Las poblaciones más vulnerables con relación a los cuadros alérgicos y los cambios bruscos de temperatura son la infantil y la de la tercera edad. Esto se da en la niñez, sobre todo en la primera infancia, que es hasta los 7 años de edad, porque después el sistema inmunológico empieza a adquirir anticuerpos necesarios y tiene buena tolerancia inmunológica.
De igual manera, así como los niños, los ancianos son más vulnerables debido a que su sistema inmunológico se deteriora cada vez más a causa de la vejez. En este sentido, el doctor Ricardo Meza, especialista en alergia e inmunología de la Cátedra y Servicio de Pediatría de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA, dijo que en Paraguay se dan muchos más casos a raíz del clima bastante inestable que tenemos.
“Acá estamos acostumbrados al calor, a la sequía. Este verano fue muy intenso, con casi 3 meses sin lluvia, sin humedad y con incendios forestales que repercutieron de manera importante en el medio ambiente. Además de un invierno que, aunque en periodos cortos, suele ser intenso y con temperaturas de entre 1 ºC y 2 ºC, con lloviznas y vientos del sur bastante fuertes, son situaciones climatológicas perspicaces que afectan a la población infantil”, refirió.
Es importante destacar que las consultas en pediatría, en el área ambulatoria, son de 7:00 a 12:00 y de 13:00 a 17:00 por secretaría, y la urgencia de pediatría está abierta siempre, las 24 horas.
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Síntomas
El médico mencionó que aunque este otoño no hemos tenido un descenso importante de la temperatura, las mismas varían entre los 30 ºC durante el día y 14 ºC por la noche, factores climatológicos que afectan las vías aéreas haciendo que estas se resientan provocando inflamación e irritación.
Es ahí donde se manifiestan los síntomas nasales como congestión de la nariz, aumento de la mucosidad, rinorrea, que consiste en el escurrimiento del moco nasal a través de la fosas nasales y muchas veces sensación de ronquera debido a que la faringe se resiente, provocando inflamaciones en las amígdalas o irritaciones propias de la nasofaringe. Seguidamente, aparecen síntomas relacionados a las vías aéreas inferiores como tos, catarro o más adelante sibilancia o chillidos de pecho.
“Ahí tenemos lo que se cataloga como pacientes con rinitis alérgica y los asmáticos, que son más vulnerables aún y que debido a su condición de pacientes alérgicos, de por sí tienen síntomas durante todo el año. Y en invierno, cuando existen cambios a nivel del clima, las vías aéreas se resienten y al contraer otro tipo de infección, ya sea por virus o bacteria, esto empeora y ocurre lo que llamamos exacerbación de síntomas”, enfatizó.
Explicó que por eso, este tipo de pacientes son más vulnerables por comorbilidad, es decir que ya existe una enfermedad de base, pudiendo aumentar la probabilidad de contraer otras enfermedades como COVID o influenza, que agraven de por sí el cuadro.
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Seguimiento
Igualmente, el profesional destacó que también es importante mencionar que los pacientes alérgicos deben tener un correcto seguimiento.
“Deben acudir a sus consultas de control y cumplir con la medicación de base requerida, ya sea aerosoles o antialérgicos. En el caso de los pacientes asmáticos, su medicación antiasmática de base y no abandonar el tratamiento, porque como padres, al no administrarles su medicación, aumentamos el riesgo de que el niño presente síntomas de la enfermedad alérgica asociados a síntomas de enfermedades infectocontagiosas, que se dan mucho en la etapa escolar y en las guarderías”, apuntó.