Doña Pabla Castillo, la abuelita viral de 97 años que vive con sus tres perros y sus gatos, en el barrio Roberto L. Petit de Asunción, tras conocerse su historia a través de las publicaciones de Belén Duarte, una joven de buen corazón que la adoptó como abuela, enterneció a todo un país. Tras la repercusión de los videos, donde se relataba las carencias que tenía doña Pabla, entidades como la Empresa de Servicios Sanitarios S.A (Essap) y la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) le proveyeron de los servicios básicos para mejorar su calidad de vida.
Igualmente, la contactaron personas de buen corazón que prometieron refaccionarle totalmente su humilde pero añosa vivienda, que por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento oportuno se encuentra en pésimas condiciones. Cualquier apoyo para que esta abuelita viva con dignidad pueden comunicarse al: (0971) 537 350.
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La abuelita vivía sin los servicios básicos desde hace 12 años: consumía agua de pozo y sus vecinos le proveían de energía eléctrica a través de prolongadores. Tras la muerte de su hijo quedó solita en el mundo, pero con su carisma, su amabilidad y la grata conversación que brinda a todo aquel que se acerca a ella, se ganó el cariño de muchos hijos y nietos del corazón que le hacen compañía, como lo hace desde hace un año Belén Duarte.
La joven residente en la ciudad de Villa Elisa, todos los días, luego de su jornada laboral, se traslada al barrio Roberto L. Petit de Asunción a visitar a su viejita, ella se encarga de proveerle el almuerzo calentito, mediante el servicio de viandas que Duarte paga de forma semanal, por lo que en estos momentos comida no le falta.
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La abuelita, necesita de una atención médica periódica ya que por su avanzada edad necesita control médico, está perdiendo la vista y la audición por lo que tras las publicaciones también profesionales del Ministerio de Salud Pública la visitaron para verificar si necesita estudios para conocer su diagnostico de salud, según precisó Duarte a GEN.
La joven incluso, de forma silenciosa pero con mucho esfuerzo propio, acondicionó la vivienda de la abuelita; por ejemplo, le hizo un pequeño techo en su corredor, para que en días de lluvia doña Pabla no se moje al pasar de la cocina a su habitación o para ir al baño. Si bien es un techo precario, el gesto fue muy lindo para la abuelita e hizo que muchas personas ahora quieran acercarse a ayudarla.
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