Numerosos referentes de diversos ámbitos han expresado sus pesar por la partida de Humberto Rubin, quien fuera el ícono de la radiofonía paraguaya. El “león del periodismo paraguayo”, falleció este lunes pasado a los 87 años, y hoy fue homenajeado en Radio Ñanduti que fundó en 1962, antes de acudir a su última morada, el Cementerio Israelita de Asunción.
Tanto periodistas, políticos, y de todos los ámbitos culturales han dejado algunas palabras de recordación a quien fuera una de las voces que queda inscripta en la historia del periodismo paraguayo. Es así que uno de los políticos con quien mantuvo una amistad cercana, pese a sus diferencias que en algunas ocasiones dejaban notar, fue el senador colorado Juan Carlos Galaverna quien lo resaltó como el hombre que revolucionó la radiofonía nacional.
En comunicación con 780 AM, el político colorado, de 72 años, fue entrevistado horas después de que se conociera el fallecimiento de don Humberto Rubín. “El hombre que revolucionó la radiofonía nacional. El implementó el micrófono abierto en Paraguay”, recordó el actual senador de Ypacaraí que, al igual que el comunicador, enfrentó a la dictadura de Alfredo Stroessner (1954–1989), en su caso como integrante del Movimiento Popular Colorado (Mopoco), que dentro del Partido Colorado se oponía al Gobierno del General.
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Impuso un estilo periodístico radial
Mientras que la periodista y empresaria Mina Feliciángeli recordó sus primeros pasos en el periodismo, que justamente lo hizo de la mano de don Humberto, quien fue su gran maestro. En ese sentido, remarcó que con Rubin, ella se formó en esta profesión. “Don Humberto fue un maestro, no solo para los que trabajamos directamente con él, como es en mi caso y otros tanto. Él es toda una referencia porque marcó todo un estilo periodístico, él impuso un estilo periodístico, que revolucionó la radio. En mi caso particular, y seguro para otros, don Humberto significó mucho para nosotros”, mencionó en comunicación con “A Punto”, emitido por canal GEN/Nación Media.
Asimismo, recordó que Humberto Rubín se convirtió en la voz de los que no tenían voces y, en lo personal, Feliciángeli reconoció que la formó profesionalmente porque hizo toda la carrera política en Ñandutí y luego fue a recorrer otros medios. “Sobre todo porque me dio la posibilidad de trabajar en un momento donde nadie le daba ninguna posibilidad de nada, porque había estado presa, al igual que Benjamín Livieres (exmarido de Feliciángeli), y estuvimos desempleados por meses”, recordó.
“Hasta que en una ocasión me encontré con Gloria Rubin y supo que hacía meses estaba desempleada y me dijo: ‘Vení a trabajar con nosotros’, en el tiempo que Ñandutí estaba clausurado durante la dictadura. Fue así que comencé a trabajar cuando se reabrió la radio, primero como productora, luego como jefa de prensa de la radio, también tuve programas de radio. Apartir de ahí me inicié en el mundo de la radio y lo recuerdo verdaderamente como el que me dio un oficio o profesión de preguntar”, agregó la conductora.
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Defensor de la libertad de expresión
En tanto, que otro periodista que se formó igualmente, bajo la dirección de don Humberto es Enrique Dávalos, quien en unas pocas palabras en comunicación con el diario La Nación resaltó y lo recordó por su culto al trabajo, su firmeza, su pasión, pero siempre con ternura. Indicó que lo recordará como el defensor de la libertad de expresión, como nunca hubo otro. Una persona que daba voz a la gente y respetando todas las opiniones, aunque no estuviese de acuerdo.
“Cada día era una enseñanza y una aventura en la radio con él. Era un personaje con gustos muy marcados y muy particulares. Su cabina decorada con recortes de frases célebres, su pasión por la poesía, su club Guaraní, su rarísima forma de tomar mate usando un vasito de vidrio en vez de guampa y cambiando la yerba cada 3 sorbos; su extrema puntualidad. Era el peor para guardar secretos porque terminaba contando todo al aire, su relación tan cercana con la gente, su ‘quinto poder’; sus patos y sus gansos de Ñu Guasú que ahora quedan huérfanos, en fin, deja demasiados vacíos y al mismo tiempo deja demasiados legados eternos”, remarcó Dávalos.
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