Por Yesica Vera Zarza

En junio pasado se cumplieron 30 años de creación de la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú, ubicada en el departamento de Canindeyú. La misma fue creada por Ley de la Nación Nº 112/91, convirtiéndose así en la primera reserva privada del Paraguay. Actualmente, con sus 64.405 hectáreas, constituye uno de los últimos grandes remanentes de bosque de la Región Oriental de nuestro país.

El lugar es administrado por la Fundación Moisés Bertoni (FMB), que asumió el compromiso ratificado en la ley de conservarla a perpetuidad. Para su conservación, ejecuta sus acciones enmarcadas en lo que se denomina una triple línea de resultados que integra: valor ambiental, valor social y valor económico.

La Reserva Mbaracayú cuenta con un equipo conformado por 21 guardaparques, siendo mujeres 2 de ellas, quienes realizan trabajos de patrullaje de monitoreo para la identificación de actividades ilegales, mantenimiento de los caminos de acceso y caminos internos, mantenimiento de puentes e infraestructuras, acompañan a visitantes, entre otras tareas de coordinación con otras áreas de trabajo de la fundación.

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Oriunda de Villa Ygatimí, departamento de Canindeyú, Elida Gómez, de 30 años, es guardaparque de la reserva desde hace 10 años. Es exalumna del Centro Educativo Mbaracayú, un colegio exclusivo para mujeres que funciona en medio de la reserva y que nace con el objetivo de promover la transformación de las jóvenes, en su mayoría de zonas rurales, en líderes de sus comunidades y poderosas agentes del desarrollo sostenible.

La joven hizo sus estudios de bachiller en el 2009, 2010 y concluyó en el 2011. Se trata de una de las 2 mujeres que es guardaparque de la reserva del total de 21 personales. “A mí me encanta la naturaleza, pasear por el bosque, los senderos, el arroyo, entonces presenté mi currículum y me contrataron”, comentó.

Al ser consultada acerca de su desempeño en un trabajo que era exclusivo para hombres, dijo que para ella es muy normal. “Acá somos como una familia grande, no hay diferencias, todos por igual nos tratamos”, enfatizó.

La mujer contó que realizan trabajo de patrullaje 3 a 4 veces al mes y que en cuanto a las tareas que llevan a cabo, todo le gusta hacer. “De todo hacemos acá, recorrido por el bosque, los senderos, para limpiar, cambiar carteles, tenemos visitas todas las semanas. Patrullaje hacemos una vez por semana, pero normalmente dura entre 3 y 5 días de seguido y lo hacemos dentro del bosque. En 3 días se camina mucho y en 5 mucho más. También hacemos recorridos diarios de una hora por ejemplo, entre 2 y 3 km”, destacó.

Tanto las personas que visitan la reserva, los que forman parte de la fundación y los guardaparques, todos quieren ser parte del “avistamiento” del jaguarete, el animal que no se deja ver fácilmente y que necesita unas 10.000 hectáreas para reproducirse, ya que de lo contrario no lo hace.

“Una vez vi un tigre, siempre quise ver y esa vez tuve suerte. Normalmente, el jaguarete sale de madrugada, pero también en días de lluvia, entonces ese día tuve la suerte de ver porque era un día nublado y era después del mediodía, estaba en la zona”, resaltó.

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Señaló que cada animal tiene su zona. “Le vi en el km 21 de nuestro camino interno, era su zona, no era nada agresivo, no estaba con cría ni en celo”, explicó.

Igualmente, es importante puntualizar que en Paraguay, la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú es el sitio que conserva el mayor número de especies amenazadas. Mediante monitoreos con cámaras trampa, registros recientes evidencian la existencia y reproducción de ejemplares de jaguarete.

La existencia del jaguar (panthera onca) es de gran relevancia, ya que, con presencia en 18 países, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es de “casi amenazado”; sin embargo, en varios países ya se le considera en un nivel mayor de riesgo. La reducción de su hábitat es la principal amenaza, pero en los últimos años el tráfico de sus partes hacia países asiáticos es otro de los peligros que debe enfrentar la especie.