El médico y exministro de Salud Antonio Arbo falleció a los 63 años. Sus colegas, amigos, familiares y personas de su entorno más íntimo lo recuerdan como un gran hombre que dejó un legado importantísimo dentro de la medicina. En una charla exclusiva con La Nación, el senador Lucas Aquino, sobrino de Arbo, habló sobre algunos detalles de su extensa carrera médica y fragmentos de una vida sencilla y muy comprometida.
Para el senador Lucas Aquino, la partida de Arbo es una gran pérdida para el país. El exministro de Salud se destacó por su don de gente y su capacidad como profesional por los conocimientos que adquirió y supo transmitir a varias generaciones. “Fue un patriota, extremadamente honesto, liberal por convicción y apasionado por la medicina, mucho va a pasar para volver a encontrar un Antonio Arbo en nuestro país”, sostuvo conmovido el parlamentario.
Huellas imborrables
El doctor Arbo era extremadamente persistente en todos los ámbitos de su vida. Lo fue para llevar a la medicina a su más altos estándares y para su entorno, fue el mejor ministro de Salud que tuvo el Paraguay en muchos años. Fue visionario e introdujo innumerables cambios en el ámbito de la salud. El mismo ocupó el cargo de ministro en el periodo 2012-2013, durante el breve gobierno de Federico Franco.
Parte de su gestión fue haber creado el primer Hospital del Corazón, más conocido como Hospital San Jorge, así también el Centro del Quemado y Cirugía Reconstructiva. Comenzó el programa de vacunación para niñas a fin de evitar el cáncer de cuello uterino y potenció la capacidad de camas en terapias intensivas, más de un centenar sobre todo en el interior del país.
Lea más: Confirman el fallecimiento de Antonio Arbo, exministro de Salud
También favoreció el incremento de puestos de unidad familiar, la habilitación del Hospital de Clínicas en su nueva sede, la inauguración del Hospital Santa Rosa del Aguaray, que dio lugar luego a la actual Facultad de Ciencias Médicas con filial en dicha ciudad, el primer Hospital Cardiológico del Paraguay Juan Adolfo Cattoni, las múltiples campañas de prevención y vacunación que presidió, entre ellas la de desparasitación implementada después del gobierno del presidente Eligio Ayala.
Antonio Arbo padecía cáncer y enfrentó una lucha incansable durante 8 largos años, tiempo en que, según sus familiares, nunca se dio por vencido y se aferró a la vida hasta los últimos minutos que pasó en un hospital privado de Asunción. En busca de mejorar su calidad de vida, recibió tratamiento en nuestro país y en el exterior. “No dejó un segundo de pelear, el siempre fue así, lo fue como profesional y como persona, muchas generaciones van a pasar para dimensionar la pérdida tan grande con su deceso”, relató Aquino.