Un total de 286.400 niños de 6 a 14 años no se encontraba en la escuela en el 2020, con el ingreso de la pandemia del COVID-19 la situación de la deserción escolar empeoró, el 4,8% desertó, lo que representa 47.048 estudiantes fuera del sistema educativo. En este sentido, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) lanzará un proyecto focalizado para seis departamentos del territorio nacional.
Esto, con el objetivo de llegar a niños, niñas y adolescentes de la Educación Escolar Básica de áreas urbanas y rurales, incluidos aquellos con discapacidad y pertenecientes a comunidades indígenas. El mismo se denomina “Proyecto de educación de calidad para niños y niñas fuera de la escuela”.
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La iniciativa será lanzada mañana a las 11:30 en la Escuela Básica N°4.734 Defensores del Chaco de la ciudad de Mariano Roque Alonso. El proyecto que desarrollará la cartera educativa cuenta con el apoyo de la Oficina de la Primera Dama (OPD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Fundación Education Above All.
El acto oficial contará con la presencia de Silvana Abdo, primera dama; Nicolás Zárate Rojas, ministro de educación; Rafael Obregón, representante de Unicef en Paraguay; Jade McCullochentre, gerente de Involucramiento de la fundación Education Above All, entre otras autoridades.
El proyecto se enmarca en el Plan Nacional de Educación 2024 “Hacia el centenario de la escuela nueva de Ramón Indalecio Cardozo” (Plan 2024), Plan de Acción Educativa 2018-2023 y el Diseño de la Estrategia del Plan Nacional de Transformación Educativa del Paraguay 2030.
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Asimismo, Unicef, mediante la Iniciativa Global por los Niños Fuera de la Escuela, lanzada globalmente en 2010 en asociación con el Instituto de Estadística de la Unesco (UIS) y la Alianza Mundial para la Educación (GPE), contribuye con el desarrollo y aplicación de enfoques innovadores para estimar la cantidad de niños, niñas y adolescentes que son excluidos de las oportunidades educativas, identificarlos y desarrollar soluciones para que vuelvan a la escuela.
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¿Hemos avanzado en una educación de calidad?
- Por Fabio Franco
- Psicólogo comunitario - Docente universitario
- Vicepresidente de la Federación Juntos por la Inclusión
El Estado paraguayo, en diciembre de 2013, promulgó la Ley 5136/13 de Educación Inclusiva, la que establece acciones para crear un modelo de educación inclusiva. En la misma, define a la educación inclusiva como un proceso sistémico de mejora e innovación educativa para promover la presencia, el rendimiento y la participación del alumnado en todas las instituciones del sistema educativo nacional.
¿Qué debemos tener en cuenta para saber si hemos avanzado?
Primero, el ingreso. Para ello, es importante acudir a los datos para dimensionar la magnitud del desafío. Según el Plan Nacional de Desarrollo del Paraguay, la tasa de analfabetismo en la población con discapacidad es del 43 %. “Se estima que solo el 36 % de las personas con discapacidad que tienen entre 6 y 18 años de edad asisten a algún establecimiento escolar. La condición de discapacidad constituye un importante factor de exclusión del sistema educativo, a saber: el 83 % de la población discapacitada no ha superado seis años de la educación escolar básica, y solo 8 % de la población ha realizado algunos años de estudios secundarios y una muy reducida cúspide del 2 % ha logrado estudios superiores”. (Plan Nacional de Desarrollo, 2014).
Es decir, como país, nos enfrentamos a un problema estructural que no se resuelve de manera aislada con la matriculación, se deben generar las condiciones materiales de accesibilidad (en los medios de transporte, en la comunicación, en la infraestructura, en la metodología de enseñanza-aprendizaje, el/las estrategias de participación, etc.) en las comunidades para que las niñas, niños y adolescentes con discapacidad puedan ejercer su derecho a la educación. Según Unicef (2023), la educación inclusiva para todas las personas con discapacidad aún no se cumple en su totalidad y las niñas, niños y adolescentes con discapacidad aún siguen invisibilizados.
Lo segundo, pensar en la calidad de la educación de los que “logran” ingresar a un sistema educativo formal. Es decir, la presencia. En este sentido, el documento de “Lineamientos para un sistema de educación inclusivo en el Paraguay” de 2018 plantea el Diseño Universal del Aprendizaje (DUA) como enfoque y metodología concreta para la participación, el aprendizaje y el éxito de alumnas y alumnos. Con el DUA, cuya base es la neurociencia, los profesionales de la educación pueden diseñar entornos accesibles para el grupo de estudiantes. Entre sus fundamentos, se plantea que:
• No existe un modelo único de estudiante, hay que pensar en las diferencias.
• Todos los niños y niñas pueden aprender juntos, hay que pensar en modelos colaborativos y de aprendizaje entre pares.
• Las prácticas de enseñanza deben reconocer los diversos tipos de estudiantes, hay que pensar en sus fortalezas, intereses, necesidades y habilidades.
• No hay una única manera de aprender, hay que ser creativos y flexibles.
• La educación es para todos, las instituciones educativas no deben ni pueden rechazar a las personas.
A estos fundamentos, se suman los principios, que son tres: los medios de representación, los de acción y expresión; y los de compromiso. Estos tres medios sirven para el desarrollo de las clases; ¿cómo?:
• Proporcionando múltiples medios de representación, como fotos, dibujos, objetos, palabras, audios, etc.
• Proporcionar múltiples medios de expresión, como las diferentes maneras en que los estudiantes pueden expresar lo que aprenden, con música, con redacción, con mapas conceptuales, etc.
• Proporcionar múltiples medios de compromiso, lo que implica la motivación y lo significativo de la experiencia y contenido del aprendizaje para los estudiantes, como temas de relevancia personal o grupal, objetivos, metas, etc.
Si bien existen estos delineamientos, es común observar en la práctica concreta de las escuelas y colegios que el DUA es una simple expresión de deseo, lo que supone que aún persiste la idea de que es el estudiante el que debe cambiar para adaptarse al aula y no el sistema educativo el que debe generar condiciones para que el estudiante aprenda y desarrolle su potencial.
La fórmula implementada es: niño, niña o adolescente con discapacidad es igual a docente de apoyo y ajustes razonables, esto último con “mucho viento a favor”, lo que significa una mala comprensión de la inclusión como concepto y la educación inclusiva como ley. La inclusión no supone de antemano que la persona con discapacidad necesite de algún apoyo o asistencia todo el tiempo y en todo momento. Esto es un error común en el que caen muchas instituciones, lo que no se plantea cambios profundos que se deben dar en toda la comunidad educativa, como dirían Echeita, Boot y Ainscow (2002; 2011; 2015), la inclusión es un proceso de cambio en la cultura, en la política y en la práctica.
Lo tercero, el éxito académico. No sirve de nada ingresar al sistema educativo regular y que el sistema no contemple el proyecto de vida de los estudiantes, sus contextos y la realidad social. La escuela no solo debe servir para sumar y restar. Debe contribuir a construir ese horizonte llamado convivencia democrática, libertad y dignidad.
En el año 2012, la entonces Dirección General de Estadísticas y Censo (hoy Instituto Nacional de Estadística) ha referido que el promedio de años de estudio de la población en general es de 9,3. Mientras que el de la población con discapacidad es de 5,6 años. Lo que supone una brecha que retrata la exclusión en el sistema educativo. En este contexto, ¿es posible pensar en la formación universitaria y la inclusión laboral para las personas con discapacidad? La respuesta pareciera ser acotada a un privilegio y no a un derecho.
Velázquez Moreira (2020) indica sobre los retos de la educación inclusiva en el Paraguay que: mientras se sostiene un discurso holístico y de integralidad, suceden –en la práctica– estrategias fragmentadas (conversión de escuelas especiales a centros de apoyo), acciones puntuales (capacitación de docentes), medidas reduccionistas (la educación como una acción que se restringe al aula) y una simplificación de la complejidad: las personas con discapacidad aluden a aspectos comunes, pero también a una heterogeneidad de situaciones que requieren estrategias diferenciadas a nivel de políticas, currículum y metodología, directivos y docentes, escuelas y participación de las comunidades.
En suma, aparentemente hemos avanzado en materia legislativa, en formación y algo de experiencia; sin embargo, la ansiada educación inclusiva plantea mucha más que un baladí cosmético de “cumplimiento”. Significa contar con comunidades educativas que no discriminan y que están dispuestas a aprender de manera colectiva, asumiendo que, si una escuela incorpora metodología a un alumno o alumna con discapacidad, además de garantizar un derecho, está proporcionando la posibilidad de desarrollar innovación pedagógica, convivencia basada en valores, contribuyendo con el desarrollo integral de las personas y promoviendo la calidad de vida familiar.
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Informe del INE revela bajos niveles de instrucción educativa a nivel país
Con la actualización de los niveles promedio de instrucción que tiene la población paraguaya realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se pudo evidenciar que cuando hablamos del tiempo de instrucción con el que cuenta la población, el mismo se encuentra muy por debajo del ideal que es de 12 años, ya que según los datos en zonas urbanas se llega a los 10 años y en zonas rurales solo a los 8 años de estudio.
En este sentido la viceministra de Educación, María Gloria Pereira, en conversación con la 650 AM destacó que justamente en una búsqueda de llegar a esa meta de 12 años de educación como mínimo se ha instalado un sistema educativo que llega hasta el tercer curso de la media que es considerado como educación básica.
“Ahora estamos con ese déficit, y no es un solo factor, son varios factores que imposibilitan el despegue en educación. Por un lado, tenemos una población adulta analfabeta y, por otro lado, nuestro sistema educativo tiene algunos inconvenientes porque nuestro presupuesto no creció en educación”, indicó María Gloria Pereira.
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La misma explicó que además de la necesidad urgente de mejorar el presupuesto en materia de educación, también tienen en cuenta lo clave que es trabajar con otros ministerios para poder atacar otra gran problemática que es la deserción escolar, que en la mayoría de los casos se da porque el alumno debe abandonar la escuela o el colegio para trabajar desde una edad temprana y ayudar en la casa.
Remarcó que no solo es contar con una estructura de calidad, sino que también poder generar un seguimiento escolar de los niños y adolescentes y por sobre todo trabajar en la reinserción o iniciación de los menores en el ámbito estudiantil de una manera inmediata, ya que el impacto que genera el abandono de los primeros años de educación es sumamente importante.
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Alianza MEC y MAG para reducir deserción escolar
En Paraguay, unos 457.000 menores entre 5 y 17 años están fuera del sistema escolar, según afirmó el secretario de la Organización de Trabajadores de la Educación del Paraguay-Auténtica Sindicato Nacional (OTEP-A SN), Gabriel Espínola, basándose en estadísticas oficiales. Advirtió que si no se toman medidas adecuadas, las cifras van a ir aumentando.
“Son estadísticas oficiales y ahí hay una consecuencia principal que tiene que ver con la situación socioeconómica. Paraguay, además de haber pasado por la pandemia, como el mundo, también por el desorden, la malversación y la corrupción, creció la pobreza”, señaló Espínola a La Nación/Nación Media.
“El 60 % de los niños de cinco años están en extrema pobreza. Y debieran de estar en primera infancia siendo básicamente atendidos, en su mayoría absoluta no lo están”, dijo, señalando que estos datos desnudan, además del déficit de cobertura en educación, la precaria política social como legado del gobierno que se fue el 15 de agosto. “Un gran desafío para este gobierno que empieza es qué hacer con respecto a esto. Que no aumente ya será un gran desafío y que disminuya será otro grande”, indicó.
Consultado sobre cómo se podría revertir las alarmantes cifras de la falta de escolarización, el dirigente sindical sostuvo que lo fundamental es “la honestidad”. “Mucho discurso cuando se pretende asumir un cargo o se aspira un cargo y luego el olvido”, lamentó. Seguidamente, sugirió un plan que podría ser impulsado por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
“Educación, en coordinación interinstitucional, puede dar salida importante a corto plazo. Inmediato probablemente será por medio de asistencia. Pero a corto y mediano plazo puede ser sostenible. Por ejemplo, los insumos de la alimentación escolar pueden ser producidos por la propia comunidad educativa”, refirió el representante de la OTEP-A.
A criterio del educador, el MEC tiene que desarrollar una alianza estrecha y comprometida con la cartera de Agricultura. “Eso significa por medio de Agricultura se debe desarrollar cierta técnica y apoyo, y en el tiempo, hasta si se quiere técnicas de mercadeo. Porque puede que una comunidad produzca en demasía lo que se necesita y qué va a hacer con lo que sobra”, comentó Espínola.
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Educación y salud de calidad: los compromisos de Marcelo Soto para Caaguazú
El lunes pasado juró Marcelo Soto como gobernador de Caaguazú, asegurando que tomará como prioridad el trabajo de manera incansable para apuntalar el potencial del territorio, logrando así mayores beneficios para los pobladores. “Mi compromiso es ser un gobernador presente”, remarcó el nuevo jefe departamental, quien además prometió un futuro más próspero para Caaguazú.
“Voy a trabajar por un departamento de Caaguazú con una educación de calidad y para que ya no hayan escuelas en ranchos. Voy a trabajar también para que los niños puedan alimentarse más días, por menos costos y mayor calidad”, expresó Soto, sin olvidar otra de las áreas más sensibles del departamento: la salud.
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Así, remarcó que su esfuerzo se centrará por lograr un sistema sanitario que brinde respuestas inmediatas a la población; esto además de fortalecer y estandarizar los servicios en la línea de primera atención, que consisten en las Unidades de Salud Familiar (USF). Garantizó que habrá doctores, enfermeras e insumos médicos en cada distrito caaguaceño.
“Trabajaré por un departamento con caminos transitables y seguros, tanto en zonas urbanas como en zonas rurales. Hoy los pobladores ya están cansados de las excusas, de las injusticias de corrupción y de las peleas entre políticos. Por eso vengo aquí despojado de los colores partidarios y de los colores porque de eso se trata la política, de estar siempre con la comunidad y con los que más necesitan.
Por otra parte, Soto manifestó que actualmente Caaguazú cuenta con mayores posibilidades de trabajar entre diversos sectores por generar proyectos de inversión, ya que como nunca antes se observa un alto nivel de representación del departamento en el Congreso. “Estas circunstancias son las que debemos aprovechar para que nuestro departamento se desarrolle”, afirmó.
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