Después de dos años de educación virtual a causa de la pandemia del coronavirus, los alumnos de primaria y secundaria de nuestro país volvieron a las aulas y a las diferentes actividades físicas como la práctica de deportes y juegos.
Seguir las clases desde casa y estar tanto tiempo encerrados repercutió de alguna manera en el estado físico de los chicos, porque, según estudios, a nivel mundial se agravó el sedentarismo y muchos, incluso, subieron de peso, por lo que el retorno al colegio no los encuentra en las mejores condiciones físicas.
Teniendo en cuenta esta situación, es de suma importancia realizar un chequeo médico a los escolares al inicio del año lectivo para evaluar su estado de salud y prevenir enfermedades. Además, uno de los requerimientos para que los alumnos puedan participar de las clases de educación física es la presentación del certificado médico.
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El profesor doctor Jimmy Jiménez, jefe de Cátedra y Servicio de Pediatría de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA, recomienda que la población infanto-juvenil acuda a consultas pediátricas de evaluación médica, para verificar la condición física en la que se encuentra el niño o el adolescente, y certificar si está en condiciones óptimas o no, para la práctica de deportes o ejercicios físicos de acuerdo a la edad.
“Se trata de un examen clínico mínimo, pero a esa edad los chicos sanos acuden al médico una o dos veces al año nada más, por lo que se aprovecha para hacerles una evaluación completa que incluya el historial, los antecedentes, el examen físico y algún laboratorio o electrocardiograma si es que el médico considera que pudiera haber algún riesgo o si el niño o joven realiza prácticas de alto rendimiento o de competencia, para lo cual va requerir de un esfuerzo mayor”, explicó el especialista.
Agregó que dichos controles también les sirven a los profesores para que tengan cuidado con no exagerar con los ejercicios, y estos se hagan en condiciones ambientales adecuadas, esto teniendo en cuenta nuestras altas temperaturas, por lo que se recomienda que dichas actividades se desarrollen en horarios adecuados en que no haga tanto calor.
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Rangos laboratoriales y electrocardiograma
“Con el chequeo, lo que los pediatras evaluamos es si el alumno está apto o no para la realización de ejercicios. Entonces, valoramos las condiciones físicas con los antecedentes y rangos laboratoriales adecuados y el electrocardiograma, que por lo general no hace falta, pero que, al tratarse de un control anual, es lo más recomendable”, apuntó el doctor Jiménez.
El pediatra subrayó que, en el caso de que surjan dudas con respecto a la situación clínica del paciente, se piden estudios más especializados o se deriva con un especialista infanto-juvenil, ya sea un cardiopediatra o neuropediatra, si las condiciones no se ajusten a ciertas prácticas deportivas.
El jefe de Pediatría del Hospital de Clínicas recomendó también los controles anuales de vista y oído al inicio del año escolar. “El niño o niña debe ver y escuchar bien, caso contrario pueden ocurrir un retroceso en el aprendizaje”, aseveró .
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“Por eso es muy importante que los padres, sobre todo durante los primeros años de edad escolar, lleven a sus hijos a consultar con estos especialistas para un diagnóstico e indicación de tratamiento precoz, de manera a corregir la afección y puedan aprender mejor”, añadió.
Finalmente, el profesional instó a los padres a que lleven a sus hijos a inmunizarse contra el COVID-19. “Los niños a partir de los 5 años de edad deben ser inoculados, pues la vacuna es una necesidad perentoria y tanto padres, abuelos, niños, todos debemos estar vacunados”, enfatizó.