Se inició la Semana Santa con el Domingo de Ramos y los feligreses se hicieron presentes en varias iglesias del país para la tradicional bendición de las palmas, que significa la reverencia y veneración hacia Jesucristo y la algarabía de un pueblo por recibir a su salvador.
Una gran cantidad de personas se acercó hasta la Catedral de Asunción para la bendición de las palmas durante la mañana de este domingo. También en la Catedral de San Lorenzo hubo una multitudinaria presencia de fieles en el inicio de la Semana Santa, tras dos años de ausencia por la pandemia del COVID-19.
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En la ciudad de Piribebuy, departamento de Cordillera, también se llevó a cabo una procesión desde la capilla María Auxiliadora hasta el Santuario Dulce Madre de Jesús donde se realizó la celebración eucarística. La ceremonia estuvo marcada por una masiva concurrencia de los fieles.
El arzobispo de Asunción, monseñor Adalberto Martínez habló en su homilía de la importancia de la Semana Santa y llamó a la reflexión a los católicos, pidió realizar un examen de consciencia. “¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo ante mi Señor? ¿Quién soy yo ante Jesús que entra con fiesta en Jerusalén? ¿Soy capaz de expresar mi alegría, de alabarlo? ¿O hago cálculos humanos, guardando distancias del Señor? ¿Quién soy yo ante Jesús que sufre?”, expresó.
Así también indicó que “el Domingo de Ramos es la puerta de entrada de la Semana Santa” y agregó: “Gracias Señor por entrar en nuestros corazones, por la alegría que nace y renace como estos ramos verdes que agitamos como se agita el corazón, con el aroma de inciensos y ruda. Nos encaminamos con él, guiados por su vara y cayado, el buen pastor que se hace cordero manso para beber del cáliz de su propio sufrimiento, hacia el misterio de su muerte y de su resurrección. Hemos escuchado la pasión del Señor según el relato del evangelista Lucas. Nos hará bien en esta entrada, también reflexionar sobre nuestra vida cristiana.
En nuestro país se utiliza el pindó karai combinado con plantas medicinales para el tradicional Domingo de Ramos, en su mayoría las personas van en familia a la celebración. El pindó bendecido es utilizado para la protección del hogar; el mismo debe ser renovado cada año en el siguiente Domingo de Ramos, el uso del pindó karai para la celebración viene de los guaraníes que lo empleaban para dicho ritual inicialmente.
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Los asistentes a la bendición de las palmas portan en sus manos las ramas, en representación al acontecimiento que se vivió en la entrada de Jerusalén. En la procesión ingresan hasta el templo donde se celebra la misa para recibir la bendición por medio de agua bendita impregnada por el sacerdote.
Otra representación de las palmas es que mediante ella se proclama a Jesús como el rey de la tierra y de los cielos. Como lo indica San Juan 12: 12-15; muchos de los que habían ido a la fiesta se enteraron de que Jesús se dirigía a Jerusalén; tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando a voz en cuello: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el Rey de Israel!
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