El sacerdote Jesús Montero Tirado, colaborador en la parroquia Cristo Rey, dio su parecer sobre el caso de abuso sexual a un niño de 6 años en una institución educativa privada de la ciudad de Lambaré. El religioso habló desde el punto de vista moral y desde la fe.

“Abusar de una criatura siempre será delictivo porque los niños deben ser respetados, porque son personas; por su sensibilidad, por el impacto que tiene en ellos cualquier abuso, sea de tipo sexual o de otro tipo, desde el punto de vista espiritual esto no tiene ningún sentido, es una prepotencia y un abuso, utilizar a una persona por parte de los que abusan para tener su placer, un egoísmo terrible”, manifestó Montero a La Nación.

Además sostuvo que es un atropello a la dignidad del niño. Desde el punto de vista de la fe se aleja de lo que Cristo dijo, ya que para él los niños son los primeros en el reino de Dios, merecen no solo todo el respeto, sino todo el amor que se les puede dar para que ellos crezcan sanos y bien formados, sea por el derecho natural, derecho positivo o por la moral religiosa ese tipo de actos no tiene ninguna viabilidad, es condenable de todo punto de vista.

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Para Montero, la comunidad educativa no existe, pero existen los miembros de la comunidad educativa, y está definida en el artículo 11, inciso I. “Es una institución, no un conjunto de personas que se reúnen de vez en cuando o que coinciden en una misma misión, sino que debe ser una institución que tiene funciones y atribuciones específicas, extraordinariamente importantes, que le da la ley y la constitución”, aseguró.

Argumentó también que el uso de las tecnologías en la crianza de los infantes y adolescentes interfiere en la formación y en la educación afectiva de los padres respecto a sus hijos. “Actualmente, con el celular y su uso constante están recibiendo mensajes de todo tipo, de muchas culturas y, lógicamente, los niños no están preparados para poder digerir ese pluralismo cultural y criteriológico con respecto a la ética, la moral; entonces, hay que reforzar la educación de la afectividad, dándole una dimensión mucho más profunda, más intensa, más frecuente de lo que se está haciendo”, explicó.

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“La familia y la institución educativa tienen que revisarse para mejorar cuantitativa y cualitativamente. La educación de la asertividad no se está dando, no se está haciendo en la medida que se necesita en un contexto como en el que estamos viviendo, que se alude con las redes, con muchos contactos. Hay que tener en cuenta que los niños antes no recibían más mensajes, ni más estímulos que los que le daban la familia y los que le daban la escuela o el colegio”, argumentó.

El padre indicó que el niño que sufrió el abuso requiere de un acompañamiento especial, orientándole y fortaleciéndole, animándole, etc. Mientras los que abusaron al parecer son jóvenes que utilizaron el poder, no respetan. “Estos chicos quiere decir que están desequilibrados, que no tienen ni idea de lo que es un niño, para mí es terrible abusar. Siendo adolescentes, si a esa edad ya están con ese vicio y con ese atropello, a una persona débil, abusando del poder que tienen sobre los niños, el acto de buscar placer usando a una criatura”, dijo.

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Nuestro entrevistado manifestó que se abusó del poder y que se emplearon la debilidad del niño. Para él, si este tipo de episodios realizan en su adolescencia los presuntos autores, se pregunta ¿qué harán cuando lleguen a adultos? Ante esto aconsejó que hay que reforzar y transformar verdaderamente la educación. Inquirió que la educación debe ser sólida, de manera que no haya nadie, ni adolescentes, ni adultos, que puedan abusar de los pequeños.

Leyes incumplidas

“Desde el punto de vista moral, desde el ministerio, no solamente actual, desde que se promulgó la ley en 1998, ahora también el equipo de transformación está atropellando un montón de artículos de la Ley General de Educación y de la Constitución, hablo del caos jurídico y de la impunidad, 34 artículos de la Ley General de Educación que no se cumplen”.

Para Montero, no se está sancionando nada de esto desde el año 1998, la educación actual no corresponde a lo que dictaminan los estamentos de la Constitución y la ley. La Ley General de Educación responde a lo que el consejo asesor de la reforma de entonces elaboró, el borrador de dichas leyes educativas lo escribió el sacerdote Jesús Montero junto al doctor Sapena Brugada y el doctor José Altamirano.

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