente agredidos por efectivos de la Policía de la capital, con gases y la montada”. Pero no se limitaron “a la simple disolución de la reunión, sino que procedieron a una alevosa persecución de los jóvenes hasta alejados sitios del punto de reunión, y de cuya consecuencia resultaron compañeros heridos y lesionados”.
Y concluye el comunicado repudiando el atropello y solicitando sanción a las autoridades responsables. Un total de 192 estudiantes fueron a parar por varias semanas a la Guardia de Seguridad, en Tacumbú. Al día siguiente, el 30, la misma organización estudiantil anunciaba la detención de Carlos Zayas Vallejos, Abel dos Santos, José D. Miranda, Enrique Riera, Miguel Ángel González Casabianca, Fulgencio Aldana, José Zacarías Arza, Osvaldo Chaves, Waldino Ramón Lovera, Mario Mallorquín, Luis O. Boettner y Eladio Montanía.
Las exigencias universitarias, reitero, son cíclicas y específicas, pero no son constantes ni acompañan las reivindicaciones de otros sectores sociales, especialmente obreros y campesinos. No existe un derrotero posterior fuera del círculo académico. Otorgando una valoración especial a estas movilizaciones por las razones ya expuestas, lo ideal sería que prosiguieran con la actitud de inconformismo buscando transformar la realidad mediante un proceso asiduo y coherente. Para eso hay que involucrarse, directa y abiertamente.
De Bertolt Brecht rescatamos el conocido poema: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida; esos son los imprescindibles”. La lucha debería continuar más allá del campus, porque, entre la rebeldía de hoy y la mentalidad burguesa de mañana, hay un breve y tentador trecho. Buen provecho.