Eran alrededor de las 14:35 de aquel caluroso martes 9 de febrero del 2021 cuando un trágico accidente aéreo se producía en la Fuerza Aérea Paraguaya, en Luque, conmocionando a todo el país. Siete personas perdieron la vida, pero un estudiante de 19 años, que venía con ellas desde Fuerte Olimpo, logró salvarse milagrosamente, convirtiéndose en todo un símbolo de resistencia y esperanza.

A un año de aquel terrible suceso, el joven sobreviviente, José Zaván, rememora ese episodio junto a su inseparable madre, su motor y gran artífice también de la extraordinaria recuperación de alguien para quien los primeros pronósticos médicos no eran muy alentadores.

“Esos momentos que pasé no me gustaría revivir. Hoy volvemos a recordar, pero eso nos da también mucha fuerza para poder hablar hoy y testimoniar el milagro de vida de mi hijo”, expresó emocionada Blanca Vaccari en su casa de Capiatá, hasta donde llegó la cámara del canal GEN.

Doña Blanca estaba en Fuerte Olimpo cuando recibió la noticia de que el avión en el que viajó su hijo a Asunción por cuestiones académicas se había estrellado en los dominios de la Fuerza Aérea, muy cerca del aeropuerto internacional. El aparato cayó sobre el predio militar, en la zona del estacionamiento de vehículos, posiblemente cuando los dos pilotos que estaban a cargo de la aeronave buscaban realizar un aterrizaje forzoso.

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En la ocasión perdieron la vida seis militares y un civil: el coronel diplomado Comando de Estado Mayor Aníbal Antonio Pérez Trigo; el teniente 1º piloto militar Willian Martín Orué Román; el mayor diplomado de Estado Mayor Alfredo Darío Céspedes; el teniente 1º de Aviación Marcos Samuel Romero; el teniente de Aviación Manuel Guzmán Sotelo Riveros; el suboficial mayor de Aviación Pedro Nelson López Morales y el funcionario público Críspulo Almada.

José logró salvar su vida gracias a una rápida acción de efectivos militares, fue trasladado en grave estado hasta el Hospital de Trauma donde estuvo en terapia intensiva durante 35 días. Los médicos no tenían grandes esperanzas sobre su recuperación, pero las ganas de vivir de José y la inquebrantable fe de su madre fueron mucho más fuertes.

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“Yo estoy muy agradecida con todos, con la gente de la Fuerza Aérea que estuvo ahí para poder auxiliarle en forma rápida y todos los profesionales de la salud de todos los hospitales donde estuvimos para que él pueda salvar su vida, recuperarse y rehabilitarse”, manifestó doña Blanca.

Para la madre de José, la divina providencia tuvo mucho que ver en la recuperación de su hijo. “Nos hemos encomendado muchísimo a María Felicia de Jesús Sacramentado (beata Chiquitunga) para que pueda intervenir en la recuperación de mi hijo, sobre todo para que su cerebro esté intacto y después para que podamos hablar de una recuperación total, porque depende mucho de eso para que podamos seguir rehabilitándonos”, manifestó.

El joven, quien tuvo que soportar varias operaciones a lo largo de estos meses, está en franco proceso de recuperación; sus avances son extraordinarios. Ahora hasta puede dar algunos pasos, algo que para los médicos, hasta hace unos meses, era casi imposible de que se pudiera dar.

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“Él está empezando a dar unos pasos solo, nosotros le ayudamos a pararse y él se equilibra para poder caminar”, contó su madre, quien dijo que, aunque José no es todavía una persona independiente, que aún necesita ayuda en todo, el hecho de que esté dando esos pasos es un gran aliciente para él para seguir motivado, “porque eso quiere decir que él puede más y más”, expresó.

José sigue al pie de la letra todas las recomendaciones de sus médicos, sus sesiones de fisioterapia y su alimentación, que son fundamentales para una recuperación completa. “Es un proceso lento. No maneja bien todavía sus manos y sus brazos, necesita aún de nuestros cuidados”, señaló la mujer, quien confía en que su hijo seguirá avanzando favorablemente para ir retomando una vida normal y poder realizar todos esos sueños que tenía antes de aquel accidente acaecido hace un año, un día como hoy.