Paraguay se prepara para iniciar la campaña de vacunación contra el COVID-19 en menores de 5 a 12 años. En ese sentido, la doctora Ana Campusano, especialista en clínica pediátrica e infectología, además presidenta de la Sociedad Paraguaya de Pediatría, habló sobre la trascendencia para el Paraguay de poder acceder a las vacunas pediátricas contra esta enfermedad que afecta al mundo entero.

En una entrevista exclusiva para el programa “Fuego Cruzado”, que se emite por el canal GEN, señaló que para cualquier pediatra y para cualquier ser humano la confirmación de 46 niños fallecidos a causa de una enfermedad prevenible con vacunas es un hecho dramático. “Ningún niño debería fallecer de una enfermedad prevenible con una vacuna. Ni hablemos de los menores que hicieron cuadro severo y han sido internado”, enfatizó.

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La profesional señaló que para cualquier médico pediatra existen dos complicaciones agudas del COVID-19 en menores de edad que genera mucha preocupación en las sociedades científicas y médicas; por una parte el Síndrome Inflamatorio Multisistémico, que afecta al sistema cerebro, corazón, hígado, riñones y otros. Mientras que la otra complicación es el COVID prolongado de varias semanas, con un niño o niña con problemas de sueños prolongados, dolores de cabeza, falta de concentración, dolores abdominales o fatiga muy prolongada. “Realmente para mí esos signos son muy temibles, un niño que esté hasta 12 semanas enfermo con esos síntomas no es nada agradable”, enfatizó.

La profesional resaltó que la vacunación en niños, sobre todo, es tan sublime e importante y tan trascendente en la vida de los menores. Recordando cómo lograron vencer a la poliomelitis y otras enfermedades del pasado, trajo un gran alivio cuando comenzaron las campañas de vacunación. “Yo pienso que deberíamos correr a vacunar a todos los niños y niñas”, enfatizó.

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Dejar de lado el egoísmo

Asimismo, pidió a la sociedad dejar de lado el egoísmo y ser más generosa, teniendo en cuenta que a mayor cantidad de niños y niñas vacunados se podrá retomar las clases presenciales con menos temor. Así como la mayor cantidad de docentes inmunizados, también brindará mayor tranquilidad al sistema educativo para retomar las clases presenciales.

“Los padres tienen la responsabilidad absoluta de llevar a sus hijos a vacunar, de manera que cuando comiencen las clases, los menores ya cuenten con dos dosis de los inmunológicos. Quizás no la defensa total, porque eso se logra 14 días después de la segunda dosis. Tal vez si la campaña de vacunación comienza la próxima semana, tal vez el Ministerio de Educación podría retrasar unas semanas el inicio de las clases presenciales para que la inmunidad sea más segura, al menos yo lo haría”, indicó.

Por otra parte, señaló que históricamente la franja etaria de 5 a 12 años está más acostumbrada a recibir alguna dosis de vacuna, igualmente los padres están más acostumbrados a llevar a sus hijos a los centros vacunatorios. Pero señaló que es la franja de adolescente de 13 a 18 años la más reacia a acudir al pediatra en primer lugar y luego recibir algún tipo de vacunas.

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“En la adolescencia es un drama vacunarlos, sobre todo cuando son los varones, no quieren acudir a los consultorios pediátricos, menos quieren vacunarse. En cambio en la franja etaria de 5 a 12 años, creo que vamos a tener mayor éxito y ojalá que los adolescentes se vacunen, porque lo que más están teniendo formas complicadas del virus son los adolescentes”, acotó.

No obstante, resaltó que las coberturas de vacunación, anterior a la pandemia, han sido buenas, teniendo en cuenta que el programa de vacunación del Paraguay es uno de los más completos en América Latina y uno de los mejores. Así que es voluntad de los padres que vayan a vacunar a sus hijos.

“No se justifica que un solo niño sea internado en terapia ni cuidados intensivo y mucho menos que fallezca por una enfermedad que es prevenible por vacunas. Es un despropósito y los padres que no vacunen a sus hijos son inconscientes. Si bien hay múltiples factores que podrían llevar a los padres a no vacunar a sus hijos, pero el principal es la inconsciencia y la ignorancia con respecto a la historia de las vacunas, y a lo que implica la vacuna en sí”, concluyó.

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