Este martes se llevó a cabo la presentación en Paraguay del informe “Dos años después. Salvando una generación”: El impacto de la pandemia en la educación. Acciones urgentes. Según el reciente informe del Banco Mundial-Unicef, en colaboración con Unesco, cuatro de cada cinco niños en América Latina y el Caribe (ALC) no podrán comprender un texto simple.

El mismo hace un llamado urgente a la acción para mitigar la crisis de aprendizaje tras el COVID-19. El análisis contenido en el documento estima que las pérdidas de aprendizaje podrían costar a los alumnos de hoy una reducción en sus ingresos del 12 por ciento a lo largo de su vida.

El evento contó con la participación de autoridades y referentes nacionales del área, entre los cuales estuvo la viceministra de Educación, Alcira Sosa, quien señaló que el sistema educativo no estuvo exento de los embates que se dieron a partir de la situación de la pandemia.

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La viceministra de Educación Alcira Sosa participó de la presentación del informe. Foto: Roberto Zarza.

“Fueron obstáculos en un primer momento que permitieron reconfigurar la práctica del docente en el aula de la comunidad educativa y de las familias para hacer posible sostener el vínculo en educación. Más allá de las pérdidas de aprendizaje que sabemos se han dado”, refirió.

Así también, Sosa dijo que hay desafíos que permanecen y dijo que sin dudas uno de los temas prioritarios que debemos comprender hace a la medición de los aprendizajes desarrollados en el contexto de la pandemia. “La información de estas evaluaciones permitirá ajustar estas intervenciones pedagógicas”, agregó.

Acerca del informe

En la ocasión, uno de los coautores del mencionado informe, Juan Diego Alonso, economista senior de la división de Educación de América Latina y el Caribe del Banco Mundial, mencionó algunos puntos centrales.

En este sentido, es importante señalar que América Latina sufrió uno de los cierres de escuelas más largos del mundo. Las acciones urgentes deben centrarse en la recuperación y aceleración del aprendizaje.

Juan Diego Alonso, coautor del informe, presentó algunos puntos centrales. Foto: Roberto Zarza.

Esta agenda requiere de la aplicación de cuatro compromisos: colocar a la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública; reintegrar a todos los niños, niñas y adolescentes que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella; recuperar los aprendizajes perdidos y asegurar el bienestar socioemocional de los niños, niñas y adolescentes; así como también valorar, apoyar y capacitar al personal docente.

Región más afectada

La región fue la más afectada a nivel mundial por el efecto combinado de la triple crisis (de salud, económica y educativa) motivada por la pandemia del COVID-19. Entre otros puntos, fue una de las dos regiones donde la duración del cierre de instituciones escolares fue la más prolongada.

“El efecto del cierre de escuelas fue devastador, especialmente en lo referente a los resultados de aprendizaje y al desarrollo de competencias de los estudiantes. Se estima que el estudiante promedio en América Latina y el Caribe perdió, a la fecha, entre 1 y 1,8 años de escolaridad, cuando se los mide ajustados por el aprendizaje real que tuvieron durante ese período”, expuso Alonso.

Evidencia recientemente recolectada en algunos países de la región muestra que los resultados de aprendizajes en habilidades fundamentales como la lectoescritura y las matemáticas habrían caído a niveles de hace más de 10 años atrás.

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Estrategias

El informe también reveló que los niños más jóvenes y vulnerables (edad inicial) fueron desproporcionadamente afectados por estas pérdidas de aprendizaje, como muestra la evidencia más reciente, sentando las bases para una mayor desigualdad y una crisis generacional.

Dada la gravedad de la crisis, el informe insta a los gobiernos a enfocar inmediatamente sus políticas en dos estrategias esenciales: regresar a la escolaridad y recuperar el aprendizaje perdido. El regreso a la escolaridad apunta a completar la reapertura de todas las escuelas de forma sostenible, a reinscribir a todos los estudiantes y a evitar la deserción.

En tanto que la agenda para recuperar el aprendizaje debe priorizar las habilidades fundamentales en lectura y matemáticas, evaluar el nivel de aprendizaje, y poner en marcha estrategias y programas de recuperación del aprendizaje a gran escala.

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