Rocío Gómez. Itapúa.
Don Claro Sotelo salió como todas las mañanas, a las 6:30 horas de la mañana para trabajar en su campo, pensando que sería una mañana como todas. Su pareja, ña Basiliza, lo despidió como de costumbre, esperando que regrese para el tereré rupa que compartían siempre a media mañana. Lamentablemente, este martes la historia cambió para siempre.
El primero que encontró el cuerpo fue el hijo menor, quien fue en busca de su padre que demoró más de lo previsto en retornar al hogar. Este dio aviso a la policía.
A las 10:00 la policía de investigación de Itapúa, regional de San Pedro del Paraná, llegó al lugar, acompañados por la comitiva fiscal, y constataron el terrible informe. Claro Sotelo Ibarrola, de 73 años, se encontraba tendido en el suelo ya sin vida, con profundas heridas de machete en la cara, cuello y cabeza. El machete ensangrentado había sido tirado al lado de la víctima, luego de asestarle los cortes que acabaron con su vida.
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Intentando descifrar lo ocurrido, se dirigieron a la casa del vecino más próximo, Alejandro De Jesús González Ferreira, de 25 años, para preguntarle si vio algo o si podía colaborar con la investigación. Al momento de contestar, cayó en varias contradicciones. El fiscal a cargo, Ever García, le pidió que entregue la ropa que vestía esa mañana. El joven accedió y entregó la ropa, que estaba manchada con sangre seca, y que una de las prendas estaba mojada, en un intento de lavar las manchas. El fiscal pidió su inmediata detención.
Los oficiales cumplieron en informarle sobre sus derechos según el artículo 12 de la Constitución Nacional: el motivo de su detención, que su familia sea informada de la detención, libre para comunicarse, entre otros.
Según el médico forense, habría recibido un primer golpe con el que cayó al suelo, y luego varios otros machetazos una vez caído. Contaba con heridas hasta en la columna vertebral. Igualmente, la comitiva continúa con las averiguaciones.