El hacinamiento es el factor principal y favorito para que la tuberculosis pueda atacar a todo dar y el lugar de la misma se encuentra en las cárceles, que reportan más de 500 casos de la bacteria, que atacan directamente a los pulmones y también otras partes del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro.
De acuerdo con el Programa Nacional de Control de la Tuberculosis, en el 2021 diagnosticaron alrededor de 520 casos de la enfermedad en todas las formas, en los 18 centros penitenciarios del país. La aglomeración es una de las causas de la propagación de esta infección.
Ante esta certeza, la semana que concluyó se llevó a cabo la “Visita virtual para el fortalecimiento de la implementación de los lineamientos para la prevención y el control de la tuberculosis en personas privadas de libertad, en la región de las Américas”. La actividad estuvo organizada por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
La visita tuvo como finalidad fortalecer las acciones de implementación inicial de estos lineamientos, para la prevención y el control de la tuberculosis (TB) en penitenciarías del territorio nacional, según informó el Ministerio de Salud Pública.
En esta ocasión, presentaron los lineamientos regionales al equipo del Programa Nacional de Tuberculosis (PNT) y otras instancias involucradas en el abordaje de poblaciones recluidas en centros penales y otros centros de detención a nivel nacional.
El último dato publicado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) revelaba datos preocupantes de entre los años 2009 al 2018. El porcentaje de todos los casos de tuberculosis entre los reclusos aumentó del 7,1% en el 2009 al 14,5% en el 2018. Destacaban varios centros penitenciarios del país; Tacumbú (39,0%) y Ciudad del Este (23,3%) representan dos tercios de todos los casos de la enfermedad infecciosa en las cárceles.
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