Un grupo seleccionado de jóvenes periodistas y estudiantes de país hacen parte del diplomado internacional “Periodismo de Investigación”, en el marco del programa “Voces Emergentes Paraguay”, que tiene como propósito apoyar la capacitación a los comunicadores para consolidar una prensa de calidad.
El programa es una propuesta de InquireFirst, una organización de periodismo sin fines de lucro con sede en San Diego, California, Estados Unidos. Hacen parte de la organización del diplomado en nuestro país: la Embajada de Estados Unidos en Paraguay, la Escuela DPeriodistas y el Centro de Comunicación y Periodismo del Paraguay.
La primera versión del proyecto fue realizada en México. Para la segunda edición fue elegido a nuestro país como parte del programa, con 31 participantes en el curso de investigación organizado por InquireFirst. Tendrá como resultado diferentes materiales periodísticos de la mano de comunicadores paraguayos y editores extranjeros.
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Nación Media participa en este diplomado a través de jóvenes comunicadores seleccionados de distintas plataformas digitales y televisivas, incluyendo a periodistas de la zona de Central, de Concepción y de Itapúa, entre ellos: Paúl Fernández (La Nación), Ángel Flecha (GEN), Rocío Gómez (GEN), Juan Riveros (Hoy), Gonzalo Cáceres (Hoy) y Paz Godoy (La Nación).
Las conferencias se realizan en plataformas digitales con expositores y editores internacionales, los participantes pueden interactuar con los profesionales del periodismo del extranjero. El curso culmina en la última semana de mayo con las investigaciones presentadas.
El programa es una propuesta de Lynne Walker, directora de InquireFirst, junto a Julieta Pelcastre, subdirectora del programa; Luis J. Jiménez, coordinador del sitio web y, por Paraguay, el periodista y docente Richard E. Ferreira-Candia, de la Escuela DPeriodistas y director del Centro de Comunicación y Periodismo del Paraguay; y del periodista Aldo Benítez, coordinador de proyectos del Centro.
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“Este es un curso intensivo de seis semanas, en el que participan periodistas y estudiantes universitarios de periodismo altamente motivados que no temen dedicar las horas necesarias para informar y escribir un proyecto en profundidad y producir elementos multimedia”, detalló la organización InquireFirst, que tiene como directora y editora general a Lynne Walker, reconocida periodista estadounidense que estuvo en Paraguay hace unos años para brindar varias charlas.
La didáctica del diplomado es teórico-práctica, se imparten las clases en talleres virtuales con expositores de basta trayectoria en periodismo de investigación, que ilustran y dan consejos prácticos a los estudiantes para que apliquen las técnicas en las investigaciones que cada equipo debe desarrollar.
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Editores y participantes
Los editores del curso son Eileen Truax, profesora de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona, España; Gabriel Pasquini, periodista y fundador del elpuercoespin.com.ar; Eduardo Franco, periodista y editor de RAIBolivia.com; y Robert Hernández, editor multimedia y profesor de Práctica Profesional en la Escuela Annenberg de Comunicación y Periodismo de la Universidad del Sur de California, Estados Unidos.
Los participantes del curso Voces Emergentes Paraguay son: Sofía Adorno, Lisandra Aguilar, Maribeb Alonso, Fiona Aquino, Elisa Benítez, Brian Cáceres, Gonzalo Cáceres, Giannina Coronel, Macarena Duarte, Paul Fernández, Ángel Flecha, Mariela Fretes, Eliezer Fretez, Paz Godoy, Karina Godoy, Rocío Gómez, Irene Hermosilla, Elías Honzi, Aramí Huerta, Alexis López, Karem Martínez, Jessica Mendoza, Maru Molas, Kevin Nohl, Gastón Ortiz, Sofía Pozzo, Juan Riveros, Joel Riveros, Mercedes Rodríguez, Joaquín Tandé y Camila Vega.
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Memoria, mirada crítica y perspectiva de derechos humanos
Por Ricardo Rivas, periodista, Twitter: @RtrivasRivas
¿Memoria o recuerdo? D i l e m á tico, por cierto. Desde siempre. Recordar, me enseñó Eduardo Galeano, colega periodista, escritor y amigo con el que solíamos mantener largas charlas en el café El Brasilero, Montevideo, sostenía que significaba “volver a pasar por el corazón”. Pero no todo puede pasar por allí, sin dudas.
Blaise Pascal fue muy claro en ese punto: “El corazón tiene razones que la razón ignora”. Pero iba más allá porque advertía que “las emociones son las razones del corazón”. Memoria, por cierto, da cuenta de otra cosa. Después de tres días intensos en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), en la capital de la provincia del mismo nombre, en eso pienso esta noche de viernes –fría y lluviosa– mientras miro con atención, desde la vieja mecedora, los leños crepitantes. Las y los periodistas en, de y desde las sociedades que reportamos somos coconstructores de las memorias. El copón cargado con Trapiche Iscay Malbec Cabernet Franc 2017 invita a la reflexión. El color intensamente púrpura de ese sólido producto mendocino se potencia cuando al fuego se lo observa al trasluz de la copa. Hasta el hoy no se arriba desde la nada.
UN VIENTO OSCURO
En San Luis, memorias, derechos humanos y periodismo de investigación fueron los ejes del debate que emergió desde la presentación de “Norma, la adelantada”, el libro que escribieron Óscar Flores, amigo-hermano y colega periodista desde poco más de tres décadas, junto con las jóvenes colegas Ivana Pereyra y María Laura Campo. En sus páginas reseñan la vida de Norma Sibilla, la primera mujer periodista en la región de Cuyo, integrada por las provincias de Mendoza, San Luis y San Juan. Pluma respetada y temida, también fue dirigente gremial y coredactora del convenio colectivo de trabajo de las y los trabajadores de prensa mendocinos. Esposa del también periodista Rafel Morán, trabajaban en el diario Los Andes de aquella provincia. El escritor Antonio di Benedetto los dirigía. El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas argentinas dejaron de cumplir con la Constitución y las leyes de la República. Derrocaron al gobierno constitucional –legal y legítimo– de quien fuera la primera vicepresidenta (1973- 1974) y presidenta (1974-1976) en este país, María Estela Martínez Cartas viuda de Perón, “Isabelita”. Se pararon en la vereda de enfrente de la sociedad civil y decidieron comportarse como tropas de ocupación. La vida de todos y todas cambió para mal desde el mismo momento en que –por la cadena nacional de radio y televisión– con tono de amenaza que estaban bien dispuestos a cumplir, advirtieron que “las Fuerzas Armadas, en cumplimiento de una obligación irrenunciable, han asumido la conducción del Estado”.
LA CATÁSTROFE
Era la madrugada de aquel fatídico día cuando aquellos delincuentes comenzaron a violar sistemáticamente los derechos humanos en todo el país. Mendoza no fue una excepción. Norma Sibilla, Rafael Morán y Antonio di Benedetto estuvieron entre las primeras víctimas de secuestro, torturas, vejaciones y abusos. Los milicos inmediatamente impusieron la censura previa sobre los contenidos de los medios. Desaparecieron la libertad de expresión, la de prensa, el derecho de opinión, el de acceder a la información. Impusieron el terror. Así fue hasta del 10 de diciembre de 1983, el histórico y esperanzador día en que finalizó la última dictadura cívico-militar. Treinta mil desaparecidos y desaparecidas, unas 400 niñas y niños secuestrados y apropiados con sus identidades suprimidas.
Trágica catástrofe por criminalidad –por terrorismo de Estado– que, aunque intentaron ocultarla con un proyecto de autoamnistía que solo una parte de insignificantes éticos intentaron validar, fue rechazada por el Parlamento. La memoria social difícilmente se da por vencida. La búsqueda de justicia, tampoco. Mucho más cuando es necesario, imprescindible y reparador desde las memorias llegar a la verdad. Con diferencias, solo dos países, Argentina y Chile, fueron en esa dirección. Las devastadoras dictaduras cívico-militares que aplastaron Latinoamérica medio siglo atrás, con sus cómplices, trabajaron duro para que los juzgamientos que acaecieron en el sur del sur no fueran posibles en otros países. Impunidades y tristezas. Las y los trabajadores de prensa abogan con los testimonios que consiguen para que esas demandas sociales sean posibles. Académicos y académicas también lo hacen. Las magistraturas nacionales al igual que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) bregan por alcanzar esos objetivos.
PERIODISMO Y MEMORIA
La Justicia transicional da sus primeros pasos para que los pasados violentos sean justicia y paz y, de ninguna manera, más violencia. Sostienen y esclarecen Patricia Nieto Nieto y Yhobán Camilo Hernández, académicos de la Universidad de Antioquia, Colombia: “Cuando nos preguntamos por las relaciones entre el periodismo, la violencia y la memoria surgen frases como estas: el periodismo es la historia del presente, el periodismo es el día a día de la historia, el periodismo es el primer borrador de la historia. Las sentencias anteriores privilegian el valor que los textos periodísticos tendrán en el futuro, cuando los hechos dejen de ser noticia y los académicos aborden los medios de comunicación como repositorios de memorias periodísticas. Entonces, los investigadores acudirán a los archivos para obtener datos que los ayuden a describir un hecho o en busca de pistas para interpretar acontecimientos del pasado”.
Precisan luego: “El periodismo que trabaja por la memoria asume la responsabilidad de conocer a fondo los hechos del pasado violento, darles sentido una vez comprendidas todas las dimensiones de su complejidad, y comunicarlos con la intención de contribuir a la verdad, a la justicia y a garantizar la no repetición de las atrocidades”.
Colombia vive en estado de violencia desde unos 60 años. Con tantas generaciones involucradas, la tarea no es ni será sencilla. Como no lo es en ninguna parte. Son muchas las heridas. Son muchas las violencias. Son muchas las memorias. Y, por esas razones, es imprescindible entender que tanto el pasado como el futuro, siempre, lo habremos de mirar y relatar desde el presente que, si se quiere, en unos pocos segundos será pasado. La memoria, sin dudas, es uno de los grandes debates de la época no solo en Latinoamérica. Y, en ese debate, el periodismo, en cualquiera de sus formatos, no puede ni debe quedarse afuera, porque es seguramente la memoria social la que nos podrá evitar sufrir el secuestro o, más aún, la desaparición de lo que fuimos. De allí la relevancia de profundizar la reflexión a la hora de potenciar el periodismo de investigación y avanzar con nuevas narrativas situadas en, de y desde la perspectiva de los derechos humanos para hacer lo de siempre, contar historias, con relatos centrados en el respeto de la persona.
VERDAD, JUSTICIA Y DERECHOS
Como sociedades, somos lo que somos desde que fuimos. El tiempo, apoyado en investigaciones exhaustivas y en las sentencias de jueces justos y juezas justas, será productor de renovados sentidos comunes. No es sencillo ni tampoco los resultados se verán de ahora para dentro de unos minutos. Óscar Flores, Ivana Pereyra y María Laura Campo, en el 2021, junto con 233 periodistas caribeños y latinoamericanos se capacitaron en periodismo de investigación con la Sociedad de Corresponsales en Latinoamérica y el Caribe (Socolac) y el Programa GMDF (Fondo Global para la Defensa de los Medios) de la Unesco.
Memorias, derechos humanos, verdad, justicia fueron, son y serán las consignas sobre las que trabajaron e intercambiaron pareceres con colegas que tanto en el pasado como en el presente padecen de múltiples violencias que los tienen como blancos preferenciales de dictadores, autócratas y anócratas. La medianoche en segundos más quedará atrás. Emergen nuevos interrogantes que valen tanto para periodistas como para quienes no lo son. ¿Cuándo se hace memoria, qué es posible o imposible olvidar?
Héctor Schmucler –un académico gigante especializado en comunicación de quien tuve el honor de tener como profe en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) cuando maestraba– con frecuencia definía la importancia de la memoria, del no olvidar como “un concepto, un mandamiento, que está por encima de todos los mandamientos”. Pero iba por más porque a Schmucler no le preocupaba “la mera historia” –recordar los hechos–, sino “por qué los hechos han ocurrido y qué enseñanza dejan esos hechos o a partir de qué concepciones se produjeron aquellos sucesos”.
Destacaba, además, que la historia solo como acumulación de datos tal vez tenga poca relevancia porque la simple acumulación de información no enseña nada y, con vehemencia, impetraba que “solo la manera de ver los datos nos puede dar algún sentido de nuestra existencia”. En ese contexto, puntualizaba, con sentido didáctico, que “la memoria está construida por cosas que se recuerdan, pero necesariamente también por cosas que se olvidan. No hay posibilidad de recordarlo todo y si se recuerda todo es porque no se ha valorado qué recordar (y) porque se vuelve una simple acumulación no significativa”.
Como broche de alto valor, completaba el concepto con contundencia: “Toda memoria está construida por olvidos, pero saber qué olvidar –y aquí interviene la ética– es saber qué recordar”. Vale apuntar que Jorge Luis Borges, en 1948, publicó un cuento maravilloso titulado “Funes, el memorioso” que, sin dudas, es un claro ejemplo para ilustrar los párrafos precedentes. Funes, un campesino de Fray Bentos, Uruguay, tenía memoria de todo. En detalle. Desde un mapa de China tan grande como la China misma hasta las nervaduras de la hoja de un árbol. Pero, claramente, el autor y los millones de lectores que desde que fuera publicada aquella obra hasta nuestros días sabemos que aquella aptitud que había alcanzado a partir de un grave accidente cuando golpeó con fuerza su cabeza al caer de un caballo de nada le servía.
EL VALOR DE INVESTIGAR
El valor de la investigación periodística que desarrollaron Óscar, Ivana y Laura
–publicada por la Nueva Editorial Universitaria de la UNSL– justamente es mucho más que una acumulación acrítica de datos. Solo el secuestro del escritor y periodista Di Benedetto, subdirector del diario Los Andes, de Mendoza, tuvo espacio, hasta hoy, en los relatos epocales – periodísticos o no– que dan cuenta de las acciones sistemáticas del terrorismo de Estado. Di Benedetto, además de torturas y vejámenes, fue sometido a cuatro simulacros de fusilamiento. Las victimizaciones de Norma y Rafael apenas se supieron en Mendoza.
Tampoco se supo mucho de las compañeras de cautiverio de Norma, Liliana Beatriz Buttini, Yolanda Cora Cejas, Estela Izaguirre, Olga Salvucci Carrete, Carmen Corbellini, Eda Sbarbati de Alliendes, Silvia Rosa Alliendes, Vilma Emilia Rúppolo y María Elena Castro. No escribiré una sola línea sobre ellas. Carezco de autorización para hacerlo. Pero sí destaco el valor social de coconstruir memoria con mirada crítica y perspectiva de derechos humanos a través del periodismo de investigación que no necesariamente hará foco solo en el pasado.
“Criticar el pasado no significa borrarlo. Nuestro recuerdo histórico, aunque nos resulte ingrato, no prescinde de los mismos valores en los que se sostienen esos legados que nos han sido otorgados. Los legados cubren nuestra memoria. La memoria, para nosotros, para nuestra vida colectiva, no es simplemente la recordación. No es solo el pasado, sino la latencia de ese pasado en el presente. El pasado late, inevitablemente, en el presente. El legado es nuestra memoria y el presente lo solicita como un alimento primitivo”, advierte Schmucler y agrega didácticamente: “La memoria, no es vano repetirlo, es una manera de vivir el presente o se transforma en un ‘archivo muerto’ a la espera de que alguien, alguna vez, lo descubra para el presente de entonces”.
Memoria, historia, presente, legado. Palabras fuertes, por cierto. Especialmente en tiempos en que no son pocos los actores públicos que apremiados por diversas circunstancias responden a quien quiera oírlos que la historia los absolverá.
Ante tal afirmación que suena más a esperanza y desesperación que a certeza, Héctor Schmucler sostiene que “el riesgo de apostar al porvenir radica en dejar el presente entre paréntesis (y resalta que) no somos responsables del porvenir, sino en el vivir de hoy. Ningún presente se justifica en la fuga hacia el futuro (porque) solo vivimos el presente, donde se juega el pasado y el futuro (porque) seguramente lo que hagamos hoy condicionará el porvenir, pero nosotros vivimos hoy. Por lo tanto, nuestra obligación de decir lo que se siente y no lo que se ‘debería decir’ es impostergable”.
El profe Schmucler nos enseñó –y hago mío el concepto– que “no hay más memoria que la de hoy”.
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Voces emergentes Paraguay: capacitación y virtualidad con excelentes resultados a la vista
Del 18 de abril al 27 de mayo de 2022, se llevó a cabo en nuestro país la segunda edición del diplomado internacional “Periodismo de Investigación”, en el marco del programa “Voces Emergentes Paraguay”, que tiene como propósito apoyar la capacitación a los comunicadores para consolidar una prensa de calidad.
La primera versión del proyecto fue realizada en México y ahora fue elegido nuestro país como parte del programa, con 30 participantes en el curso de investigación organizado por InquireFirst, una organización de Periodismo sin fines de lucro con sede en San Diego, California, Estados Unidos, en colaboración con la Embajada de Estados Unidos en Paraguay, la Escuela DPeriodistas, y el Centro de Comunicación y Periodismo del Paraguay.
La citada organización tiene como directora y editora general a Lynne Walker, reconocida periodista estadounidense que estuvo en nuestro país hace un par de años para brindar varias charlas. El curso tuvo como resultado, diferentes materiales periodísticos de la mano de comunicadores paraguayos y editores extranjeros. Los mismos pueden conocerse ingresando en este link.
En esta ocasión, un grupo seleccionado de jóvenes periodistas y estudiantes de varias zonas del país tuvieron la oportunidad de adquirir experiencias sobre cómo desarrollar periodismo de investigación en forma colaborativa, utilizando las herramientas tecnológicas, tanto para la búsqueda de información, así como para la construcción de narrativas de acuerdo a los soportes utilizados.
Para saber más acerca de esta actividad, La Nación - nación Media contactó con uno de los coordinadores de nuestro país, el periodista y docente Richard Ferreira Candia, de la Escuela DPeriodistas y director del Centro de Comunicación y Periodismo del Paraguay.
“Fue un curso intensivo de seis semanas. Desde el inicio trabajaron sobre proyectos de investigación que ellos mismos definieron. Tuvieron el acompañamiento de editores internacionales, aspecto que les permitió conocer el tipo de exigencia en otros países. El resultado del curso, además de la capacitación, fueron seis historias contadas desde una mirada muy humana, planteando y describiendo temas generalmente poco abordados”, mencionó.
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La coordinación general estuvo a cargo de Lynne. Como coordinadores en Paraguay estuvieron Ferreira y Aldo Benítez, periodista de LN. “En mi caso en representación de la escuela DPeriodistas y director del Centro de Comunicación y Periodismo del Paraguay. Todos los cursos que organizamos o aportamos son desafiantes, pero este en especial fue una experiencia mucho más grande por algunos aspectos adicionales”, resaltó.
Resultados
Ferreira Candia sostuvo que fue una capacitación que les mostró que los procesos enseñanza-aprendizaje basados en lo teórico-práctico con proyectos, tienen muy buenos resultados. “Los buenísimos trabajos realizados son prueba de ello”, enfatizó. En cuanto a lo que significó esta experiencia, se refirió por una parte a la diversidad de participantes (periodistas de varios medios y de varias zonas del país, así como estudiantes de varias universidades).
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“Hacerlos trabajar juntos fue un lindo desafío. Otro aspecto fue la virtualidad y el hecho de que todos los docentes y editores eran de diferentes países, incluso una docente estuvo desde España y otro desde Estados Unidos. Una diversidad increíble”, apuntó el docente.
Finalmente, destacó que otro factor fundamental en este curso fue el tipo de capacitación. “Exigente y con varias actividades que incluían charlas, debates y reuniones de grupos con sus editores. Los participantes tenían una conexión de al menos 8 a 10 horas semanales para tratar sus temas”, subrayó.
Cabe destacar que Nación Media participó en este diplomado a través de jóvenes comunicadores seleccionados de distintas plataformas digitales y televisivas, incluyendo a periodistas de la zona de Central, Itapúa y Concepción, entre ellos: Paz Godoy (La Nación), Paúl Fernández (La Nación), Juan Riveros (Hoy), Gonzalo Cáceres (Hoy), Rocío Gómez (GEN) y Ángel Flecha (GEN), quienes presentaron el material “Cuando querer no siempre es poder: el acceso a la universidad para los indígenas en Paraguay”.
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“Pelota sucia”, entre los ocho mejores trabajos
La Red Global de Periodismo de Investigación (GIJN, por sus siglas en inglés) destacó el reportaje periodístico “Pelota sucia: la silenciosa trata de futbolistas en Latinoamérica” como uno de los ocho mejores trabajos periodísticos de investigación en español del 2021. Se trata de un reportaje conjunto entre periodistas de Bolivia, Colombia y Paraguay, en este caso publicado por el diario La Nación.
“La GIJN, que es una de las organizaciones de periodismo investigativo más representativas del mundo, cada año hace una selección de lo que ellos consideran los mejores reportajes en inglés y en español. Me encontré con la sorpresa de que este año eligieron el reportaje ‘Pelota sucia: la silenciosa trata de futbolistas de Latinoamérica’ como uno de los ocho mejores que ellos encontraron en nuestro idioma este año”, señaló Aldo Benítez, periodista de La Nación y uno de los autores del reportaje seleccionado. La GIJN calificó al reportaje como “ambiciosa investigación audiovisual” que contó con el apoyo de Connectas, una organización sin fines de lucro que apoya el periodismo transnacional. Durante el trabajo periodístico el equipo encontró 217 casos de deportistas, quienes, lejos de hacer realidad sus sueños como futbolistas profesionales, terminaron siendo víctimas de una estafa. “En el reportaje, trabajado en forma conjunta con Santiago Espinoza, de Opinión (Bolivia), y Hugo Mario Cárdenas, de El País, de Cali (Colombia). Tomamos una historia que, si bien tenía publicaciones, fue la primera vez que tenía una cobertura y un trabajo de reporteo e investigación uniendo tres países”, refirió el periodista de La Nación.
“La trata de futbolistas jóvenes, muchos menores de edad, que son engañados con sus familias con el sueño de alcanzar a ser profesionales alguna vez. Conseguimos 217 casos. Una realidad que afecta a muchísimas familias en nuestra región”, destacó Benítez.
PREMIO “UNICEF, 75 AÑOS”
Durante la investigación, los periodistas tuvieron que realizar viajes para los reportajes y entrevistas, en plena pandemia del covid-19, mediante esto, identificaron a los agentes de explotación que siguen ciertos patrones con el objetivo de engañar a las familias de escasos recursos económicos prometiendo llevar a sus hijos a jugar fútbol profesional en el extranjero.
Estos agentes falsos piden una pequeña suma de dinero al principio, para luego exigir altas sumas de dinero a cambio de hacer triunfar a sus ilusionados hijos en el fútbol internacional. Los periodistas hallaron cientos de familias hipotecando sus casas, vendiendo sus pertenencias y haciendo otros sacrificios para acceder a préstamos para no “perder la oportunidad”.
Cabe destacar, que por este mismo reportaje periodístico, Benítez recientemente fue reconocido con el Premio de Periodismo “Unicef, 75 años” al reportaje escrito, otorgado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef )y la Agencia Global de Noticias de Global Infancia; por su labor conjugado en la promoción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
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Rossana Escobar: “Yo no quiero ser buena, quiero ser justa”
En entrevista con Marilé Unger para el programa Poderosas, la periodista Rossana Escobar reflexionó sobre el significado y los desafíos de hacer periodismo de investigación en nuestro país.
Por: Micaela Cattáneo
Para Rossana Escobar, ser justa es “hacer bien las cosas”, con rigurosidad y responsabilidad. “Es mi filosofía de vida”, reveló y comentó que no solo la aplica en el ámbito laboral. “Cuando mi hijo de 11 años me dice: ‘podés llamarle a la profe y decirle esto…”, le digo: ‘no, tenés que asumir las consecuencias de tu irresponsabilidad’. Para mí eso es lo que vale en la vida y no la apariencia de estar bien con el entorno”, reflexionó.
Esta mirada del mundo está presente en la vida de Rossana de muchas formas, principalmente en su área profesional. Se recibió de periodista en la Universidad Autónoma de Asunción en 2004, y luego de diez años de trabajar en comunicación institucional y estrategia, ingresó a los medios masivos de comunicación para construir su camino en el periodismo de investigación.
Desde un principio, vio cuán desafiante es esta rama del periodismo, sobre todo porque hace frente a los intereses de algunos grupos empresariales o sectores políticos de la sociedad. “Aplicar esta filosofía de la justicia cuesta muchísimo, más aún en nuestro país, donde reina el amiguismo. Pero es la manera en que me manejo y creo que hay que darle a cada quien lo que se merece”, afirmó contundente.
Antes de ingresar a los medios, hizo su carrera en la comunicación institucional y estrategia, liderando el departamento de prensa de varias empresas privadas. “Desde estos roles, entendí muchas de las conexiones que se dan entre políticos y empresarios, además me permitió armar una red de contactos que me fue muy útil después en los medios”, señaló.
“El periodismo de investigación es un trabajo de hormiga, al que hay que hacerlo sigilosamente, en un 90% de manera reservada y que abarca mucho más de lo que sale a la luz porque es imposible contar en una historia todo lo que uno encuentra en el proceso. Es también profundidad y trazabilidad, siempre digo que no hay una única fuente de información, y que podés tardar semanas o meses para confirmar lo que estás buscando, o buscar algo chico y encontrarte algo más grande”, indicó.
“Es apasionante”, expresó.
Los desafíos de hacer investigación
Rossana confesó que nunca recibió amenazas ni tuvo miedo como consecuencia de alguno de sus trabajos periodísticos, sin embargo, sí convivió con muchas presiones. “El periodismo de investigación generalmente toca intereses, entonces sabés que con alguien vas a quedar mal”, mencionó. Por eso, se aferra a su filosofía de ser justa y no en la de “estar bien todo el mundo”. “Siempre pienso: ‘¿quién me quiere en este país?”, comentó entre risas.
“El periodismo de investigación es ir detrás de la verdad y eso que está oculto a veces toca intereses de un grupo empresarial o sector político, pero el interés colectivo siempre será el más importante”, añadió.
Rossana fue una de las periodistas que destapó la corrupción y la falta de transparencia en la Universidad Nacional de Asunción (UNA), investigación que desencadenó la gran movilización estudiantil “UNA no te calles”. “Tuve casi un mes de publicaciones para que los estudiantes se enganchen con el tema o tomen coraje para reivindicar sus derechos”, contó sobre el reto que implica instalar un tema de debate.
En la entrevista, recordó que en una conversación televisiva para Unicanal Carlos Peralta le preguntó si sentía responsable de la revuelta y le dijo que “no” porque – considera – “los periodistas somos el medio, los responsables de brindar una información rigurosa y responsable, pero quien finalmente toma las decisiones es el pueblo”.
“El periodismo de investigación es una herramienta sustentable para construir ciudadanía y generar opinión”, agregó.
Actualmente, se desempeña como jefa del área de investigación del Grupo Nación, y conduce el programa de investigación periodística Tierra de Nadie, por GEN.
Cada vez que Rossana presenta una publicación y ve el impacto o la reacción que genera en la sociedad, siente paz. Una paz que habita en ella no como una victoria o un logro, sino como una oportunidad para practicar la justicia. Porque, como lo sostuvo desde un principio, “no le gusta ser injusta con nadie”.
Podés ver la entrevista completa en este enlace.