La Junta Municipal de Asunción aprobó ayer la declaración de valoración e importancia en Asunción de la especie con nombre científico Didelphis albiventis o zarigüeya, más conocida como mykure en Paraguay. La concejala Jazmín Galeano pide una campaña de concienciación sobre la vida de estos animales.
La edil solicita a la intendencia el inicio de campañas de alta difusión en sus redes sociales sobre la importancia de la conservación de los mykures que habitan la capital del país. Manifestó que se trata de uno de los animales más inofensivos para las personas. Lamenta la “mala fama” de las zarigüeyas entre la población paraguaya, que ataca y mata de manera cruel por ignorancia o maldad a estos animales.
“Estamos trabajando en una ordenanza para la protección de la fauna silvestre urbana, porque son muchas las especies como el mykure que por ser feítos o por ignorancia son exterminados y deberían ser protegidos por ser elementales para el ecosistema”, escribió la concejal en su cuenta de Twitter.
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Para Galeano, las zarigüeyas deben habitar tranquilos al igual que las ranas o abejas. Insisten en terminar con mitos sobre ellas con un llamado a la ciudadanía para la protección de las especies que cumplen un papel en el balance del ecosistema.
“Son animalitos nocturnos y de poca interacción social. Por miedo e ignorancia, mucha gente les mata todos los días. Creen que son ratas. Que son agresivas y portan enfermedades. Si le ves en tu tejado o por los arbustos, ¡dejáles porfa! Aléjate para no asustarles y se van a ir ¡no te harán daño! Cuídales de tus perros o gatos, que quizás les puedan hacer daño.
Vida de los mykures
La concejal refirió que estos animales se adaptan a zonas urbanas, por lo que se les podría encontrar en el patio de cualquier vivienda y subrayó que no les gusta la luz ni el ruido. Galeano celebró el logro y aprovechó su cuenta de Twitter para explicar la vida de estos animalitos.
Señaló que son omnívoros y se alimentan desde frutas a insectos, caracoles. Recalcó que los mykures son elementales para el balance del ecosistema, ya que se encargan de la limpieza y control de plagas. “Uno de ellos puede comer hasta 500 garrapatas por año. A pesar de su aspecto agresivo, cuando se sienten amenazados se defienden haciéndose los muertos. A veces como mecanismo de defensa muestran los dientes y por eso parecen agresivos, pero no lo son”, explicó.
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