Ante los trágicos sucesos del domingo 30 de enero en la ciudad de San Bernardino, ocurridos en el anfiteatro “José Asunción Flores” durante un festival musical, el psiquiatra Julio Torales indicó que vale la pena recordar que aquellas personas que han estado expuestas a esa situación están en riesgo de desarrollar estrés agudo o estrés postraumático.

El especialista explicó que un trauma o evento traumático se define como un evento que supone una amenaza significativa (física, emocional o psicológica) a la seguridad de una persona o de un ser querido y que resulta abrumador e impactante.

“Supone un suceso estresante extremo, algo fuera del ámbito de la experiencia humana normal, al menos para el grupo social al cual el individuo pertenece, y que produce consecuencias negativas tanto en la conducta como en las emociones del individuo. Entonces, el trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático son resultado de la vivencia de un evento traumático que supone una amenaza significativa (física, emocional o psicológica) para la seguridad de una persona o un ser querido de esta”, expresó.

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Factores que influyen

Indicó que los factores estresantes que causan estos trastornos son lo suficientemente abrumadores como para afectar a casi todas las personas. Por ejemplo, la muerte inesperada de alguien cercano, la enfermedad o daño grave de alguien cercano, tener un hijo gravemente enfermo, haber sufrido maltrato por la pareja o un cuidador, el combate militar, agresión sexual, agresión física, atracos, tiroteos, los desastres naturales o provocados por el hombre, accidentes graves o recibir un diagnóstico de enfermedades potencialmente mortales.

“¿Cómo diferenciar el trastorno de estrés agudo del estrés postraumático? Si los síntomas persisten más de 3 días desde el trauma, pero menos de 1 mes, estamos frente a un estrés agudo. Si los síntomas se prolongan durante más de 4 semanas, estamos frente a un estrés postraumático”, resaltó.

Torales mencionó que aunque entre un 50 a 90% de la población puede estar expuesta a eventos traumáticos durante sus vidas, no todos desarrollan estrés agudo o estrés postraumático y respondió a la pregunta de ¿por qué algunas personas pueden desarrollar estos trastornos y otras no?

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“Las características del trauma, de la persona y del contexto social influyen en la probabilidad de padecerlos. Por ejemplo, tras un desastre natural se puede ver hasta a un 15% de frecuencia en las personas expuestas, llegando al 80% en víctimas de agresiones sexuales. Asimismo, la desventaja social, incluida la edad más joven, el sexo femenino, el estado civil soltero, tener unos ingresos familiares más bajos y el desempleo se asociaron con un mayor riesgo de trastornos de estrés entre las personas expuestas a un trauma”, refirió.

Igualmente, señaló que las personas que desarrollan alguno de estos trastornos presentan alteraciones neuroendocrinológicas, con un eje hipotálamo/hipofiso/adrenal hipersensible, con mayor secreción de adrenalina y noradrenalina. “Esto repercute en la respuesta de miedo que presentan las personas con estos trastornos. Además, se han descrito concentraciones anormalmente elevadas de las hormonas tiroideas y otras hormonas de estrés”, agregó.

Aquellas personas que han estado expuestas a esa situación están en riesgo de desarrollar estrés agudo o estrés postraumático. Foto: Jorge Jara.

Síntomas

En cuanto a los síntomas de estos trastornos, alertó que las manifestaciones clínicas tanto del trastorno de estrés agudo como del trastorno de estrés postraumático se agrupan en cuatro grupos o “clusters” diagnósticos.

Cluster 1: Reexperimentación. Presencia de manera intrusiva de uno o más síntomas relacionados con la reviviscencia del suceso traumático: recuerdos involuntarios angustiosos y recurrentes, pesadillas y sueños angustiosos, reacciones disociativas en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso traumático (llegando incluso en una forma extrema a perder completamente la conciencia del entorno); visualización incluso de fragmentos o secuencias completas de imágenes que reproducen el evento de manera intrusiva (flashbacks), malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso traumático o reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan, recuerdan o se parecen al trauma.

Cluster 2: Evitación. Alteración de conducta o pensamiento consistente en la evitación persistente de estímulos relacionados con el suceso traumático, realizando esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos, sentimientos o recordatorios externos (personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones) acerca o estrechamente asociados al trauma.

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Cluster 3: Cogniciones o estado de ánimo negativos. Estos pueden ser la incapacidad para recordar un aspecto importante del evento traumático (por amnesia disociativa); creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo; percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso traumático que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás, apareciendo típicamente sentimientos de culpa o vergüenza; estado emocional negativo persistente; miedo, terror, enfado, disminución importante del interés o la participación en actividades significativas; sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás o incapacidad persistente de experimentar emociones positivas.

Cluster 4: Hiperalerta. Alteraciones de la alerta que incluyen un comportamiento irritable y arrebatos de furia que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos, comportamiento autodestructivo, alteraciones para concentrarse e insomnio. Además, las personas afectadas ven sus vidas complicadas, en lo laboral, familiar y académico. Demás está decir que estos trastornos pueden complicarse con otros cuadros psiquiátricos comórbidos y con intentos de suicidio.

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Tratamiento

El psiquiatra afirmó que afortunadamente, el estrés agudo y el estrés postraumático se pueden tratar. “Existen dos líneas principales de tratamiento: la psicoterapia y el tratamiento farmacológico. El tratamiento psicológico se ha postulado como el tratamiento de primera línea en algunas guías”, expuso. En este sentido, manifestó que tanto el Hospital de Clínicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) como los dispositivos del Ministerio de Salud tienen profesionales para tratar estos trastornos.

En el caso del Hospital Escuela, cuenta con la Cátedra de Psiquiatría, donde las personas se pueden agendar y consultar al número teléfonico 0992 782-394, por la mañana, de lunes a viernes. Mientras que en el Ministerio de Salud se pueden descargar los servicios disponibles desde: https://mspbs.gov.py/salud-mental.html.

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