La temporada del año en que los padres deben tener mayores cuidados con los niños debido a los cambios de clima es el mes de agosto, que pasa de muy frío a caluroso y volviendo al fresco, indicó el doctor Ricardo Iramain, jefe del Servicio de Emergencias Pediátricas del Hospital de Clínicas de la FCM-UNA.
En este sentido, señaló que dichos cambios son propicios para las enfermedades respiratorias agudas, que de no tratarse pueden llegar a cuadros críticos. En ese contexto, apela al cuidado a través de la prevención, la inmunización y el reposo adecuado ante la presencia de la enfermedad para evitar contagios.
Igualmente, el pediatra manifestó que están registrando casos de gastroenteritis, cuya manifestación se da con vómitos y diarrea, por lo que recomienda la consulta precoz ante estos indicios, atendiendo a que puede llegar a una complicación que es la deshidratación o falta de agua en el cuerpo, de manera leve, moderada o grave, y que debe ser detectada, para evitar daños a órganos como el riñón, que no tolera la insuficiencia de líquido.
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Cambio de clima
Así también, el profesional dijo que el ambiente un tanto primaveral y caluroso fue un freno a la causal de las afectaciones a las vías aéreas o respiratorias, y alertó a tener en cuenta siempre los informes meteorológicos. De esta manera, estimar que los cambios de tiempo son los que dificultan el desarrollo respiratorio y disminuyen las defensas en los niños.
“Hemos experimentado una notable disminución de cuadros respiratorios y de COVID-19 en los niños, creemos por la conjugación de factores importantes como la vacunación contra el SARS-CoV-2, que a la fecha no hemos registrado a más menores con cuadros por el virus; lo que consideramos un impacto importante en la casuística de esta enfermedad; en tanto el invierno caluroso por el que atravesamos ha contribuido a las bajas en cuanto a los cuadros respiratorios”, destacó.
Indicó que con estos cambios de tiempo se cree que volverán a aparecer de nuevo los cuadros respiratorios como bronquitis, neumonía, bronquiolitis, entre los más frecuentes. “Por ello insistimos en que los padres o cuidadores abriguen bien a sus niños, evitar sacarlos en lo posible al frío, prever la exposición innecesaria. Así también, completar el esquema de vacunación contra el COVID, que debe ser imperativo ético de los padres; el país cuenta con vacunatorios y las dosis se aplican desde los cinco años de edad, y las vacunas son gratuitas, así que no se puede ni se debe perder esta oportunidad”, sostuvo.
La importancia de reposar
El especialista enfatizó en que si el niño está engripado no debe ir a la escuela, guardería o compartir con otros niños por dos motivos: primero por la condición del mismo, porque se encuentra con una enfermedad respiratoria, y tiene que estar en reposo por el cuidado del pulmón; eso implica evitar actividades de esfuerzo y agitación; y, por otro lado, tener en cuenta que las enfermedades respiratorias se contagian; un niño enfermo puede transmitir el virus a los niños que están sanos.
“Reposar no significa que el niño o niña se quede en la casa a jugar o hacer actividades de agitación que puedan exacerbar su cuadro, sino mantenerse alejado, aislado en lo posible de los demás miembros de la casa y bajo cuidados, evitando la diseminación del virus”, puntualizó.