La casa está en silencio. El trombón, su compañero inseparable, lo espera en un rincón. El gran maestro Remigio Pereira Pintos, uno de los valuartes de la música y la cultura paraguaya, le está dando batalla al vil coronavirus en una sala de terapia intensiva del Hospital Ingavi del IPS. Sus seres queridos piden orar por él y colaboración para los gastos médicos.
“Mi papá empezó la semana pasada con un poco de tos, que se fue acentuando. Después de consultar en el Rigoberto Caballero, fuimos de nuevo a casa, pero él empeoraba. Recurrimos a atención privada y el médico nos recomendó que se le trajera al Ingavi donde le diagnosticaron neumonía por COVID”, relató su hija, Belén Pereira en comunicación con La Nación.
El músico de 60 años fue internado la tarde del pasado viernes 25 en el hospital periférico del Instituto de Previsión Social, ubicado en Fernando de la Mora. Esa misma noche, alrededor de las 23:00, tuvo que ser trasladado a la Unidad de Terapia Intensiva en vista de que saturaba cada vez más bajo, incluso con ayuda de oxígeno.
A cinco días de su internación, su estado sigue siendo delicado. “Todavía no sale de ese cuadro. Está intubado, boca para abajo, porque es la única manera que satura un poco mejor. Los médicos trataron de ponerle boca arriba, pero no resultó. Tiene arritmia y los pulmones están comprometidos, a consecuencia también de sus años de fumador”, señaló, a su vez, la periodista Celsa Pereira Pintos, hermana del trombonista.
Gracias a que siempre extremó los cuidados por su condición de hipertenso, Remigio Pereira esquivó el virus durante casi dos años de pandemia; pero, desafortunadamente, le llegó el turno en un momento en que estaba trabajando de lo más entusiasmado en mucho proyectos.
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En estos últimos tiempos estaba abocado a la calendarización de los eventos por los 100 años de don Arturo Pereira, su padre, el gran músico y actor popular conocido como “El ravelero de Punta Karapã”, una leyenda de la cultura paraguaya. También estaba escribiendo las últimas páginas de un libro, lo que le ponía muy contento, según contó su hija.
No solo un gran músico
El maestro del trombón no solo es reconocido por su profesionalismo y su calidad como músico, sino por su generosidad en cuanto a la transmisión de conocimientos; su casa siempre era un ir y venir de alumnos, colegas y amigos que llegaban hasta él para solicitarle ayuda con los arreglos de sus creaciones o pedirle que les escribiera algún tema, contó su hija.
“Mi papá siempre estuvo para todos. En el momento más feo de la pandemia, y cuando muchos de sus colegas o amigos caían enfermos o necesitados, él siempre les acercaba algo. Era siempre uno de los primeros en tenderles una mano. Y, justamente, hace poco me dijo que quería vender dos de sus composiciones para ayudarle a Luis D’Oliveira que también está pasando por una situación delicada”, comentó Belén Pereira.
Pero hoy es don Remigio quien está necesitando de la colaboración de todos para poder solventar los gastos médicos que conlleva su internación; los medicamentos para el tratamiento del COVID son onerosos, por lo que cualquier aporte será muy bienvenido.
Los que deseen enviar sus aportes pueden hacer en los siguientes números de celular: (0985) 871-836 y (0981) 348-006. “Y pedimos sobre todo mucha oración por él, porque el trombón de mi hermano debe seguir sonando”, manifestó Celsa Pereira.
Su gran pasión
El maestro Remigio Pereira Pintos abrazó la música desde sus tiernos 11 años, cuando ingresó a la Banda de la Policía Nacional. De aquella época siempre recuerda que llevaba un camioncito para jugar mientras aprendía sobre música. Además del trombón, también llegó a tocar la trompeta y el contrabajo en diferentes agrupaciones. También integró la agrupación Equipo 87 con el que tocaba en las fiestas más grandes del país.
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Casado con doña Limpia Franco, tiene tres hijos y seis nietos. Pereira es arreglador, solista de trombón, integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y de la Orquesta Sinfónica de Asunción (OSCA); maestro del Conservatorio Nacional de Música (Conamu) y un gran amante del jazz y de la música popular.
“Personalmente no me puedo quejar, siempre hice lo que me gustaba. Yo me siento dichoso y también muchas personas que hacen esto y viven de esto, porque da gusto despertarse con música y dormir con música, que es lo que a uno le gusta, lo que me gustó siempre”, había manifestado en una entrevista para La Nación hace algunos años.
“El amor que mi papá le tiene a la música es muy grande. Él tiene mucho todavía para dar, para enseñar y disfrutar de lo que ama. Queremos superar este momento difícil para que vuelvan esas melodías de trombón a casa y que él pueda realizar todos esos proyectos a los que estaba dedicado cuando enfermó”, expresó Belén Pereira.