Miles de trabajadores se ven afectados por el aumento de precios de los productos de la canasta básica, frutas, verduras y legumbres, así como también el gas que desde el lunes 21 de febrero presentó un aumento de G. 500 por litro. La Nación recorrió comedores municipales y consultó a cocineras si los precios de los platos también aumentarían así como consultó a trabajadores cuál es el gasto diario en alimentación y pasaje.
Doña Ives Barreto de Ávila es una de las más antiguas cocineras del Comedor Municipal del Mercado N° 4 de Asunción, trabaja en su puesto de venta de comida desde el año 1984, vivió y sorteó varias crisis económicas que golpearon al país y, principalmente, a los trabajadores y supo mantener su negocio pese a los obstáculos. En estos momentos, se encuentra luchando una vez más contra una de las más duras crisis económicas, a consecuencia de la suba de los precios.
“Subió bastante las verduras, frutas, en realidad todo tiene un costo elevado hoy día, el gas por ejemplo subió desde el lunes a G. 5.000 la garrafa más (garrafa de 10 litros)”, manifestó doña Ives a La Nación.
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Al ser consultada si la suba de los productos como cárnicos, verduras y ahora el gas, el costo del plato de comida también sufriría cambios, respondió que no sabe, ya que la gente que acude a comer allí son personas de ingresos muy bajos que incluso piden rebajas o negocian para pagar menos y a veces se van sin comer. “A los que trabajan de changas en changas no les alcanza”, dijeron.
“No sé si la suba va repercutir en nuevos precios, porque acá viene gente muy humilde, trabajadora que no pueden estar pagando precios más elevados, incluso están pidiendo un precio más bajo de lo que nosotros vendemos. Nosotros estamos vendiendo a G. 15.000 el plato de un menú económico y medio plato sale G. 12.000 y la gente me piden: ¿no me querés dar por G. 10.000 y qué es lo que vamos a hacer?, son gente del entorno del Mercado 4 que viene a comer y a desayunar acá, no se puede alzar más los precios, la gente necesita trabajar y comer”, dijo doña Ives.
Por otro lado, doña Flora Sugasti fue sorprendida por La Nación terminando de cocinar un suculento tallarín de pollo casero, de esos que ingresan por todos los sentidos e invitan a darle una probada en donde uno termina chupándose los dedos. Doña Flora coincidió con su colega la cocinera doña Ives en que todo subió de precio y que la gente regatea por la necesidad que tiene de comer, tras una larga mañana de duro trabajo en el Mercado N° 4.
“Todo subió, todo. Subió el huevo, el tomate, harina del maíz, queso, carne y claro que nos afecta, como a todos los trabajadores”, dijo doña Fora, quien también fue consultada si aumentaría el precio del menú económico, “sí, va subir un poquito, mucho no podemos alzar porque acá no viene gente con mucho dinero, acá vienen los compañeros de trabajo como la señora que vende pescados, el carretillero, la frutera y no les podemos alzar mucho”, agregó la cocinera.
Por su parte, doña Cristina Molinas, otra humilde cocinera del Mercado 4, dijo que la situación es bastante caótica y que de hecho va a empeorar con la suba del gas, ya que debido a esta suba varios otros productos se van a ir subiendo aún más, como los panificados. Doña Cristina, desde hace un tiempo solo cocina dos menús al día que son asado a la olla a G. 20.000 y caldo de gallina a G. 15.000, debido a la baja cantidad de clientes que tiene.
La que vende el pescado, el carretillero, la frutera, las yuyeras son normalmente los clientes asiduos de los comedores municipales, ya que estos dependen de sus ventas y trabajos, donde hay días en que el ingreso no se compara ni llega si quiera a un jornal mínimo, se las ingenian para comer y cuando no llegan a completar los números se conforman comiendo una empanada de G. 3.000 con un pancito de G. 1.000 o bien una tortilla con mandioca por G. 4.000, refirieron.
La Nación también sorprendió a una vendedora de salón de uno de los puestos del Mercado N° 4 en plena labor comercial. Estaba atendiendo a una doña que buscaba uniformes para sus niños, esta vendedora le mostraba todas las opciones que tenía, pero por el precio o calidad del producto, la señora se retiró sin comprar ninguna de las ropas que pidió ver.
La señorita que mostraba una excelente predisposición para con las personas, con una sonrisa y siendo muy amable, comentó que trabaja en el horario de 7:00 a 18:00 de lunes a sábado y los días domingo de 7:00 a 15:00 y que su sueldo es de G. 1.500.000, que es 789.324 menos que el sueldo mínimo legal vigente que es de G. 2.289.324 al día de hoy.
La vendedora refirió que todos los días recibe una vianda de uno de los puestos de comida del Mercado N° 4, ya que come en su lugar de trabajo ya que no puede desatender el puesto de ventas del que es encargada. El almuerzo económico que recibe de lunes a viernes tiene un costo de G. 15.000 y de forma semanal paga G. 90.000 por el almuerzo que llega a G. 360.000 al mes.
La señorita refirió que viaja todos los días en dos ida y vuelta, para presentarse en su lugar de trabajo, gasta solo en pasaje por día G. 9.200 que son casi G. 10.000, si es en un bus convencional, ni hablemos si le tocara subir a los buses diferenciados.
Entre el pasaje y el almuerzo, sin sumar merienda o alguna golosina que se compra en el bus normalmente, la joven lleva gastando G. 25.000, siendo su jornal diario G. 50.000 con su sueldo mensual de G. 1.500.000, según consultas de La Nación.
Lo mismo estaría gastando una persona que gana el sueldo mínimo, se gasta como mínimo G. 10.000 en pasaje y G. 15.000 en almuerzo, que da un total de 25.000 por día, que son G. 150.000 semanales y 600.000 mensual. Si la suma restamos al sueldo mínimo legal, a un humilde trabajador legal le quedan G. 1.689.324 para sus otros gastos.
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