El arzobispo de Asunción, monseñor Adalberto Martínez, ofició este Jueves Santo en la Catedral Metropolitana la misa de conmemoración de la Última Cena y el Lavatorio de los pies que, según el celebrante, deben representar la entrega servicial y el amor hacia los demás. En ese sentido, recordó a los mandatarios que no están para servirse del poder sino para servir.
“El seguimiento de Cristo exige humildad y servicio. No vine para ser servido, sino para servir, nos dice el Señor. Y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Esta lección se dirige en primer lugar a todos los que ejercemos algún tipo de responsabilidad como autoridad: eclesial, política, social”, expresó el monseñor en su mensaje.
Consideró que asumir una función de autoridad no significa “mandonear” ni tener poder para imponerse sobre quienes están a nuestro cuidado. “En el ámbito político esto debería ser todavía más claro. En lenguaje político se habla de mandantes y mandatarios. Los que ejercen el poder político son mandatarios, es decir, han sido puestos en sus cargos para servir al bienestar de sus mandantes, los ciudadanos”, observó.
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Sostuvo, además, que “los mandatarios no están para servirse del poder, sino son investidos de poder para poder servir”. “El mandato es el servicio al bien común de los ciudadanos. La salud, la educación, tierra, techo, trabajo, infraestructura, un ambiente saludable, entre otros, para favorecer a los más necesitados, indígenas, campesinos, niños, jóvenes, mujeres, ancianos, por una vida digna, plena y feliz”, recalcó.
El arzobispo de Asunción fue enfático en ese sentido e invitó a los que ejercen cargos de autoridad y que se consideran cristianos a un examen de conciencia sobre la coherencia entre su fe y su vida, y a aprovechar este tiempo de gracia para acercarse a Dios con corazón humilde y arrepentido y vivir la Pascua desde la conversión a Cristo.
“No se puede amar a Dios, a quien no vemos, si no amamos al prójimo, a quien vemos, está a nuestro lado, está a la salida del templo, está en las calles y en las plazas, indígenas, campesinos, niños, hombres y mujeres que son invisibilizados por la globalización de la indiferencia”, puntualizó el monseñor Adalberto Martínez.
Entre las celebraciones del Jueves Santo que se llevaron a cabo hoy en la Catedral Metropolitana se destacan la Misa Crismal durante la que se consagró el Santo Crisma y fueron bendecidos los Santos Óleos, así como la Misa de la Última cena y el Lavatorio de los pies, este último rito que incluyó el lavado de pies por parte del arzobispo de Asunción a un grupo de feligreses.