Existen preconceptos muy negativos hacia los uniformados en el país, especialmente por aquellos que prestan servicio en la Patrulla Caminera para los conductores y cuando estos se acercan, es motivo de miedo, ya que algo podría estar mal. Afortunadamente, este no fue el caso de don Roberto Euclides Páez, un ciudadano residente en San Bernardino, quien tuvo un percance y los agentes de la Caminera no dudaron en darle una mano.

Páez, en compañía de sus dos hijos de 8 y 11 años, se dirigía de Itauguá a San Bernardino ayer en horas de la calurosa tarde cuando explotó una de las ruedas de su camioneta y fue a dar en una banquina. El hecho le causó un gran susto debido a que se encontraba con sus hijos, pero afortunadamente el percance no pasó a mayores.

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Cuando el hombre se disponía a cambiar la rueda de su móvil, una patrulla de la Caminera venía del lado opuesto, con dirección a Itauguá, pasó lentamente frente al lugar donde se encontraba. Luego, el mismo móvil de la Caminera hizo un retorno, volvió y se estacionó atrás de la camioneta de Páez, bajaron tres agentes y le ofrecieron su ayuda.

“Fue una experiencia que le ocurre a cualquier ciudadano, solo que tenemos preconceptos por la vestimenta, el uniforme más que nada, pero a mí me tocó un gesto muy noble por parte de ellos, sobre todo viendo que mis criaturas estaban conmigo en medio del calor intenso de ayer”, recordó Páez en comunicación con La Nación.

Los tres agentes de la Caminera bajaron del móvil, ofrecieron de forma amable su ayuda, colocaron las balizas en la ruta, empezaron a dirigir el tránsito, mientras otro de los agentes se dispuso a cambiar la rueda de Páez.

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“Explotó la rueda de la camioneta, me asustó eso más que nada, gracias a Dios no pasó a mayores. A eso veo que una Patrullera estaba viniendo despacito de San Bernardino, retoman, por el tráfico que había hacen un retorno en U, se ponen detrás de mí, se bajan los tres agentes, pusieron la baliza y dirigieron el tránsito porque eran como las 16:00 más o menos de intenso tráfico en la salida de San Bernardino por la temporada”, relató.

El hombre en todo momento recalca lo amable que fueron los uniformados y resaltó el gesto humano y loable que tuvieron con él, de forma desinteresada, ya que las personas, lejos de ver en ellos a alguien que puede ayudar, los califican de la peor manera y rescató que no todos los que forman parte de estas filas son iguales.

“Para mí fue algo muy gratificante, sobre todo un gesto muy humano porque, en lo que respecta al uniforme, también son padres, hijos, hermanos, entonces ellos vieron en mí una persona que necesitaba ayuda y ayudaron. La verdad fue muy agradable la acción de ellos, muy a pesar de que tengamos de ellos un preconcepto con respecto a la actitud de muchos de ellos, ayer demostraron que no todos son iguales y quise que la gente sepa que en las filas de los uniformados, en este caso de la Caminera, hay buenas personas”, finalizó.

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